Maratón navideño 1/3

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Hay personas que simplemente aparecen en tu vida y su precencia es tan grata que te sientes feliz de haberlos encontrado, algo así estoy viviendo desde que llegué.

Ya había pasado una semana desde que había conocido a Lily y a su coqueto hermano, con él que no me había vuelto a topar, a diferencia de la chica, ella me había ayudado a conseguir empleo de medio tiempo, algo que no afectará en mis estudios.
¿Ven de que hablo? Ella es tan buena.

-Bufó-. El trabajo en la cafetería es lindo, y fácil, pero se torna turbio cuando debes tratar con idiotas así.

-Reí-. Supongo que debe ser cansado sus constantes parloteos-. Analizo-. Tranquiliza esa mente tuya, falta poco para salir y es lo único que debes esperar.

-Si, casi lo olvido, ¿qué harás en la noche?

-Bueno, creo que leeré un poco o tal vez vea algunas películas.

Sólo la conocía a ella y a Jack, además no era un alma libertina que rodará por las calles un viernes por la noche.

-Perfecto, hoy a las nueve vamos a salir, quiero mostrarte un lugar.

-¿De qué se trata?

-Tu solo tienes que estar lista a las nueve en punto, no utilices nada formal-. Me guiñó.

-Supongo que esta bien.

Mis palabras salen intentando convencerme a mi misma de que esta bien, al fin, es Lily, es amigable y su compañía me agrada.

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Eran las siete, una pereza impresionante me acosaba y la salida con Lily seguía en pié. En contra de los reproches del lindo sofá de mi habitación, me aleje de la tentación y empecé a prepararme.

Una vez había tomado una ducha, salí del baño con una toalla enredada en mi cuerpo y otra en el cabello, busqué entre mi ropa, no tengo casi nada, al final, después de buscar y buscar me decidí por unos pantalones pitillos de color café claro, una blusa negra con margaritas por doquier, bufanda y chaqueta, ya que en estos días hace frío, y por último mis leales botines rojos de tacón. Los elijo sin divagar por lo comodos que son.

Estaba casi lista frente al espejo, mirando cada una de mis facciones, blanca, casi pálida, con ojos azules muy grandes, cualquiera pensaría que son lindos, pero no, no si no existe ese brillo que los hace especiales y, después de todo lo que pase, ese destello en mis ojos ya no existe, y eso es tristemente una realidad para mi.
Cuanto anhelo ser la de antes, sin recuerdos feos, sin dolor, volver a ser libre de aquella estúpida tortura mental.

Recorrí mi rostro, mi nariz es fina y perfilada y cabe nombrar que es pequeña, mis labios ni finos, ni grueso, están algo secos y me veo tentada a pasar mi lengua sobre ellos.

"Nadie nunca se fijara en ti"

"Fuiste un error"

"Eres fea"

Recordar aquellas palabras dichas por alguien que decía quererme es abrumador, más cuando debo seguir con mi vida como sí no me afectara.

Mis ojos están humedos, algo muy normal cuando recuerdo lo que pasó tiempo atrás. Odio todo lo que me recuerde mi pasado, es algo que no elegí, algo que me tocó sufrir y afrontar intentado ser fuerte. Cada día es lo mismo. Cada noche las mismas pesadillas. Y en mi mente sólo cabe la idea de encontrar en un punto de mi vida la paz que había perdido.

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