DIECISIETE

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Castos besos por todo mi rostro, me despiertan llena de confusión. Al abrir mis ojos con lo primero que me encuentro es con unos ojos color miel y seguidamente el olor a perfume masculino llena mis fosas nasales. Termino de abrir mis ojos y al momento que me encuentro con Garrett, sonriendo de oreja a oreja, mi ceño se frunce.

―Hora de despertar, bomboncito. ―dice y se inclina de nuevo para besar mis labios suavemente.

― ¿Qué haces aquí? ―mi confusión es inmensa. Me siento sobre la cama para observarle mejor.

―Termine antes, he llegado esta mañana y lo único que pensaba era en venir a verte. ―se encoge de hombros. ―Lamento no haber estado cuando te sucedió esto. ―toca mi mejilla levemente.

―Está bien, Dragóne se encargó. ―al momento que menciono su nombre, los recuerdos de la noche anterior vuelven y trato de disimular mi expresión. Garrett aun no debe saberlo, maldición, él no se puede enterar.

―Veo que han estado conviviendo ustedes dos. Me ha dicho que estas cuidando bien de Tyler. ―sonríe y yo me limito a reír, mi risa sale tan extraña. ―Te espero en la cocina. ―me da un beso en la mejilla y seguidamente se levanta para salir de la habitación.

Suspiro pasando mi mano por mi cabello, ¿Qué está mal conmigo? Debo tener un serio problema con el sexo o es que Dragóne de verdad me ha hipnotizado. Aunque no me arrepiento debido a que esos simples minutos fueron excelentes, sé que ha estado mal y sobre todo por la forma en la que me ha tratado luego, demostrándome que solo estoy utilizando a Garrett y soy una basura ante sus ojos.

Me levanto para hacer mi higiene bucal y cubrir mis piernas por un mono, no quiero estar más incómoda de lo que ya está planeado, frente a los dos. Recojo mi cabello en un moño desordenado y seguidamente salgo a la cocina en donde encuentro a Garrett sirviendo dos tazas de café.

― ¿Paulo ha llevado a Tyler a clases? ―cuestiono acercándome. Garrett afirma y me entrega una de las tazas para luego sentarnos.

―Ha ido con Nadia, no sé ni siquiera como es capaz de caminar. ―tal vez de caminar no sea capaz, pero levantarme contra una pared y tener sexo conmigo no ha parecido un gran problema para su situación.

― ¿Sabes que le ha pasado? ―Garrett aprieta los labios antes de soltar una respiración y asentir. ―Hey, no estoy preguntando por ser entrometida, lo hago porque lo conseguí casi muerto en el sofá.

―Lo golpearon y apuñalaron unos mexicanos con los que tiene problemas. ―responde simple a mi pregunta. Sonrío levemente y luego me levanto para sentarme en su regazo y darle un beso en la mejilla, le veo sonreír.

―Puedes confiar en mí, ¿sabes? ―digo, el asiente y un carraspeo hace que ambos salgamos de nuestro "momento cercano". Al voltear nos encontramos con Dragóne y Nadia, ambos ciertamente incomodos.

Cuando los luceros azules se posan en mí, expresando cierta burla, lo fulmino con la mirada. Nadia nos saluda a ambos tomando asiento y Dragóne solo se dedica a servir café y prestar atención a la conversación, sin apartar su mirada de mí. Cuando Garrett esta entretenido con Nadia, me guiña un ojo y mi molestia aumenta, sé que es capaz de soltar alguna imprudencia en cualquier momento.

―Te extrañe. ―murmuro repentinamente en el oído de Garrett antes de voltear su rostro y besar sus labios, el confundido me sonríe.

―Nadia, ¿quieres quedarte a cenar? Podrías acompañar a Paulo, así no se siente incómodo frente a nosotros dos, ¿cierto?  ―ronroneo en el oído de Garrett para cabrear más a Dragóne.

Nadia sonríe asintiendo, ha entendido lo que estoy haciendo y me encargare de contarle luego lo que ha pasado. Vale, pensar de esta forma es lo que menos he podido esperar que sucedería en mi secuestro: hablar con ellos como si fuesen mis amigos.

DRAGÓNE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora