"Conciencia"

85 13 1
                                    


Ritania

―Cariño, despierta, no puedes perderte este hermoso paisaje ―Eliot me dio suaves cachetadas para que despertara de mi sueño. Aparte mi cara de sus manos, me dolía fuerte el rostro y ni que se dijera de mi cuerpo, ahora podía hablar de parte de las mujeres que sufrían maltrato, si tuviera la oportunidad iría corriendo a demandar a este maldito, pero estando en las condiciones que estaba era mejor intentar estar bien y pensar en cómo escapar. Hice lo que me había dicho, me resultaba muy familiar el lugar, hice un giro de ciento ochenta grados, luego supe donde estaba; era el laberinto del colegio, solo que esta vez estaba sin flores, además lo recordaba por lo que había pasado en la noche del baile, seguro él había sido el sujeto del antifaz, y el conejo, parte de mi imaginación―. Y bien, ¿qué dices? ¿Sorprendida?

― ¿Cómo es que lograste entrar conmigo sin que nadie se diera cuenta?

―Tengo trucos bajo las mangas, que no se te olvide ―claro, el hipnotismo.

― ¿Y ahora qué se supone que me harás?

―Si mis cálculos son correctos, cierta persona ya debió haber recuperado la memoria, si es inteligente, sabrá donde venir.

― ¿Te refieres a Dante? El no caerá en tu trampa, déjalo tranquilo, el no tiene que ver nada en esto.

―Claro que tiene que ver, hagamos una apuesta ―respondió―, si él viene dentro de unos minutos mi plan habrá funcionado a la perfección y morirás sin dudarlo, en cambio, si no llega te daré la oportunidad de esconderte e incluso si puedes, de escapar, un minuto de ventaja. ¿Qué dices?

―Si Dante viene no podrás matarme, no dejará que lo hagas ―su risa sarcástica hizo que mi piel se erizara.

― ¿Quien dijo que yo iría a matarte si Renegan llegaba?

­―Tu no... Puedes hacerlo ―cuando hubo dicho eso último llegue a la conclusión de su plan, Dante había estado bajo el poder mental de Eliot, si llegaba como había dicho haría que Dante me matara, lo manipularía para ello...

―Veo que ya te diste cuenta de lo que haré contigo, si no te importa, es hora de empezar el juego ― concluyó.

Sea donde quiera que estés, por favor no vengas en mi búsqueda, por favor, por lo que más quieras no vengas a tomar mi vida...

―Cinco minutos... cuatro minutos... tres minutos... dos minutos... un minuto ―mi corazón latía rápido, en mi fuero interior rogaba porque Eliot se equivocara―... Renegan ¿Nos harías el favor de reunirte con nosotros?

Por favor, por favor, no entres... Una silueta apareció lentamente, lo único que pude hacer fue sollozar en silencio.

Dante

Estaba a tres cuadras del colegio, entrar no sería difícil ya que sabían que pertenecía a la selección de fútbol, podía entrenar cuando podía o quería.

―Hola Dante, ¿entrenamiento futbolístico? ―si hubiera sido en otra ocasión, tal vez me hubiera agradado más el guardia.

―Sí, señor Sánchez, usted sabe, ya se vienen los campeonatos intercolegiales ―intente sonar tranquilo― tenemos que prepararnos al máximo para ganar este año la copa.

―Por supuesto, asegúrate de que seamos pentacampeones ―abrió el portón y me apresure a meter el coche.

―No se preocupe ―respondí.

Perfecto, ya no estaba lejos del laberinto, ahora solo quedaba correr lo más que pudiera y salvar a Ritania. Cuando estuve en la entrada me interné con cuidado, no sabía si Lewis había preparado algo por si salían mal las cosas, nada a la izquierda, nada a la derecha, empecé a pensar que tal vez me había equivocado, pero no fue así.

―Renegan ¿Nos harías el favor de reunirte con nosotros? ―quedé petrificado al oír mi nombre cuando estuve a punto de dar la vuelta para entrar en el centro del laberinto, con decisión y preparado para lo que viniese, entré.

No podría describir la impotencia, rabia, enojo, ira, al ver a Ritania tirada en el suelo, atada de manos y pies, con la cara golpeada y quién sabe si su cuerpo también lo estaba. Sin darles más vueltas corrí hacia ella y me tire al piso.

― ¡No! vete ―gritó entre llanto y desesperación.

― ¿Que más te hizo ese desgraciado? ―tome su rostro entre mis manos, analizando el grado de gravedad en el que estaba, gimió cuando toque su labio partido.

―Escúchame Dante, tienes que salir de este lugar, Eliot te manipulara y hará que sigas sus órdenes...

―No lo permitiré, no dejaré que él te haga daño de nuevo, Ritania te recuerdo, recuerdo lo que sentía por ti, fui un cobarde al no habértelo dicho antes, te salvaré, lo prometo, saldremos de esta ―le di un beso en la frente, y me puse de pie para ir a enfrentarlo―. No sé cuáles son tus motivos para hacerle lo que le hiciste a Ritania, pero escúchame, te hare pagar por todo, primero romperé esa cara de niño bonito que tienes y luego, si no te mato, irás a la cárcel.

―Eres muy seguro de ti mismo ―esbozó una sonrisa―, será una lástima que no puedas lograr tus propósitos.

―Cierra esa boca ―corrí hacia él, había acabado con mi paciencia.

Tic tac ―dijo con la misma sonrisa, mi cuerpo se detuvo, dejo de responder a mis órdenes, ¿qué diablos estaba pasando?― ¿Lo ves Ritania? Débil y patético, el poder de la mente sobre...

― ¿Qué me hiciste? ―lo interrumpí.

―Hipnotismo, tu mente me pertenece, y con ella tu cuerpo, todo es parte del plan, ¿recuerdas aquella vez que te intercepte en la salida de clases? Pues jugué con tu mente, hice que olvidaras todo acerca de Ritania, ese patético amor que sentías hacia ella se hizo añicos con solo unas cuantas palabras...

―Por supuesto que lo recuerdo, idiota, sino no estaría en estos momentos a punto de matarte.

―Claro que podrás matar, eso es algo que no te quitare, el detalles es que a quien matarás no será a mí, sino a tu amada Ritania...

―Pelea como hombre...

Tic tac ―esas dos sílabas acabaron con mi razón...

Ritania

Cuando pronunció aquellas palabras, Dante ya no fue el mismo, parecía un zombie, un muñeco sin alma, una marioneta, había dejado de forcejear y gritar.

― ¿Puedes verlo? ¿No es hermoso? ―la adoración hacia su obra maestra estaban en sus ojos.

―No me parece hermoso, sino repugnante.

―Continuemos ―Eliot cambio de expresión, la gracia fue reemplazada por odio, se acercó lentamente a Dante y le empezó a susurrar en el oído palabras que no podía escuchar desde donde yo me encontraba. Cuando terminó le dio una palmadita en su espalda como animándole a avanzar hacia mí, no había marcha atrás, el destino ya estaba escrito.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Hola fantasmitas! Les cuento que este capítulo es el penúltimo, y el proximo sera el final.

Espero que lo disfruten, gracias por leer.

P.S.: si puedo lo subire mas tarde.

EfervescenciaWhere stories live. Discover now