Final.

467 57 23
                                    

La castaña sentía todo su cuerpo adormecido, era una especie de calma que te relajaba, pero en su caso la estaba espantando. No sentía nada, y tampoco podía oír algo, todo parecía irreal, como otro mundo. Y es que no podía ver nada, todo era negro, todo era oscuridad. Ni siquiera se podía ver a misma, lo cual era raro.

Después, hizo amago de abrir sus ojos, pudo hacerlo sin sentir nada. Pero todo seguía oscuro. De pronto, una luz blanca la cegó por completo. Cerró nuevamente sus ojos y al abrirlos, lo vio a él, de nuevo... Riker estaba parado ahí, frente a ella, rodeado de luz cegadora.

—¿Estoy muerta? —preguntó apenas vio al Rubio frente a ella.

Riker sonrió de costado, él era consciente de que algo dentro de Laura había cambiado. En otras circunstancias, lo primero que habría hecho habría sido ir corriendo a sus brazos. Ahora todo era diferente.

—No estás muerta —Laura sintió alivio en ese momento, pero desapareció enseguida, porque no entendía lo que estaba sucediendo —. Pero a partir de ahora, tú vida será muy diferente.

El ceño de Laura se frunció ante esa respuesta. ¿Su vida sería muy diferente? Eso carecía de sentido para ella.

—Estoy aquí gracias a ti, soy yo quién se puede ir al cielo —aclaró Riker. Laura lo miró con algo de pena, eso significaba que está era la última vez que se verían. Tú pudiste averiguar quién es mí asesino, conseguiste arreglar las cosas —sonrió de costado, a modo de agradecimiento —. Y también, conseguiste que mi hijo pudiera nacer sano y salvo —el corazón de Laura dio un salto, porque aquello le había dolido un poco —. Gracias por todo.

Riker iba a abrazar a Laura, pero ella lo impidió alejándose unos pasos, estaba muy confundida gracias a todo lo que estaba sucediendo ahora mismo y un poco dolida por la despedida.

Te perdonó —soltó de repente sorprendiendo a Riker —. Te perdonó por haber tenido una amante, por tener un hijo con ella y por todos los secretos que guardabas —suspiró con cansancio, Riker la miró con pena.

—No sé que te haya dicho Lodovica, pero tienes que saber que nunca nos acostamos —Laura le iba a gritar por mentirle en la cara, pero él se adelantó: —. Lo que realmente pasó fue que yo la conocí en la Discoteca, éramos muy buenos amigos y un día, ella intentó asesinarse, porque él doctor le dio la mala noticia de que es estéril —el corazón de Laura estaba paralizado, todo eso sonaba espantoso. No podía ser una mentira, porque nadie podría imaginar todo eso en un instante —. Bueno, ella necesitaba ayuda y decidió probar la indemnización artificial, fue ahí donde yo la ayudé, sólo porque éramos cercanos —aclaró con tono serio —. Si dijo alguna mentira, seguramente fue porque no tiene muchos recursos. No la estoy defendiendo —aclaró.

Confusiones y peligros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora