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Ryan

Todos tenían un límite y el mio estaba a poco de acabarse. Sentía arder dentro de mi. No soportaba observar como miraban a mi mujer.

Quería exterminar a todos los que estaban en esta sala. Desparecerlos para siempre.

Apreté la mandíbula, ya quería terminar con esta estúpida sesión de fotos. Al menos fue conmigo y no con otro imbécil.

Sonreí de lado cuando tuve que alzar un poco el cabello de Peyton. Todos se dieron cuenta de los tatuajes que tenia, o mejor dicho lo idéntico que son a los míos. Sin duda fue como un balde de agua fría, nadie esperaba ver eso.

Estaba más que orgulloso al saber que compartirles eso y lo que representa.  representaban. Nadie, ni siquiera nosotros podríamos borrar eso.

A lo lejos pude observar a mi hermano mandándome miradas picadas, pensé que se había marchado. Me contuve de rodar los ojos.

Sonreí con superioridad abrazando por la cintura a mi novia. Es más que obvio para todos que esta mujer es mía y de nadie. Y no lo decía de manera machista o como si la viera como un objeto. Es la mujer que amaba y no permitiría que nada ni nadie me la arrebate. Primero muerte o permitir que eso suceda.

El que parecía el líder de la banda de músicos que tenía trabajando en mi compañía, no dejaba de mirarla. No le quitaba los ojos de encima aún cuando su mirada se topo con la mía.

Sin ninguna duda el quería llevarse de mi lado a Peyton y no eran solo imaginaciones mías. Maldito, el realmente no querrá hacerlo o le costará muy caro.

Tenía que investigar un poco sobre su vida, no sabía nada aparte de lo normal. Matilde tiene que hacer su papel de espía encubierto. No había nadie más para eso que ella.

Carl dio por terminada la sesión de fotos y rápidamente me llevé conmigo a mi novia. En el camino la envolvi con un sabana blanca que encontré. Pude respirar cuando ya estuvimos los dos solo.

Me senté en el sillón y espere a que se cambiará para poder irnos. No dejaría oportunidad para que ese cabron se le acercara. También podía enseñarle mi otra identidad así de esa manera me tuviera terror.

Un toque en mi hombro me interrumpió mis pensamientos sangrientos hacia el idiota de la banda.

-Quita esa sonrisa de idiota -dijo Jake burlándose de mi. —Todos se dieron cuenta de que es tuya...—no lo terminé de escuchar. Le di un vistazo a mi novia para ver si no estaba en bragas porque sino mataría a Jake por entrar a la habitación. No importaba si fuera mi hermano, lo haría y disfrutaría de eso. Fue una suerte para el que estuviera metida en el baño. No pasó mucho para que Peyton saliera ya cambiada de ropa.

Si mirada burlona me dio entender que había escuchado lo que le había dicho Jake. Rodé los ojos, no estaba de humor para bromas.

-Deja de ser tan celoso hermano. —comenzó a decir mi hermano. —Ya todos se dieron cuenta que Pey es tuya. —el comentario de Jake me hizo sonrojar. Lo mire mal, pero no dije nada. Me acaba de dejar en evidencia ante ella.

—No lo molestes. —dijo divertida. Entre cerré los ojos, pero no dije nada. No podía o bueno, no quería decir nada para darles que siguieran burlándose.

Aunque soy una persona que no expresa fácilmente sus sentimientos, no podía evitarlo cuando se trataba de Peyton.

Ryan Collins conocido como el temible Diablo no es nadie ante ella. Ante el amor de su vida.

Mi sonrojo se fue extendiendo por todo mi rostro y ellos se dieron cuenta. No pudieron evitar reírse de mi abochornada cara. Casque la lengua, me las pagaría Jake. Se supone que soy su hermano, tenía que estar para mi el idiota ese.

Todo Cambio #1 (Saga "Carreras clandestinas" ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora