Capítulo 33- Todo sigue igual de bien.

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- Todavía nos queda un día de sufrimiento boludo. No doy máss

- Vas a estar bien, Mi.

- Más que bien boludo.

Murmuró Paio.

Micaela lo miró mientras caminaban rumbo al Berna. Acababan de terminar su examen de Francés Avanzado y planeaba usar lo que quedaba del día para meter información en su agotado cerebro. Encima tenía que armar su valija para las vacaciones y pasar algo de tiempo con su novio. Para ayudar en eso último, Bruno la estaba acompañando al Berna para recién irse a su dormitorio y empacar algo él también. Parece que todos acá armaban su valija el Jueves porque prepararse para Le Gale les consumía todo el resto de su viernes después de los exámenes. Ni siquiera sabía que se iba a hacer en el pelo. Apretó la mano de Bruno y miró a Paio. La sonrisita maliciosa en su rostro lo mandaba al frente. Micaela sonrió y sacudió su cabeza.

- Ustedes tienen comprados a los profesores, verdad?

- No quemes tu lindo cerebro con eso.

Le respondió Paio, moviendo su antes perfecto lápiz entre los dedos como si fuera un palillo de batería. Siempre lo había visto más como pibe que toca el piano. Con todos sus dieces y su dedicación a la escuela.

- Lo necesitás para Matemática mañana.

- Basta de hablar de los trimestrales boludo.

Se quejó Micaela.

- Sólo quiero ir arriba y armar mi valija y ser feliz pretendiendo que no tengo ninguna otra cosa que hacer este trimestre.

- Aparte de evadir a Francheska?

Preguntó Bruno, dándole un empujoncito a su hombro. Micaela lo miró mal a su pésimo intento de broma.

- No es gracioso boludo.

- No pretendía darte gracia.

- Y hablando de Satán...

Dijo Paio, señalando con la cabeza a la escalinata del Berna. Francheska estaba apoyada en el mármol, con su pollera de lana y botinetas de diseñador. Mucha gente se viste sin arreglarse mucho por los exámenes- incluso las Berna. Aunque "no arreglarse" para ellas es usar medias y faldas de lana, no un jean y buzo suelto. Si fuera por Micaela, andaría de yogin toda la semana, pero tenía que mantener la imagen de una Berna, así que se puso un vestido de chiffón y unas medias que encontró revolviendo en sus cajones. Que seguro no cuestan ni el cinco porciento de las que usan las demás. Se estaba congelando, pero estaba cómoda. Las botas de taco alto de Francheska no lo parecían.

El diablo si que viste a la moda.

Francheska estaba susurrando intensamente en su celular, de espaldas a ellos tres. Bruno tiene un mucho mejor oído que ella y Paio, porque detuvo la marcha, tirando suavemente de su brazo para detenerla. Pasó su brazo por el hombro de Mica y dejó un beso en su cabello.

- Andá adentro con Paio, si? Hace frío. Me voy a demorar un minuto.

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- Bruno...

Micaela lo miró, dudosa, pero Bruno la llevó hasta Paio, que puso una mano en su hombro. Francheska se dio vuelta, dándose cuenta que caminaban hacia ella. Micaela giró hacia Bruno, nerviosa, y él asintió a Paio. Paio le apretó el hombro y la dirigió a las escaleras.

- Vamos, Mica. Se me están congelando las ideas.

- Ya voy yo.

Bruno le sonrió, esperando que desaparecieran entre las amplias puertas del Berna para recién caminar hasta Francheska, que terminó rapidísimo su llamada y él metía sus manos en los bolsillos de su jean.

En Sólo Dos SegundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora