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Peyton

Gruñi cuando no alcance a pasar el semáforo rojo, no estaba de humor para estar esperando, pero no tenía otra alternativa. No estaba teniendo un buen día para nada.

Masaje mi sien tratando de sobrellevar el dolor de cabeza que amenazaba con matarme. Asistir a esa fiesta a último minuto hizo que casi no durmiera nada, sentía mis ojos cansados e irritados.

Pisé el acelerador al momento en que cambio el semáforo a color verde. Observe un poco las calles que estaban despejadas, algo inusual en la ciudad donde vivo.

Estaba tan distraída que al escuchar un ruido me hizo sobresaltar. El sonido era proveniente de mi bolsillo. Suspiré y agarre el celular sin mirarlo. No tenía ganas de escuchar a nada ni a nadie el día de hoy.

Sin darme cuenta el teléfono que había sonido no era el principal, sino, el segundo que utilizaba para mis asuntos un peligrosos.

No podía mentir, todo merece un riesgo y este es el mio.

La Diabla.

Así me conocían, algo que me enorgullece y a la vez pesaba.

Pero ya no había arrepentimiento, era muy tarde para eso. Tenía que vivir de acuerdo a mis decisiones y las consecuencias de estas mismas.

Tenía una doble vida.

Una doble vida que simplemente acepte para proteger a las personas que amaba.

No me estacione, conteste con una mano y con la otra la tenía en el volante. Suspire exasperada, esperaba que no hubiera problemas o cosas que tenga que resolver yo misma. No es un buen momento para eso.

A pesar de todo, soy una de las personas más respetada en mi doble vida y también a la que más temían, no por nada me apodaban como lo hacían.

Todos tienen miedo de encontrarse a personas que participan en las carreras clandestinas, pero no solo se trataban de carreras, son territorios. Todos lo sabían que si estas en algo de esto es porque estas metido en un terreno peligroso que tendrás que defender con tu vida. Es de tal manera que logre dominar por así decirlo todas las zonas de este continente. 

Gracias a eso somos los mafiosos más peligrosos, pero la mayoría nos ven como los líderes del jodido mundo.

Así como todas las cosas que tienen dos lados que sobresalen de los demás. Así es en estos territorios donde existen dos territorios superiores a los demás, donde por supuesto, lidero una y la otra parte, el Diablo.

No el rey del inframundo, sino, el Diablo de las carreras clandestinas.

Ryan Collins.

El presidente de la empresa "Collins S.A". Un genio para para los negocios y un despiadado para los territorios.

Aunque en el comenzó fuimos como el agua y el aceite por no coincidir en varios aspectos u opiniones que tuvimos varios enfrentamientos. Llegamos a sentir tanto desprecio el uno por el otro que no fue sencillo para la gente que nos rodeo en ese tiempo. Hubo guerra que  si no hubiera parado no sabría como terminaría.

Después de una tormenta siempre salía el arcoiris.

Eso fue lo que hicimos, después de tanto desastre por ambas partes decidimos hacer un tratado de paz por el bien de todo y de todos.

Seríamos dos en una sola alma.

Y por eso es que fue una de las tantas razones en que termine trabajando para su empresa en vez de la de mis hermanos. Tampoco podía negar que un motivo fue fastidiarlo y molestarlo las las 24/7. Es mi pasatiempo preferido, de eso no había duda.

Todo Cambio #1 (Saga "Carreras clandestinas" ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora