Capítulo 7: ¡Amo a Maroon 5!

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  • Dedicado a Carolina Agudelo
                                    

  Will gimió de dolor al yo, con suavidad, limpiar la sangre de su rostro con un pañuelo que traía en mi bolso.

  No me encantaba hacerlo “sufrir” provocándole escozor en el labio inferior, que tenía una pequeña fisura en el borde, de la cual brotaban pequeñas pero abundantes gotas de aquel líquido escarlata que no dejaba de atormentarme. No servía para ser médica, eso lo tenía muy claro. Me daba pánico la sangre. Pero si se trataba de Will, haría lo que fuera necesario por hacerlo sentir mejor.

  — Quédate quieto —le reclamé ante sus incesantes movimientos para tratar de escapar del dolor. No me dejaba limpiarlo en el lugar correcto. Mi puntería era mala, y con él moviéndose se me hacía imposible posicionar el pañuelo en donde todavía lo cubría la sangre.

  — No tendría que quedarme quieto si no estuvieras torturándome —bromeó, y noté que en su boca se crispaba una sonrisa que desapareció rápidamente, pues el agarrotamiento de la herida no lo dejaba mantenerla.

  — Ja, ja —hice una falsa y breve “risa” cargada de ironía —. Al menos dime gracias por hacerte este favor para no llamar la atención una vez volvamos a entrar allí. No quiero que Alice me eche la culpa de tu golpe.

  — Gracias —profirió —. Y… no creo que ella haría eso. Se llevaron bien, ¿no?

  Sí, claro, la adoro, pensé sarcásticamente, si a que ella me echara un vaso de refresco en el vestido de mi mejor amiga, la cual fue tan amable en prestármelo por una noche, le llamas “bien”, entonces sí.

  No dije nada, más bien dejé que se quedara como una pregunta retórica. Se notaba tanta ilusión en su voz, que no tuve el valor de decirle que la odiaba. Quizás más, mucho más adelante le diría. Cuando nos conociéramos mejor aún.

  Seguí removiéndole sangre por un minuto más, hasta que en su rostro no quedó rastro de ella. Sólo había un pequeño detalle que me era imposible solucionar, y era la pequeña pero enrojecida abertura en su labio.

  — Esto… es todo lo que pude hacer —concluí guardando, sin elección, el pañuelo ensangrentado de nuevo en mi bolso… nada agradable.

  — Muchas gracias, Nats.

  — De nada, Wills —traté de devolverle el extraño apodo que me había designado, sin éxito alguno. Sonaba patético.

  — Sabes que no va a funcionar.

  — Pensé que dirías eso —declaré sonriente —, pero valía la pena intentar.

  Él rió suavemente, y nos dirigimos caminando a paso lento pero seguro devuelta a la mansión. Mientras mis pies avanzaban, dibujaba con la mirada el césped del jardín, el cual tenía algunas gotas de rocío y su color verde oscuro inundaba los alrededores.

  Al acercarnos un poco más a la casa, alcancé a oír una de mis canciones favoritas… “She Will Be Loved”.

  Al identificar su linda letra y suave sonido, levanté mi cabeza gacha, y frené en seco, para dedicarme a oírla por al menos unos segundos… me recordaba tantas cosas.

  Will pareció notar en un segundo que ya no me encontraba a su lado, y volteó la cabeza hacia atrás, encontrándome con los ojos fijos en la entrada de la mansión. Caminó hacia atrás para encontrarse conmigo a unos tres pasos de distancia, y se quedó observándome cauteloso. Podía ver en su mirada, que trataba de descifrar por qué había parado.

  — Adoro a Maroon 5… —susurré encantada de oír la voz de Adam Levine, el vocalista, de nuevo adentrarse en mis oídos y llenarme de gusto —. Son mi banda favorita.

15 Minutos de Fama (En espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora