DRAGÓNE

CATORCE

Los cuatro días pasan más rápido de lo esperado. Garrett me visita y me lleva a comer todos los días, y luego de aquello vamos a casa de Dragóne en donde solemos tener sesiones de besos, pero no más de eso. Paulo por su parte, nos ve juntos e insulta a Garrett, pero él no presta atención. Mi plan de gustarle creo que de alguna forma está funcionando, sin embargo, no veo que me libere pronto. Aunque por las noches no me droga e incluso la noche anterior no me ha amarrado con la condición de quedarse conmigo. No pude escapar, cualquier movimiento que hacía, él se daba cuenta y estoy segura que las puertas estaban bajo llave.

Suspiro y me miro en el espejo, llevo de nuevo poca tela y exagerado maquillaje, no tendría problema en vivir con ellos y limpiarles o lo que sea que quieran, me he acostumbrado y después de todo no me tratan como al principio. Pero hacer esto, es terrible.

Salgo y ambos me están esperando en la sala, parecen estar hablando, pero cuando yo llego, se quedan en silencio y me miran. Garrett me hace una seña indicándome que salgamos, pero debo preguntar, porque ir a trabajar de nuevo significa que se han encargado de la persona sea que me buscaba y necesito saber de qué manera ha sido.

― ¿Qué hiciste con la persona que me buscaba? ―cuestiono mirando a Paulo, le veo sonreír y negar con su cabeza.

―No lo mate si es lo que estas preguntando. ―se levanta encendiendo un cigarrillo y dejándome con la palabra en la boca, sale de la casa. Lo fulmino con la mirada y luego miro a Garrett el cual está apretando sus labios.

― ¿Qué hizo?

―Solo se encargó, no te preocupes. ―suspira.

― ¿Quién me buscaba y de qué manera se encargó?

―Madelaine, no involucrare lo que sea que pase entre nosotros con los negocios. No puedo decirte.

―Bueno, pues eres un imbécil. ―molesta paso por su lado y salgo de la casa, le escucho bufar y segundos después se encuentra junto a mí.

No dice nada y yo ni siquiera me percato en mirarle. Subimos al auto y en silencio conduce, pero cuando noto que no se dirige a la calle mi ceño se frunce.

― ¿A dónde vamos?

―No iras a trabajar hoy. ―sonríe, aún sigo mirándole con confusión.

― ¿Qué me pondrás a hacer? ―el suspira por otra vez mas impaciente.

―Nada, iremos a cenar. No quiero llevarte al trabajo, quiero hacerte entender que me importas.

― ¿Y qué opina Dragóne de esto? ―arqueo mis cejas, sé que debería estar feliz pero no quiero tener más problemas o poner a mis seres queridos en peligro, más de lo que ya están. Garrett aprieta el volante, demostrando que está perdiendo la calma y luego rueda sus ojos.

―No opina nada porque no lo sabe ni lo sabrá. No entiendo porque estas molesta cuando te estoy salvando.

―Estoy molesta porque tengo un dinero que entregar y si no lo hago la que sufrirá las consecuencias seré yo, no tú.

― ¿Podrías dejar de preocuparte tanto? Pondré yo el dinero de esta noche.

Decido dar el tema por cerrado, si él lo resolverá por mi está bien. Conducimos por un largo tiempo, hemos salido del barrio lo he notado, como también parece que salimos de la ciudad. Una hora después de un viaje en silencio, veo el cartel de Norfolk y Garrett se detiene frente a un restaurante, que parece más elegante de los que hemos ido, y a donde van personas comunes. O posiblemente, parezcan normales. Bajo mi mirada hacia mi ropa y hago una mueca de disgusto la cual Garrett nota.