Capítulo 17: Hotel Plaza

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    …Intenté avanzar un paso hacia un lado, sin mirar, y casi me tropecé con una escoba del almacén del hotel. Tambaleándome, me vi salvada por los brazos de Will, quién me devolvió a mi posición normal, avanzando, hasta que mi espalda chocó con la pared del cubículo y él me tuvo entre sus brazos y empezó a besarme con pasión.

  Mi corazón comenzó a latir a mil por hora, exigiendo paso a través de mis costillas para saltar al exterior y perderse en el ambiente apasionante que me rodeaba en aquellos momentos.

  De nuevo, mi molesta parte lógica empezaba a vociferarme en mi mente que parara de corresponderle el beso con desesperación acumulada, que me alejara de él. Por un momento me vi dominada por sus consejos y quise hacerle caso y apartarme de Will, pero de repente entró en el acto mi parte creativa y emocional, a decirme que continuara, que me dejara llevar por mis deseos más profundos, porque aquello era lo que siempre quise… y estaba sucediendo.

  Mandé al diablo a mi parte racional, y clavé mis dedos en el tejido de su camisa blanca, palpada por resistente musculatura debajo, aprovechando al máximo una de mis descargas más fuertes de adrenalina y ansias de que el momento jamás culminara.

  Sofoqué un grito de sorpresa, cuando me tomó por la cintura y me levantó para colocarme encima de una de las estanterías vacías, dejándome a su misma altura. Claro, me llevaba una cabeza.

  Se inclinó hacia adelante agarrando mi rostro con más suavidad de la que esperaba por su parte en esos instantes, haciendo que nuestros cuerpos intentaran tocarse, pero no del todo.

  Me dejé llevar por sus besos, tan perfectos, tan inmortales, mientras le rodeaba la cintura con mis piernas. Pero una punzada de dolor e inseguridad me atravesó el cuerpo como una descarga de electricidad, que me hizo temer que yo no fuera tan buena besando y que no lograra satisfacer sus requisitos.

  Me intenté apartar por unos momentos de incertidumbre, que se desvanecieron cuando al tela de mi vestido de Anne Klein —el cual me había costado una fortuna— fue rasgado por sus dedos, lo que atrajo el pensamiento de que en realidad la tela era muy fina, y sentí sus manos sobre la piel desnuda de mis muslos. Me estremecí ante el contacto, más decidí jugar el mismo juego, explorando sus abdominales por debajo de la camisa de algodón, sin dejar de besarlo.

  —Natalie… —logré escuchar un susurro a lo lejos. Por un momento creí que venía por parte de Will, pero después de que se repitió, insistente, identifiqué una voz femenina… para nada parecida a la de Will.

  —Natalie… —allí estaba de nuevo, perturbando mis pensamientos, los cuales se querían perder entre los besos y caricias de Will, que seguían erizándome la piel…

  —¡Natalie!

  Me sobresalté, pegando un brinco en mi silla. La aguda voz de Kate me había sacado de mis fantasías mientras escaneaba cada centímetro del cuerpo de Will imaginándome cómo serían sus besos…

  A decir verdad, a medida que pasaba el tiempo, mis deseos de tener a ese sexy cantante entre mis brazos se habían vuelto más… degenerados, depravados… corrompidos. Nada común en mi pequeña e inocente cabeza en la que continuamente se reflejaba la tabla periódica, tratando de descifrar pequeñas preguntas científicas al azar que se me presentaban. Mis hormonas empezaban a jugar sucio con mi mente, atrayendo a ella imágenes de Will y fantasías que terminaban con vestidos rotos y mi virginidad perdida con el hombre a quién más amaba y sólo me veía como su mejor amiga, en la cual siempre podía confiar y contarle lo que le sucedía.

  Si tan sólo echara un vistazo por mi mente, de seguro cada vez que me viera saldría disparado lejos de mí, con tal de no verse atormentado por mi locura por él.

15 Minutos de Fama (En espera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora