17. Los gatos negros no son de mala suerte.

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Andy pov 

— ¡Y te juro que me estoy volviendo loca!— chilló —De verdad que no soporto a los chicos, llegan con su manía de perros alfa hacia ti, queriendo cazarte como si fueras un trozo de carne o un premio de consolación — Ella seguía girando y girando en la silla de mi escritorio mientras parloteaba sin callarse— Argh, definitivamente creare una especie de ESCUADRÓN-ANTI-CHICOS. Seré la sexy y hermosa presidenta y tu tendrás membrecía de honor en mi escuadrón solo por ser mi mejor amiga... — Su tono de voz cambio de molesto a uno emocionado — Como te decía yo...— Se detuvo y lo próximo que sentí fue como una media ¿Sucia?

Se estampaba contra mi cara.

— Pero, ¿Que caraj.. — fui interrumpida por la cara de pocos amigos que tenía mi amiga.

— Eso te pasa por no prestar atención cuando te estoy hablando de mis problemas con los chicos— farfullo molesta— Yo aquí contándote que haré una cosa tan grande como una revolución mundial en contra de los hombres y tu ahí, mirando el techo como hace más de media hora pensando en quien sabe que cosas. — No hace falta decir que me fulmino con sus pequeños ojos azulados.

— Lo siento — suspire frustrada mientras frotaba mi cara entre mis manos— es solo que no he podido sacarme algo desde hace un par de días de mi cabeza.

Emma se sentó junto a mí, mientras yo seguía acostada en mi cama. Llevábamos así desde temprano en la mañana y yo no tenía ánimos aun de levantarme y hacer algo provechoso o al menos "más divertido".

— Como yo si soy buena amiga — alardeó ella— seré toda oídos y escuchare tus trágicos lamentos o lo que sea tengas por contarme — sonrió mostrando sus perfectos dientes — claro, escuchare todo menos algo que tenga que ver con...

— Es un chico — la corte sabiendo lo que diría.

Suspiro golpeando su frente con la palma de su mano.

— Lo que me temía — renegó con su cabeza dramáticamente— tu no mas dime a que idiota le tengo que cortar las pelotas y ya mismo busco mis mejores tijeras— sonrió como una loca psicópata y lo único que salió de mis labios fue una enorme y escandalosa carcajada ante las ocurrencias de mi mejor amiga. Agradecí mentalmente por tenerla a mi lado, sabía que chicas como Emma, que estén siempre para apoyarte, escucharte, y en especial darle una paliza a cualquiera que se meta contigo, no se encontraban por ahí en cualquier esquina.

Sonreí.

— En realidad él no me ha hecho nada — ladee mi cabeza mirando un punto fijo— Todo lo contrario.

— No comprendo — frunció su ceño y enarco una de sus rubias cejas— ¿Entonces qué es lo que está mal con él?

Lo pensé durante un segundo, pero inmediatamente respondí completamente segura.

— Nada. El no tiene absolutamente nada mal.

La sentí confundirse más que nunca.

— Ammm... — murmuro— ¿Quien es el chico?

— Ese es exactamente el problema, ese es el gigantesco problema— juguetee un poco con mi brazalete y me encogí de hombros — no tengo la menor idea de quien pueda ser.

— No se si soy demasiado lenta para entender las cosas, pero creo que me tendrás que explicar ahora mismo de que mierdas estas hablando.

Emma me hizo contarle la historia con pelos y detalles.

Le conté absolutamente todo, tanto como cuando recibí el primer mensaje en la madrugada mi primer día de clases y lo enojada que estaba por despertarme temprano aunque si no hubiera sido por eso, probablemente hubiera despertado ya cuando hubiese perdido más de 2 clases. O cuando descubrí que me observaba y cayó desde mi balcón enseñando su sensual pijama de conejitos rosas. O como cuando incluso creí que era un error todo eso de los mensajes pero luego en clase una bola de papel golpeó  mi cabeza aclarándome que no era así y que un misterioso chico estaba acosándome. Le conté incluso los extraños sentimientos que causaban en mi esas palabras tan repentinas que me escribía, o esos malditamente molestos pero a la vez hermosos detalles que me daba. Y le dejaba en visto sí, pero es que me sorprendía tanto las cosas que podía decirme que simplemente me dejaba completamente muda y creo que ni por mucho que me esforzara encontraría las palabras correctas para responderle. Le conté también de esa enorme opresión en el pecho y ese desespero por encontrar de una jodida vez a ese chico que me estaba terminando por volver loca.

¿Admirador Anónimo? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora