DRAGÓNE

DIECIOCHO

Dragóne

Una leve brisa choca contra mi rostro, cierro los ojos disfrutando de como este absorbe el frío. El verano está acabando y lo aprecio, no hay nada que disfrute más, que el frío. Mi mente da vueltas, la droga ha tensado mi cuerpo y no es la primera vez que en realidad no la disfruto. Boto el cigarrillo al suelo mientras mis dientes se encuentran extremadamente apretados y le doy un golpe final al hombre, acabando con su vida. Observo mis nudillos, morados y rojos, llenos de sangre, había sido difícil pelear contra él. Saco mi arma y disparo en su cabeza para rectificar su muerte, y seguidamente escondiendo mi pistola bajo mi chaqueta, comienzo a alejarme, dejándole tirado en la calle; alguien le encontrara.

Le marco a Garrett para encontrarnos en el bar, quiero aclarar que me he acostado con su mascota. Suspiro, ni yo mismo me lo quiero admitir y se no debo hacerlo, pero de alguna forma verles juntos me causo celos. Es patético, ella es mi víctima, no puedo sentir cosas por ella, por supuesto que no. En realidad, no puedo permitirme sentir algo por alguien más, terminara lastimada, lo sé.

Al momento que entro a mi auto, recuesto mi cuerpo al asiento, cerrando los ojos y apretando el volante con fuerza, recordándole. Recordando el momento en el que todo se fue a la mierda, por mi culpa, por la culpa de ella, y por él. Han pasado ocho años, pero aquello no significa que haya olvidado esa noche, todo era una terrible pesadilla. Por aquello, no puedo dejar que una mujer vuelva a interferir con alguien cercano, especialmente Garrett, es la única persona con la que puedo contar ahora mismo.

Por otra parte, es imposible no querer tomarla y hacerla mía cuando me grita, su estúpido carácter me atrae y sus ojos verdes que demuestran rencor y odio solo me hacen recordar a mí. Ni siquiera sé cómo puedo sentirme atraído hacia ella, porque es una princesa, una chica normal que no se mete en problemas. Alguien a quien he destruido, a una persona la cual he hecho hacer y presenciar cosas terribles, estoy consciente de aquello.

No me he dado cuenta en que momento he llegado al bar. Observo desde la ventana del auto la puerta, ¿de verdad debo hacer esto? Maldición, estoy jodido, mi mente ya no funciona de manera normal, no lo ha hecho desde hace mucho tiempo, y ella ha llegado a volverme más loco de lo que ya estoy. No la quiero muerta, si lo quisiera ya lo estaría, pero tampoco puedo ofrecerle nada. No puedo demostrarle cariño, ni ser amable, ni menos una relación, soy un imbécil y aquello es lo único que le puedo demostrar.

Bajo al bar decidido, a la mierda la manera en que me siento, debo hacer lo correcto y aquello es sacarla de mi vida antes de que esto se vuelva más serio. El lugar está repleto como de costumbre, no presto atención a mis manos llenas de moretones y al encontrar a Garrett en la barra, me acerco.

― ¿Te encargaste? ―cuestiona una vez que tomo asiento a su lado. Le muestro mis nudillos y el asiente. Seguidamente pido un whisky a Lewis. ― ¿Pasa algo?

Me quedo en silencio, encendiendo un cigarrillo y esperando que Lewis me entregue mi trago. Garrett no habla más, sabe que hablare en el momento correcto. Una vez que posa el vaso frente a mí, le doy un sorbo y tiro la ceniza dentro del cenicero.

―No sé qué mierda tienes con Madelaine, en realidad no me importa. ―hablo.

―Paulo no empieces con esto, la chica me gusta y es mi decisión por más jodido que sea.

―Deja de ser imbécil Garrett, lo único que quiere lograr es que la saques de ahí.

―Lo sé. ―aprieta los labios. ―Y ambos sabemos que aquello sucederá pronto.

Apago la colilla del cigarrillo, esbozando una sonrisa irónica y le doy un trago a mi whisky, aclarando mi garganta.

―Follamos. ―suelto sin volver a pensarlo, le veo fruncir el ceño y apretar sus dedos en el vaso, a punto de partirlo.