NOTA DE LA AUTORA: Hola, hola!! He retomado mi queridísima historia, aquí en Nueva Escocia, un domingo por la tarde. No hay nada mejor que hacer que escribir (obvio, escribir es lo mejor! duh!), y, ya que algunos de ustedes no podían esperar un minuto más sin saber qué seguía, aquí les dejo algo genial con lo que se podrán entretener y, además (como siempre), quedar intrigadísimos.
Quería pedirles perdón por mi ausencia de capítulos en esta historia, pero es que normalmente estoy muy ocupada y no tengo tiempo ni inspiración para escribir. Aunque este capítulo está un poco más corto, espero que lo disfruten. De ahora en adelante haré capítulos más cortos, pero, por consiguiente, serán más abundantes, lo prometo. No los dejaré esperando tanto como lo he hecho. Les doy mis más sinceras disculpas...
En fin, voten, comenten, déjenme saber en qué grado de intriga los dejé ;)
xoxo, Pofy05.
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Dejé que mis rodillas cedieran y me desplomara en el suelo arrodillada. Sentí un dolor agudo en el pecho. Me costaba respirar y la necesidad apremiante de oxígeno me abrumó. Respiraba entrecortadamente con el corazón en un puño.
De pronto unas horribles náuseas se apoderaron de mí y pensé que tal vez me desmayaría en aquel mismo lugar. Era como si de improviso el invierno se hubiera apoderado de mi cuerpo, enfriándome toda por dentro.
—Natalie… —distinguí vagamente la preocupada voz de Mel—. Luces fatal…
—No es necesario que lo menciones, así me siento… —mi voz se quebró y comencé a sentir arcadas—. Creo que voy a vomitar…
Casi inmediatamente, el semblante de Melissa adquirió un matiz enojado.
—Oh, no. No vas a manchar la alfombra, ve a un baño o algo —me advirtió agarrándome de los brazos, intentando ayudarme a pararme.
Seguí sus instrucciones. Corrí rápidamente hacia mi habitación y me encerré de inmediato en el baño. Antes de comenzar a vaciar mi estómago, una fugaz mirada perdida por el espejo me recordó lo horrible que me veía por haber andado por las calles de Boston corriendo como desquiciada. Vomité violentamente sin importarme nada más que desahogar mi horrible dolor, mi frustración y desesperación por lo que ocurría, deseando con todas mis fuerzas que se tratara nada más de un sueño.
En el momento en que nada más brotaba de mis labios, me limpié con agua y me quedé observándome en el espejo, asustada, confundida. Tenía una imagen espantosa. Estaba pálida, ojerosa y con mi cabello desgreñado. Un desagradable sabor amargo inundaba mi boca.
Al salir me encontré con una mirada castaña compasiva en el pecoso semblante de mi amiga.
Y justo cuando pensé que un comentario semejante a esa expresión saldría de sus labios, algo que me provocó más náuseas brotó de su boca:
—¿Por qué no me dijiste que eras la novia de Will Davis?
Le dediqué una fulminante mirada. Su tono de voz era más parecido al de reproche que a uno de curiosidad, lo cual despertaba una semilla de cólera dentro de mí.
—¡No soy su novia! —exclamé jadeante.
—¿Entonces qué es esto? —sacó la revista de debajo de su brazo y desplegó la portada justo frente a mis ojos, lo que me provocó un nudo en la garganta.
—¿No conoces la palabra “chisme”, Melissa? Búscala en el diccionario, tal vez te aclare la visión de los hechos —respondí con una mordacidad inesperada. No quería que se sintiera agraviada, pero algo dentro de mí me impedía controlarme.
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15 Minutos de Fama (En espera)
Roman pour AdolescentsNatalie Ricci es la típica adolecente de 17 años. Vive en Manhattan, Nueva York con su madre Victoria, quien es viuda de un importante empresario italiano, Antonio Ricci. Natalie adora la música con toda su alma y corazón, y es por eso que es la vo...