QUINCE

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Vivir junto a Dragóne se convierte en una rutina por la siguiente semana. En las tardes me encargo de cuidar a Tyler, cocinarles a ambos, limpiar la casa y en las noches luego de darle su cena y dejarle durmiendo salgo a trabajar. Ha cumplido su promesa, solo trabajo cuatro horas y no me trata de mala forma, en realidad, ni me dirige la palabra. Respecto a Tyler, solo comparte con él en las mañanas, parece estar más tranquilo, pero sé que no ve la hora de que su madre lo venga a buscar; simplemente no sabe cómo ser un padre, por aquello es que me ha dicho tres veces que le acompañe para dejarlo en el preescolar, aunque no me dejó bajarme, solo quería que le hiciera compañía a su hijo.

Las fiestas en la casa se han acabado, pero eso no impide que Dragóne llegue ebrio e incluso con alguna rubia luego de dejarme en la casa, y aunque haya pensado en escapar mientras él esta fuera, no lo he hecho, puedo esperar hasta mi liberación, porque si salgo al barrio peligroso, moriré antes de que pueda prevenirlo.

Termino de recoger los platos de la mesa y los coloco en el lavadero, limpiaré luego, ahora mismo estoy muy cansada para hacerlo. Me volteo para dirigirme a la sala y doy un respingo al ver a Paulo apoyado sobre el umbral.

―Deja de hacer eso. ―gruño.

―Tyler se ha quedado dormido. ―le miro con el ceño fruncido por decirme cosa tan estúpida, por supuesto que lo sé, yo misma lo he colocado en la cama. Paso por su lado ignorándole, pero me detiene tomándome del brazo. ―No sé cómo decir esto. ―sus luceros azules se clavan en mi rostro.

― ¿Decir qué? ―hago una mueca de confusión, nunca me había hablado tan relajado.

―Bueno sé que te tengo secuestrada y todo eso, pero de alguna forma es bueno que estés aquí. ―murmura y mis cejas se arquean con cierta sorpresa, pero no sé qué responder respecto a esto. ―Digo, no sé qué hubiese hecho con Tyler, posiblemente hubiese cometido alguna locura que lamentaría.

―Me encontraba en el momento correcto, pero en el lugar equivocado, supongo. ―aprieta los labios y ya que no dice más nada, decido dirigirme a la sala. Dragóne ha dicho más de cinco palabras y no han sido malas, esto es increíble.

―Madelaine.

Al escuchar su voz de nuevo y al escucharle llamarme por mi nombre, es imposible no sorprenderme más. Le miro en silencio y el suspira sentándose a mi lado.

―No suelo decir esto, de hecho, se me hace muy difícil y sé que es ilógico, pero, gracias. ―hace una mueca.

―No me des las gracias, cuando es algo que hago porque no tengo otra opción, Dragóne. ―me voy a levantar para irme, porque me parece patético, pero él me toma de la muñeca deteniéndome. ― ¿Qué quieres?

―Cuando se trata de elegir a quien proteger, siempre me escogeré a mí mismo. No pensaba hacerte daño, no tienes idea de cómo me controlé para no hacerlo, pero tu insististe y no tuve otra opción. No me gusta que se metan en mi vida.

―Eran unas simples preguntas, más nada. Incluso pudiste haber mentido, pero no; preferiste elegir la peor manera, secuestrarme y venderme todas las noches a hombres que podrían ser mi papá.

Aprieta los labios y luego simplemente encoge los hombros, parece querer decir algo, pero ha sido suficiente por un día para él, nunca me había hablado tanto.

~~~

Acaricio el suave cabello de Tyler, viendo como sus ojos se han cerrado y su boca se ha abierto ligeramente, parece un angelito durmiendo. Es extraño, porque solo he estado con él durante siete días, y siento demasiada necesidad de protegerle. Dándole un beso en la cabeza, me levanto para alistarme, ni siquiera me esfuerzo por aquello, una corta falda junto a un top, tacones, mi cabello en un moño, sombra negra en mis ojos y labial rojo, listo.

DRAGÓNE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora