Capitulo 36: Todo puede cambiar [parte 1]

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- Dominic- susurre ya con los ojos cristalizados. Como no podría amar a este hombre. - Acepto, claro que sí aceptó- finalice y en dos segundos ya me encontraba abrazada a su cuerpo, escondí mi rostro en su cuello, pequeñas lágrimas de felicidad se habían derramado y el sentimiento de euforia aumento al aspire su colonia.

-Te amo, nena!- dijo separándose un poco de mí para poder mirarme a los ojos.

-También te amo- suspire y el unió nuestros labios, el beso fue lento y dulce, a los segundos se escucharon chiflidos y aplausos.

¡Santo Dios!

El beso se rompió y sin evitar sonrojarme sonreí, mucha gente nos estaba mirando.

Si hace un año me hubieran dicho que me casaría con un chico lleno de tatuajes y que peleaba ilegalmente, no me lo hubiera crecido, hasta pensaría que solo se trata de una mala jugada, pero ahora, que está junto a mi, proponiéndome matrimonio un día después de ser novios, debo admitir que es la mejor jugada que el destino pudo hacerme.

¡Jodido y hermoso destino!

Narra Dominic

Mire de reojo a la chica junto a mi, dormía, y debo admitir que se veía muy graciosa y sobre todo tierna, nunca pensé en casarme, y ahora que le e propuesto matrimonio a la mujer que más quiero, me siento feliz, pero con la necesidad de que todo entre ella y yo sea especial, es por eso que en este momento me encuentro estacionando el auto frente a una joyería.

-Buenas tardes- salude a una señora que no aparentaba más de 40 años detrás de un mostrador.

-Buenas tardes, en que podemos ayudarlo- dijo amable.

-Un anillo, el más bonito que tenga- dije e inconscientemente la imagen de Lucí llego a mi mente.

¡La amo!

-Oh valla, entonces creo que tengo lo que necesita- dijo sonriendo, camino un poco y en sus manos, delicadamente  trajo una cajita de color azul, cuando la abrió una sonrisa se formó en mi rostro.

-Es hermoso- susurre.

-Dará un regalo muy bonito, de seguro la afortunada se pondrá muy feliz- afirmó la señora.

-De echo, feliz me podré yo si acepta, por qué en realidad le pediré matrimonio.

-Oh valla, felicitaciones, me alegro mucho por usted.

-Gracias- dije feliz, el anillo era deslumbrante, digno de mi hermosa castaña.

Luego de que la señora me dijera el costo de la sortija, la pague y me la entregó, no sin antes decir "Le deseo toda la suerte del mundo".

Cuando entre nuevamente en el coche, Lucí no había ni siquiera cambiado de posición en el asiento, sonriendo guarde el estuche con el anillo, dentro de mi bolsillo delantero.

Seguí el camino hacia un restaurant donde quería llevar a Lucí, le pediría matrimonio, nuevamente, ahí.

Cuando llegamos, tuve nervios, siendo cuidadoso la desperté, entramos y pedimos lo que comeríamos, los nervios me mataban, pero era hora de la proposición.

Todo pasó muy rápido, le propuse a Lucí casarse conmigo y mi corazón y mente se detuvieron, luego en otro momento solo sentí su aroma y sus pequeños brazos rodearme.

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