Cap.4

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He quedado con Calum en la puerta de mi "instituto", en realidad no voy al instituto, para eso ya tengo a un profesor particular. Me miro en el mini espejo que tengo en la mano para ver si la peluca esta bien colocada. Lo que me faltaba que ahora se me callera como en las películas. Una furgoneta negra se para justo enfrente de mi. Enarxo una ceja, joder eso es bastante siniestro. De pronto la puerta se abre dejando ver a mi rubio sonriendo.

— Lidia - me llama.

Me acerco al coche y me subo. Mi mirada se posa directamente en los gemelos que me miran con asco.

— El sentimiento es mutuo tranquilos - digo irónicamente.

— ¿Quien es esa? - dice una voz de pito bastante irritante.

— ¿Si Jesusin quien es? - dice otra voz mucho peor que la anterior.

Me echo para delante para ver de quienes son esas voces.

— ¡Ah! Las barbies han cobrado vida, dios Calum se ha cerca el apocalipsis - digo escondiéndome detrás de él.

— Nah, tranquila que ya llevan mucho tiempo aquí y todavía el mundo no se a ido a la mierda - se encoge de hombros y yo me río.

— Yo que vosotros me callaba - amenaza Jesus.

— Yo no me voy a callar, así que me parece que me vas a tener que obligar.

Se oye un uooohh por parte de Calum y empezamos a insultarnos todos los unos a los otros. Llega un momento en el que no los soporto y bajo la ventanilla que nos separa del conductor. Esa tipo limusina.

— Pare el coche que yo me bajo - le digo al tío que va mas enfundado en abrigos que yo que se.

Mueve los ojos a través del retrovisor.

— No, no podemos parar - dice con acento ruso.

— ¿Por que no?

— Porque no señorita - baja la mampara otra vez.

Frunzo el ceño. No le he visto los tatuajes pero sin duda se que es uno de ellos. La mirada me lo dice todo.

— ¿Ese es el mismo chofer de siempre?

— No, Gerardo estaba malo y ha enviado a este, la verdad es que es bastante raro - dice Calum tan tranquilo.

—¿ Y no se os ha ocurrido llamar a Gerardo para confirmalo? - digo soltando un pequeño gritito.

— Callate ya niña, me pones nerviosa - dice una de las barbies que se esta restregando contra Dani.

— Y tu deja de restregarte contra Dani como si fueras un oso y él un árbol - la saco el dedo.

— Esta celosa - dice Dani sonriendo victorioso.

— No en realidad es que me dais ganas de vomitar

Nos quedamos callados mientras pienso una forma de sacarnos de allí.

— Calum, ¿tu móvil tiene cobertura? - le digo esperenazada.

Saca el móvil y niega con la cabeza. Como lo suponía, habrán puesto un inhibidor de móvil portátil (para quien no lo sepa, es interviene en la comunicación de los móviles) Me palpo los bolsillos y saco el mio. Al ser espía mi móvil esta totalmente preparado para estas cosas. Marco el numero de Shane que me lo coje al instante.

— Los chicos son tan listos que el que lleva la furgoneta de la gira es uno de los componentes de la mafia - digo ironicamente en un ingles perfecto, cosa que hace que me miren todos extrañados.

— Espera, vale OS tengo localizados. Os dirigís hacia uno de los polígonos de las afueras de Madrid. La verdad es que bastante cerca de la base. Espera..., vale me dicen que si te puedes encargar de el tu sola

— Claro, pero encontrar el localizador y desactivarlo.

— Eso esta hecho fea, luego nos vemos, no le hagas sufrir mucho ehhh
— ¿Yo? Pero si soy un ángel - rechisto riendome y cuelgo.

Les miro a todos que me miran mal. Suspiro y me armo de valor.

— ¿Que pasaría si os dijera que el tío que esta conduciendo perteneciera a una mafia muy peligrosa y ahora mismo nos dirigimos a un polígono donde se supone que esta su base? - hago aspamientos con las manos.

— Que si tienes alguna preferencia sobre un manicomio - dice Jesus.

Sus palabras me duelen, pero me mantengo impasible. Esta conversación ya la he tenido yo antes.

— ¡Jesus! - le grito.
— ¿Que?

— Tu gracia que se va - digo señalando a la parte de atrás de la furgoneta.

Me saca el dedo y yo le sonrio.

— No esto es serio, Calum, tienes que hacer como si estuvieras apunto de vomitar.... - le cuento el plan solo a él, porque es el único que me escucha.

Asiente, este chico es un amor, me ha creído la primera.

— Baja la ventanilla

Lo hace no muy seguro. Cuando la ventanilla esta bajada entera me encuentro con una pistola apuntadome la cabeza. Las barbies gritan y los chicos se ponen alerta.

— Vas a quedarte ahí sentadita niña - me dice con asco.

Asiento como si tuviera miedo, y cuando se da la vuelta, le hago un placaje desde atrás y le quito la pistola. Me traspaso la ventanilla y me qudo en el asiento del copiloto y le apunto con la pistola ahora yo a él.

— Vas a parar el coche y te vas a bajar y te voy a atar las manos, ¿me entiendes? - digo duramente.

Para el coche de inmediato, y se baja como le he dicho. Me bajo yo también, sin darme cuenta Dani también se baja y se pone delante de él ruso y yo Le sigo apuntando con la pistola.

— Dani, sube a la furgoneta - digo entre dientes.

— No, no te pienso dejar sola con este asesino

De pronto saca una cuchilla y ataca a Dani pero me interpongo antes y me corta a mi en el brazo. Me quejo y le meto una patada en sus partes, se retuerce por el suelo y le ato las manos por fin. Tiro de él hacia el asiento del copiloto. Dani se mete tambien n el coche. Me siento delante del volante, no sin antes darle con la pistola en la cabeza dejándole inconsciente.

— Perdoname - dice avergonzado.

Le sonrio a través del retrovisor.

— Tranquilo, lo has hecho con buenas intenciones.

Asiente no muy convencido, mientras Jesus me mira con cara despreocupada, aunque en el fondo se que si que esta preocupado. Le conozco demasiado como para que me mienta.

— ¿Sabes conducir? - dice Jesus.

— Si.

— Me lo tomare como un no, nos vas a matar a todos .

Me doy la vuelta y le encaro.

— Mira fotocopia andante, vete callando o la próxima vez te dejo con los mafiosos y te aseguro que no te gustarían las torturas que te tienen preparadas - le digo fríamente.

Se queda callado y se cruza de brazos. Arranco el coche y me dirijo hacia la base. Durante el trayecto, empiezo a sudar y a marearme. La herida me escuece mucho, muchísimo. Pero no digo nada, todo el mundo esta callado por detrás y eso lo agradezco. Cuando llegamos estoy casi apunto de desvanecerme pero hago un esfuerzo y les guio hacia la sala de operaciones. Pulso el botón y las puertas se abren dejando ver a un montón de ojos mirándonos.

— ¿Estas bien? - me dice uno de los agentes que se encuentran en la sala.

No me da tiempo a decir nada cuando me desmayo y caigo en los brazos de alguien.

Spy, defendiendo a dos idiotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora