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Peyton

Había planificado toda esta fiesta sorpresa por meses. No quería que nada saliera mal. Quería que Bruno la pasara genial, no todos los días cumples dieciocho años.

No estaba muy segura de que regalarle. Hasta que pase por un parque donde daban en adopción a perritos de la calle, el ver sus caritas no pude resistirme y adopte a uno. No me importaba la raza.

Y el segundo regalo lo pensamos entre Scott y yo. Algo hecho con nuestras propias manos llenas de amor hacia el. Tenía que ser algo significativo.

Y no hay nada más que todos los recuerdos que hemos vivido durante todos estos años, sobre todo en la ciudad donde todo comenzó. El Londres.

Un poco avergonzado y tímido me pidió si podía dormir en mi habitación con Scott. No pude negarme, se sentía todo esto lleno de emociones.

No podía creer que el niño que rescate hace años ya sea un hombre. Me sentía como una madre a ver a sus hijos crecer. Esa necesidad de protegerlo para que nada les sucediera.

Me pregunto si Tyler me había visto de es manera. Se que para el y para todos soy la hermanita menor. Pero el me habrá visto como una hija a la que hay que proteger.

Deje una frazada y una almohada en em suelo para que el cachorro pudiera dormir en el. No quería que tuviera frío. Sus ojitos me hacían derretir con sólo verlos.

Entre en mi habitación y escondí bajo el colchón algunos documentos que estaba leyendo. El teléfono que tenía hace poco lo dejé en el cajón de mi ropa interior. No sin antes apagarlo.

No fue necesario cambiarme de ropa porque ya lo había hecho, ya tenía puesta mi pijama. Y como en los viejos tiempos, dormí en medio de ellos. Todo se sentía tan tranquilo, que no pasó mucho para que mis ojos se cerraran poco a poco. Me dejé llevar por el Mofeo al país de los sueños.







Cuando me levante no encontre a ninguno de los dos. Sonreí negando con la cabeza y me levante de la cama. Mire la hora, estaba bien con la hora.

Me puse un Jean y una blusa junto con una chaqueta roja. Unos tacones de punta fina y el bolso. Estaba lista.

Todos estaban sentándose en ese momento en la mesa. Tyler se sentó en la cabrzara y yo en la otra. A mi derecha tenía a Bruno y la izquierda a Scott. Ellos no se alejaban de mí no porque estuvieras comiendo, no me molestaba.

Los demás estaban esparcidos por el resto de las sillas sin ningún orden.

El personal de la cocina terminó de servir la comida y espere a que todos estuvieran en silencio por un rato.

—Chicos. —llame su atención sujetando una copa y una cuchara. Dejé mis cubiertos a un lado y los observe por un momento. Todos detuvieron su comida y me miraron interrogantes. Mis ojos se posaron en los menores de nuestra familia.

<<Quisiera que me escuchen unos minutos por favor. —mire a Tyler. Este asintió y continúe. —El día de ayer fue el cumpleaños de Bruno. —el recién nombrado me escucho atento si me entender a donde iba. —Los dos Benjamines de nuestra familia ya son unos adultos. Y he pensado que es momento que ellos tomen también un papel significativo en la empresa de la familia como corresponde. -hable estas últimas palabras observando a Bruno y Scott. Me dirigí hacia nuestro hermano mayor. —Los dos son responsables y buenos en todo lo que hacen. ¿Crees que haya algún problema con eso? —pregunte. Es importante su opinión, es el mayor y de paso el presidente que ha mantenido a la compañía en lo alto. >>

—También he pensado eso. —respondió dejando de lado el periódico que tenía en sus manos. —Y es momento de que tomen mayores responsabilidades.

Todo Cambio #1 (Saga &quot;Carreras clandestinas&quot; ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora