Spy, defendiendo a dos idiotas

Cap.25

M encuentro en una habitación oscura, en la que la luz lucha por entrar por la pequeña y rota ventana.
Me seco por enésima vez las lágrimas que no han parado de recorrer mis mejillas una y otra vez desde que ese sexi demonio me ha dejado aquí para que me vista. Si, ese gilipollas lo tenia todo planeado, por favor si sabe hasta la talla de sujetador que uso. Cada vez me cerciono mas de que esta enfermo. La puerta se abre dejándome ver a una chica que trae unos pantalones negros ajustados y un crop top. Por dios estamos en invierno, ¿que quiere que muera de frío?

— El señor dice que te pongas esto - dice la chica con cautela.

— Dile al señor que no quiero morir de frío - respondo seca.

La chica mueve la cabeza repetidas veces y sale corriendo de la estancia. Me tiro de los pelos desesperada por salir de este lugar cuanto antes y ver que los chicos están bien.
La chica vuelve a entrar.

— Me ha dicho que te lo tienes que poner por obligación - dice temblorosa.

La miro unos segundos. La chica de unos veinte años, que por su forma de actuar aparenta 14 me entrega la ropay sale corriendo fe la habitación, Volviéndome a dejar sola con mi dolor de cabeza y mis ganas de matar a todo ser viviente. Me cambio de ropa, mas bien por mi bien y el de los chicos, porque estoy segura de que a la mínima de cambio me amenazara con hacerles daño si no hago lo que quiere.
Me miro en el espejo roto que hay en la habitación. El crop top rojo deja ver la Marca, cosa que me incomoda bastante. Me acuerdo perfectamente del día que me da hicieron.

*Flashback*

— Debemos de protegerte, es peligro este encuentro. Tenemos que marcarte.

— No me niego, nunca perteneceré a nadie - dice segura de mi misma.

— No te lo tomes como un anclaje a una persona si no como una protección, es por tu bien y además, Josh sera tu pareja.

El chico baja la cabeza avergonzado. Siempre había deseado estar con Alison pero nunca obligándola. Creía que con el tiempo acabaría enamorándose de él y haciéndose la Marca.
Alison asiente no muy conforme, siendo él la cosa cambia pero aun así, para ella no significaría nada. Eduardo hacer una señal al hombre y este comienza a tatuar  nudo perenne con la letra J en el medio casi imperceptible, en su lado derecho del adomen.

*Fin del flahsback*

A pesar de todo me encanta el tatuaje, es precioso. Salgo de la estancia con sumo cuidado, irguiendome todo lo que puedo y aparentando una seguridad que no siento. Me dirijo hacia lo que Cristian me ja enseñado como la sala de reuniones o presentaciones, también la utilizan para fiestas. Si, hijas mías, se llama Cristian. Cuando llego, me pro en seco antes de cruzar la puerta. La sala esta llena de personas que me miran como si fuera un pedazo de carne con ojos, menos dos personas, Dani y Calum que me miran como si fuera la única persona que puedo salvarles. Jesus ni me mira. No le culpo, no le culpo porque yo tampoco puedo mirarle. No me atrevo después de haberle dicho esa pedazo de mentira. Porque ahora en estas circunstancias, desearía haberle perdonado hace tiempo, porque le amo le amo con todo mi corazón. Camino con la cabeza bien alta mirando a todo mi alrededor con desprecio parándome sobre todo en Alberto por haberme vendido como lo ha hecho. Juro que esto no acabara así. Llego al pequeño escenario y me paro al lado de Cristian.

— Hola pequeña - dice a mi oído.

Hago el esfuerzo de no apartarme de el cuando su aliento toca mi cuello. Se recrea en besarmelo y el publico vitorea sin parar.

— ¡Callaos! - grita de pronto.

Todo el mundo le hace caso sin pestañear.

— Tengo el placer de presentaros a Alison mi futura mujer - dice atrayendome hacia él por los hombros.

El nudo de mi estómago sube a mi garganta. ¿Yo su mujer? No ni pensarlo.

— Pero primero tendremos que hacer algo con esa Marca, ¿verdad chicos? - dice dirigiéndose a publico.

La gente grita afirmativamente y yo lo único que hago es endurecer las facciones de mi cara.

— Por favor que pasen los tatuadores.

Me quedo sin respiración cundo me doy cuenta de adonde quiere llegar. Dos hombres delgaduchos y llenos de tatuajes entran en la sala con el equipo necesario para cambiar me precioso tatuaje. Me encanta tal y como es, a pesar de la J, pero aun así se ha vuelto parte de mi.

— Como de acerquen a mi te juro que no llegas ni a la luna de miel - digo con mi mejor sonrisa.

Mi mejor sonrisa falsa claro.

— Pero mi niña, no puedo casarme contigo si no te cambiamos el tatuaje - dice con un puchero - hay que cambiarlo.

— No - digo retrocediendo.

— No me obligues ha hacerlo por las malas - dice amenazadora mente.

Vuelvo a retroceder.

— Tu lo has querido - dice cogiendome por la fuerza del pelo y arrodillándome frente a él.

Ingenuo... Muy a mi pesar y encima con un asco tremendo le meto un cabezazo en sus partes. Cae al suelo y yo me levanto. Consigo coger el cuchillo uno de los cuchillos que se encuentran en la mesa que han traído. ¿Que mierdas hace un cuchillo ahí?

— Bien hagamos un trato adonis, yo sigo siendo de Josh o te casa con una muerta tu eliges - digo apoyando la punta de mi cuchillo en el estomago.