Capítulo 7: Demonio Verde

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-¿Quién es Ben?

-N-no se de que hablas-. Susurré con la mirada hacia abajo.

Mi corazón latía de una forma impresionante, los nervios los sentia a flor de piel y de inevitable que mi voz saliera entrecortada. Dominic sabía como ponerme nerviosa.

-¿Como que no sabes de quien te hablo?-. Espeto-. Si lo mencionas como si fuera la peor persona en el mundo.

Lo es...

-So-solo es m-mi hermano-. Trate de sonar convencida.

-Bien-. Dijo no tan seguro.

Mi atención volvió al celular, internamente rogaba que no preguntara nada más, no era muy buena mintiendo. Aunque aun tenía una duda.

Habían pasado algunos minutos desde esa conversación y de mi mente no salia la pregunta de Dominic, lo que me lleva a pensar que quizas debí de mencionar con demasiado temor el nombre del dueño de mi sufrimiento durante mucho tiempo, no es para menos, pero no puedo permitir que nadie se entere. No ahora que empiezo de nuevo.

Luego de pensarlo y pensarlo decidí pedir algún trago, así que me acerque a la barra y pedí un ejemplar llamado Demonio Verde, algo raro el nombre pero al probarlo no me arrepentí, a pesar de lo fuerte que sabia.

-Hola guapa-. Escuche y me gire.
Frente a mi un rubio alto, de ojos verdes muy potentes, guapo pero parecía algo malo.

-Hola-. Respondí sin pensar.

¡Joder, el efecto del trago es jodidamente fuerte o ya me volví loca!

-¿Quieres bailar?-. Preguntó, pero antes de que pudiera responder ya me había agarrado de la cintura.

Es un tipo atrevido.
No debí de prestarle atención.

-Eh... No, no-. Forcejeé un poco pero fue inútil.

-Vamos linda...

-Que la sueltes David.

Salvada por el idiota al parecer.
¿Con quién corro menos peligro?

-Tranquilo Dom-. Al parecer la imponente mirada del pelinegro no sólo le afectaba al sexo femenino.

El rubio me dejo libre de su agarre y soltó una risita, se burlaba de la situación pero era claro que no quería problemas, mucho menos con alguien como Dominic.

La mirada del pelinegro era su fuerte, podía conseguir a todas las chicas que quisiera, y al mismo tiempo espantada a idiotas como el de ahora.

¿Intimidante? Aterrador.

-¿Tu papá nunca te enseño a no hablar con extraños?-. Preguntó burlón.

El no era quien para hablar de mi familia, peor aun hablar de un padre tan maldito como el mio, un pobre diablo que vendio a su hija para salvarse y sin importarle nada dejar a su espesa abandonada. La ira y rencor por recordarlo me invadió.

-Yo no tengo padre-. Dije dura y me di media vuelta.

Caminé alejandome de él. Quería un momento tranquilo, pero en éste lugar eso sería imposible. Hacia donde sea que mirara sólo habían cuerpos sudados y ebrios.

Al final sin darme cuenta me encontraba parada en frente de una puerta con un pequeño letrero que decía "solo personal autorizado".

Si llegaban a descubrirme sería claro que estaría en problemas, pero sinceramente lo lamento, el Demonio Verde se ha apoderado de mi.

Sin mas preámbulos entre y subí unas escaleras, abrí la puerta que seguía y llegue a lo que parecía una azotea.

¡Demonios, hace frió!

Me senté en el filo de la terraza y empecé a agitar levemente mis pies, en este momento me encontraba con los ojos cerrados y la mitad de mi cabello cubriendo mi rostro, la sensación era increíble, me daba la idea de libertad.

-Que no tengas padre no es motivo para querer morir-. Dominic otra vez.

Él y su estúpido comentario me hicieron pensar que quizás se trataba de un ángel... O un demonio.

-¿Siempre eres así de ciego?-. Respondo con una pregunta, y aunque este de espaldas se que tiene rostro de confusión.

-¿A que te...

-Que no hable no quiere decir que sea tímida, sino reservada, que sonría siempre, no quiere decir que sea feliz, sino que no demuestro mis problemas y que este al borde de la terraza de un edificio de 5 pisos no quiere decir que quiera matarme, sino que tal vez y solo... Quiera pensar-. Suspiré y al instante me sorprendí por mi respuesta.

-¡Ah!-. Sus pasos acercándose hicieron eco-. ¿Entonces que no me hayas dicho que Ben era tu novio y que aparte eres hija única, no te hace mentirosa?

Su pregunta me mareo, era inevitable que sintiera un mal sabor en mi boca debido a su extraña confirmación.

-¿Qui-Quién te habló de e-eso?

Una oleada de nervios me invadió, nostalgia y un nudo en la garganta me impedian hablar con claridad.

-Responde, ¿por qué mientes?

¡Irritable!

-No te importa-. Espete y justo cuando pensé que iba a hablar el sonido de mi celular nos interrumpió.

inicio de la llamada:

-¿Hola?

-¿Luci? ¿Joder donde estás?

- ¿Lily? ¿Qué ocurre?, Estoy... Por aquí, ¿Pero dime qué pasa?

-Tenemos que irnos, ¿Dime donde carajos estás?-. Sonaba frustrada.

Un mal presentimiento retumbo en mi pecho, fije mis ojos en Dominic, quien miraba con el ceño fruncido su móvil.

- Yo... -. Iba a responder pero Dominic me arrebato el celular de las manos y hablo tan rápido que ni siquiera pude entender lo que dijo.

¡Atrevido!

fin de la llamada.

-Vamos, ya no es seguro estar aquí-. Exclamó y me agarro de la mano literalmente arrastrandome escaleras abajo, subimos a su auto y arrancó a toda velocidad.

Me sentía estúpida por estar conviertiemdome en un titere sin más.

-¿Puedes explicarme hacia donde vamos y por que salimos como locos de ese lugar?-. Pregunté, pero solo hubo silencio. Esto estaba empezando a asustarme y de alguna forma me confundía.

-Nos encontraron, y su blanco ahora eres tú.

¿A que sé refiere? Su voz es neutra no se que pensar de su reacción y de lo que dice.

-¿Qué tengo que ver yo en todo esto?-. Necesito respuestas, necesito tranquilidad, esto me aturde y me confunde de una forma impresionante.

-Porque... -. Dijo pero no completó nada y mi desesperación iba en aumento.
Mis ojos ardían y no entendía del todo el suspenso con el que hablaba.

-Joder responde-. Mi tono de voz aumentó, y su respuesta congeló mi sangre, porque de alguna forma la pesadilla que habia vivido, y de la que creí estar liberada, se volvía a mi disfrazada en algo más.

-Eres mía-. Gritó.

Y con esas simples palabras supe que iba a caer. No había vuelta atrás, mi vida iba a cambiar, para bien o para mal, no lo sé. Pero el azul opaco de su mirada y la feroz forma en la que me hablaba emanaba decisión; y fue ahí cuando supe que nada volvería a ser igual.

                                   ❤️

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