Capítulo 3- La siguiente conquista

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- Así que en serio está instalada en tu habitación?

En el Bufet y a su alrededor, la marea de estudiantes se agrupaba en las mesas de madera mientras se dirigían a su lugar habitual junto a sus amigos. Las chicas se quejaban de la tarea y los chicos acordaban a que hora irían al fitness center. El aroma de todas las comidas, frescas y horneadas, se mezclaba e invadía el enorme salón. Desde el frente del edificio, nadie creería que todos los estudiantes y la cocina entraran en el. Ya adentro se aprecian sus generosas dimensiones. La cocina estaba arriba, y un pequeño elevador al fondo permitía que el personal transporte comida recién hecha y platos sucios cuando fuera necesario. Amplios ventanales permitían que entre la luz del sol, y la puerta doble de entrada estaba abierta de par en par cuando el clima era agradable.

Francheska miró desde su lugar en la punta de la larga mesa hasta el otro extremo.

- No, es joda. Dejó todas sus valijas en mi cuarto para hacer una cámara oculta. Calculá que en dos semanas sale en la tele.

- Bue, calmáte. Sólo te pregunté porque me asombra que no la hayan puesto en una habitación simple - dijo Azul Tuzinkevich Cruz, en su voz suave y calmada, mirando a Francheska sin inmutarse con su mal humor.

Ok, será la más inteligente de su promoción, pero a Francheska nadie la contradice. Francheska suspiró dramáticamente y dejó su tenedor en la mesa.

- Es que yo tengo muy buena suerte.

- Podría ser peor - dijo Bianca, que movía sus dedos velozmente sobre la pantalla de su celular, sin tocar la bandeja en la que estaba su almuerzo.

- Por lo que vi en Literatura parece copada. Y según la señora Raiden interpreta de maravilla a Beatriz.

- Quién... - intentó preguntar Francheska, pero Bianca no la dejó.

- Mucho ruido y pocas nueces, te suena? Es de Shakespeare.

- Si Bianca, conozco la obra - contestó irritada. Bianca se limitó a rodar los ojos - Lo que iba a preguntar antes de que me interrumpas era Quién le tocó a Bruno.

Bianca levantó la vista del celular para mirarla. Francheska le sostuvo la mirada, sin entender lo que le quería decir su amiga. No era adivina.

- Quién, Bianca.

- Bancá, Francheska - ella desvió la vista de Bianca a su novio - Sólo porque crees que te pusieron a cargo no significa que Bian tiene que obedecerte.

- Era una pregunta, nada más, pelotudo del orto.

- Andáte a la mierda forrita. Que digo forrita si sos tremenda forra.

- Forros son los que tu papá no usa, verdad Paio?

Bianca dejó su teléfono en la mesa y miró duramente a Francheska. Azul sacudió la cabeza reprobadoramente y volcó su atención al libro que estaba leyendo. Ese era un golpe bajo. Y Francheska lo sabía. El padre de Paio había desatado un escándalo al dejar embarazada a su amante, la recepcionista de la oficina de su esposa. Y este hijo fuera del matrimonio se sumaba a otros dos más.

- Francheska - la voz de Bianca fue dura, como un regaño. Bianca puso una mano en la pierna de su novio. Paio, que estaba mirando con odio a Francheska, se tranquilizó con la caricia. Movió la cabeza lo suficiente como para mirarla a los ojos, y Bianca se le acercó para susurrarle "dejála" antes de darle un beso corto.

- Cómo que huele a hija de puta, no? - dijo una voz masculina, dejando una bandeja repleta de comida en la punta de la mesa opuesta a la de Francheska. Gonzalo Gravano García. Morocho, como Bruno, pero con un flequillo al costado que peina todo el tiempo. Él había intentado levantársela en tercero pero le ganaron de mano. Un rubio ojos verdes llamada Ignacio Nayar Almeida. A veces Francheska se preguntaba como sería chapar con Gonzalo. Lo niega a muerte si alguien se entera. Le tiene más ganas a Bruno, igual.

En Sólo Dos SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora