"Obsequios"

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Ritania

—Ya son las ocho de la noche Alexa, creo que deberías ir alistando a Ritania, sino el tiempo nos pisara —estaba casi todo listo, lo único que faltaban eran los invitados y el Dj que estaba a punto de llegar. Por alguna extraña razón me sentía nerviosa, nunca había tenido una fiesta como la que tendría en unas horas, de eso estaba segura.

Fuimos a mi habitación, en el camino, me asomé a la ventana que daba al patio trasero, todo tenía buena pinta. Las mesas estaban cerca de los límites de la casa, todas con saladitos —papa fritas, aceitunas, queso, mortadela y huevos de codorniz—. En el centro, estaba la pista de baile, y frente de ella un espacio donde estarían los equipos de música, el animador y las luces de neón. Cerca de la entrada trasera estaba la mesa de las bebidas y el encargado de prepararlas y distribuirlas. Si todo salía bien, felicitaría a Gaby y Alexa por la organización, repito, si todo salía bien...

Cuando Alexa sacó su maletín, recordé la noche en que fuimos a la casa de Eliot — ¿cómo olvidarla?—, esa vez me sorprendí cuando me mostro su equipo de belleza, encrespadora, plancha, secadora, paletas de sombras de infinitos colores, labiales, rímel, polvos, bronceadores, rubor, bases en barras, líquidas, correctores, delineadores, esponjas, pinceles, pinzas para cabello, peines; una entrada a Narnia era su maletín.

Empezó con una trenza y luego a encresparme el cabello, dijo que era la parte morosa de todo, luego limpio mi cara con una toallita desmaquillante, y continuo con los ojos, no estaba segura de cómo era el ritual del maquillaje, ya que a mí me aburría ese tema, por lo que no pude evitar echarme una siesta.

El sueño fue bastante raro. Me encontraba debajo de la mesa, mamá discutía con un señor bastante mayor, ella lloraba y hacía señas de que saliera, él intentaba acercarse, por su expresión parecía que suplicaba. Quise salir a defenderla, e incluso intente gritar, pero mis sentidos no me respondían, odiaba cuando pasaba esto, no poder hacer nada, ser solo un espectador.

Luego de eso me transporte al colegio, estábamos en clases de educación física, todos estaban allí, todos excepto Eliot, no sabía por qué, luego preguntaría, Dante se me acerca y me dice algo, no le entiendo, es como si fuese mudo, me toma de la mano y me sonríe, le devuelvo la sonrisa. Detrás de él aparece una chica, Gaby, lo toma del cuello y lo envuelve en un abrazo, no logró entender la situación...

—Ritania, despierta —Salí de mi sueño, me sentía atontada.

—Qué... ¿Qué pasó? —Bostece, que sueño más extraño había tenido...

—Ya estas lista, más vale que guardes ese sueño para más tarde —me regaño Alexa.

—Sí, sí como digas.

—Echa un vistazo a la obra de arte que hice de ti —sonó orgullosa, me puse frente al espejo, el maquillaje se veía—... como si lo hubiese hecho un profesional.

—Soy una profesional querida —soltó una risa— ahora puedo leer tu mente —sin querer había soltado lo que estaba pensado, debería ser más precavida.

—Bien, ahora ve a ponerte tu vestido para que suelte las pinzas de tu cabello y termine tu peinado, tengo que alistarme y Gaby también, así que de prisa.

Una vez terminó conmigo me pidió que bajase para decirle a Gaby que fuera a alistarse. Ya eran las diez y cuarto exactamente, suponía que no había llegado nadie, ya que las fiestas suelen empezar entrada la noche o si ya lo había hecho, estarían ambientándose, error de suposición. Cuando pase la línea que dividía la casa y el patio me lleve una gran sorpresa.

EfervescenciaWhere stories live. Discover now