Capítulo 8- Cápsula del tiempo emocional

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Que desgraciada Micaela por llegar primero.

Francheska pasó una mano por su cabello mojado. Movió sus ojos marrones para mirar a Micaela en la otra punta del cuarto atraves de las puertas espejadas del armario. Cuando Francheska y Bianca volvieron del gimnasio, Micaela estaba saliendo de la ducha. Ahora se estaba poniendo una especie de gel para hacer que su cabello tuviera hondas. Francheska sonrió al ver sus oscuros rizos mojados. Había algo en lo que le ganaba a la barbie.

Porque tener rulos es algo muy valioso.

Abriendo la puerta de su armario, se agachó a buscar unos zapatos bajos, rojos, para que combinaran con el blazer que tenía encima de un vestido cruzado de Ona Sáez. Mientras se calzaba, vio un movimiento atraves del espejo. Micaela estaba revolviendo en una de sus valijas, vestida con un chupin de jean y una blusa blanca. Francheska rodó los ojos. Si esa era la primera impresión que la Rubia zorra quería dar, ok, allá ella.

- Nuevita.

Francheska se dió vuelta para encontrarse con Bianca en la puerta, con su cabello ya planchado y en una calza negra y un buzo naranja de algodón. Francheska cerró la puerta de su armario y la miró con una ceja levantada. Podría haber jurado que en sus ojos había un brillo pícaro, pero Bianca movió la vista hacia Micaela antes de que pudiera estar segura.

- Bruno dice que no va a cenar, así que no te molestés en esperarlo afuera.

Todo rastro de entusiasmo abandonó su rostro.

- Ah. Em-

- Pero dijo que lo esperes en un rió, o era un arroyo, no, un-

Francheska trató de no matarla cuando vio que le reaparecía la sonrisa.

- Lago?

Bianca le apuntó con un dedo de manicura negra.

- Eso era!

Micaela sonrió, sacando de su valija un suéter tejido rojo de alguna marca de segunda y poniéndoselo.

Francheska miró a Bianca, quien al ver su decepción se encogió de hombros. Tendría que ser ella la que se iba en aventuras nocturnas al lago con Bruno. Ella la que pretendiera tener frío para que él la abrazara. Ella besando a Bruno bajo las estrellas.

No era que estuviera celosa de la rubia tarada ni nada.

No se había dado cuenta que estaba perdida en su mundo ideal de Francheska de Sainz Micheli hasta que la voz de Micaela interrumpió sus pensamientos felices.

- Y él me va encontrar ahí?

- Dijo que conocés el camino ya, así que sí.

- Ok - Micaela mordió su labio, sus pies ahora cubiertos por unas botas peludas horribles que más vale que no se le acerquen a sus zapatos importados. - Gracias.

- No hay de que.

Minimizó Bianca, que ya parecía aburrida con el mensaje que le pidieron que dé.

- Yo me - empezó Micaela, moviendo la vista de Bianca a Francheska - Mme voy entonces.

Francheska la miró con odio mientras guardaba su celular en el bolsillo de su Jean y salía por la puerta. Morite morite morite.

- Vamos a comer así recuperes el humor.

Dijo Bianca, suspirando, mientras camino hacia Francheska y entrelazo sus brazos, llevándola afuera. Francheska agarró su celular de la mesa en luz y lo apretó con fuerza, imaginando que era la cabeza demasiado rubia de Micaela.

En Sólo Dos SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora