24. Misterioso y sexy chico del piercing.

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Otra vez, me había arreglado más de lo usual, "porque según Emma llamaría más la atención de los pervertidos estudiantes, en especial de los 5 sospechosos"

Era Lunes, 'para ser mas especifica la cuarta hora de clases y el maestro explicaba unos ejercicios que estarían en el examen final. La mayoría no prestaba atención, mientras yo procuraba estar atenta y resolver cada ejercicio ya que todo esto del plan de encontrar a mi Admirador Anónimo me estaba robando absolutamente todo mi tiempo, y claramente se estaba viendo reflejando en mis notas.

Una chica morena toco la puerta y cruzo varias palabras con el profesor. Trate de leer sus labios para saber de que hablaban (no es por ser chismosa, en realidad es por... vale, el chisme pica, no me juzguen...) imagine haber escuchado mi nombre, pero probablemente debían ser alucinaciones mías.

Sacudí mi cabeza mentalmente, frustrada. Y me concentre en apuntar todo correctamente en mi libreta.

-Andrómeda Steel. Te buscan en la sala de maestros- dijo el profesor.

Y lo próximo que supe es que todas las miradas curiosas se posaban en mí.

Ejem, ejem, esto es incomodo.

Me sentía de mal humor. No tenía ganas de nada, pero tenía cierta curiosidad por saber quien había mandado a llamarme, y sobre todo que era tan importante como para sacarme a mitad de la clase.

Respire hondo ahogando los nerviosos latidos de mi corazón y torpemente me levante de mí asiendo empujando con mis pies las patas del banco. Todos mis útiles cayeron esparcidos por el suelo, junto conmigo y mi enorme torpeza.

La mayoría de mis compañeros se dedicaron a reír mientras yo trataba de encontrar el lado más pacífico de mi alma para no sacar el dedo del medio e insultar a cada uno de los imbéciles que se habían burlado. Vamos, ¿A quién carajo no le ha pasado algo como eso?

Bufe molesta mientras me agachaba a recoger todo lo que por mi IncreibleUltraMegaEnormeGigantesca Torpeza había hecho caer, aun bajo la mirada de todos los alumnos entrometidos.

Una sombra se agacho frente a mí y me ayudo rápidamente a acumular todos mis útiles. Me los extiendo gentilmente y yo le regale una sonrisa sin si quiera detenerme a observarlo. Un repentino escalofrió recorrió mi columna vertebral al sentir un momentáneo contacto de su suave piel con la mía. Cerré la cartera con todos sus lápices dentro mientras mis ojos no se atrevían aun, a apartar la mirada de esas masculinas manos que habían erizado toda mi piel.

Soy una pedófila de manos, lo sé, no me juzguen.

Intente concentrar mi campo de visión en otra cosa para no parecer una demente. Fije mis ojos en sus zapatos, tenía unos típicos y bonitos convers blancos. Subí un poco más la vista encontrándome con unos jeans negros que se ajustaba perfectamente a su cuerpo. Subí la mirada otro poco, casi abro los ojos con sorpresa al ver una camiseta negra de nirvana bajo una chaqueta de invierno gris, vestía cómodo y con estilo quien quiera que fuera el dueño de esas manos, eso no lo podía negar. Levante la vista casi por completo, tuve que tragar fuertemente para tratar de deshacer el caos que se había formado en mi estomago, ¿Porque me sentía de repente así?, tenia una sonrisa tan blanca y perfecta como la de un comercial. No me había atrevido a subir más de su boca, se notaba a ciencia cierta que era un chico demasiado lindo a decir verdad, ahora que lo pensaba, lo conocía, no sabía bien de donde pero lo hacía, creo que era porque compartía una que otra clase conmigo, pero jamás había estado tan cerca de él, como para tener la oportunidad de detallarlo tanto. ¡Y vaya que era lindo! Tenía unos pómulos que daban ganas de agarrarlos tal y como una abuela haría con sus nietos. La forma de su mandíbula era tan jodidamente sexy y adecuada a su rostro, el piercing en su labio inferior daba a cualquiera ganas de arrancárselo con los dientes. Algo salvaje, ya lo sé, ¿Pero qué puedo decir? Grrr.

¿Admirador Anónimo? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora