DRAGÓNE

TREINTA Y TRES

Dragóne

Ocho años atrás

Su cabello dorado cae sobre su espalda una vez que lo suelta al levantarse de la cama. Nota que le observo y me dedica una sonrisa, a la cual le correspondo. Se inclina tomando mi franela y se la coloca.

―No hay necesidad de vestirse. ―digo y comienza a reír. Adoro escuchar su risa.

―Debo ir a la universidad, Paulo. ―se sienta en el borde de mi cama y me acerco para besarla e intentar convencerla de que se quede. ―No, Dragóne. Tus encantos no van a funcionar conmigo.

―Solo un rato más, por un día que faltes no va a suceder nada. ―resoplo, tomándola de la mano para que no se marche.

―Pero si he faltado toda la semana por estar contigo. ―me da un casto beso en los labios y seguidamente toma su pantalón del suelo.

― ¿Te veo en la noche? ―hago una mueca, disgustado por la idea de que se marche. Me mira apretando los labios y mi mandíbula se tensa al imaginarme la respuesta. ― ¿Qué? ¿Te llevara a un costoso restaurante?

―Sabes que quiero estar contigo, solo te pido un poco de paciencia para decirle que terminemos la relación.

―No importa, Violet. Espero que disfrutes la cena con mi hermanito. ―le dedico una sonrisa, y ella no hace más nada que soltar una respiración.

―Te quiero, ¿vale? ―me da un beso en la mejilla y seguidamente sale de la habitación.

Paso las manos por mi cabello exasperado, esta mujer me está volviendo loco. Debería insultarla y decirle que se vaya con Peter y su asqueroso dinero, pero no puedo hacer aquello, primero porque no dejare que ese cabrón me gane y segundo porque le quiero demasiado como para dejarle ir.

2 meses después

―Me estas jodiendo. ―mascullo, encendiendo un cigarrillo. Ella me mira desde el sofá, con su rostro empapado en lágrimas.

―Lo siento. ―vuelve a estallar en un sollozo y por más molesto que este, detesto verla de esta manera. Tomo una respiración y me siento junto a ella para abrazarle, sus brazos rodean mi torso y su rostro se hunde en mi pecho para seguir llorando. ―Paulo, de verdad lo siento.

― ¿Lo sabe? ―digo entre dientes. Maldita sea.

―No, quería decírtelo primero.

― ¿Estas segura que es de el?

―Sí, ha sido la semana la cual solo estuvimos una vez juntos y nosotros siempre usamos protección...igual debo hacer las pruebas DNA, pero...―su voz se quiebra por una vez más y conteniéndome de no botarla de mi casa, tomo su rostro y poso un beso sobre sus labios.

―Puedo hacerme responsable. ―suelto sin pensarlo y su ceño se frunce de inmediato.

―Paulo, él bebe es de Peter y no es como si él no se hiciera responsable de él.

―Violet, maldita sea, ¿Cuándo vas a entender que quiero estar contigo de verdad? Sin secretos ni mentiras y por supuesto sin que te acuestes con mi maldito hermano.

―No puedo. Él bebe debe estar con su padre. ―niega con su cabeza, lista para marcharse. La tomo de la muñeca, dejándola caer sobre mi regazo y tomo su rostro con ambas manos para obligarla a mirarme.

―Mierda, te amo. Lo he hecho desde el primer momento que te vi entrar al departamento junto a mi hermano. Desde que me lanzaste esa jodida mirada, haciéndome entender que serias mía, y no de él. ¿Qué más debo hacer para que lo entiendas?