Cinco años...y ya no le encuentro sentido a esta sin razón, debo ser el uno entre un millón, solo porque tengo un don. Ahora camino en la brecha entre un arma o una salvación...todo sale mal y en mí se despiertan fobias de relacionarme con esta ¡Jodida humanidad!
Dañaron todo lo que tenía, muy poco me queda, por lo menos ahora conservo la rabia, que vive en mis venas. ¡Busco ser normal! ¡Aceptado! Pero ya no queda nada, he sido pisoteado de cualquier forma pensada. La CIA me utiliza como una herramienta gastada usado solo para tener su batalla ganada ¡PERO PASO! Yo no voy a ser la puta dama del fracaso, tengo mis propios motivos para dar mis pasos, lucho por lo que quiero y no sucumbiré ante nada...
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En la ciudad de York shin era de noche, y en un gran edificio donde trabaja una empresa muy poderosa estaba siendo vigilada por un hombre con vestimenta de payaso, se encontraba en un tejado cercano observando con unos binoculares. Sonrió al encontrar su objetivo en el piso más alto. Saco su teléfono y marco un número.
—¿Qué pasó?—Dijo la voz al otro lado de la línea.
—¡Moooo! Teniendo una voz tan linda y hablando toscamente, eso no es tierno Gon chan—Comento de manera burlona.
—No tengo toda la noche Hisoka, dime ¿Qué tengo que hacer?—El nombrado sonrió.
—Llévate el paquete marrón que se encuentra en un escritorio de una sala que está en el piso más alto—Al finalizar de hablar le colgaron y soltó una risilla—que humor...
La entrada al edificio estaba siendo custodiada por dos vigilantes de negro muy musculosos. Un joven con una remera negra con capucha que tapaba parte de su rostro se acercaba a ellos, lo miraron con desdén.
—¿Qué quieres mocoso!—Interrogo toscamente posicionándose frente al adolescente impidiéndole el paso, este lo miro dejando ver unos ojos castaños brillantes y una expresión neutra.
—Solo quiero entrar—Pronuncio tranquilamente a lo que recibió unas miradas de desagrado.
—Aquí nunca ha entrado mocosos enclenques como tú, chaval—Dijo mientras juntaba ambos puños y sonaba sus dedos para asustar al menor frente a él pero ni se inmuto.
—La vida está llena de primera veces, señores—Añadió con voz suave a lo que ambos vigilantes se enfadaron.
—¡Ya estuvo! ¡Largo de aquí o sino—No pudo finalizar, un tremendo golpe en su estómago hiso que escupiera saliva y cayera inconsciente al piso. Su compañero alarmado trato de atacar al chico pero este detuvo su puño con una mano y con la otra lo noqueó.
Ya con ambos vigilantes al suelo se dispuso a entrar al edificio, no más dio un paso dentro cuando se escuchó el sonoro sonido de una alarma y chasqueó la lengua.
—Detesto las alarmas—Dijo entre dientes mientras un jarrón decorativo marrón floto a su lado para después salir disparado hacia el interruptor que causaba ese ruido. Ya cuando volvió el silenció fue que siguió avanzando, tomó las escaleras (experiencias anteriores le enseñaron que no debe entrar en ascensores ya que pueden pararlos y encerarlo dentro) y subió tranquilamente, cuando llego al cuarto piso fue sorprendido con una emboscada, dos hombres lo apuntaban con sus pistolas.
—Manos detrás de la cabeza—Ordeno a lo que el menor obedeció con una mirada desaprobatoria.
—Llegas tarde—Acuso con algo de molestia a lo que ambos hombres lo miraron extrañados.
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El monstruo.
RomanceSer diferente es muy difícil lo sé, nadie comprende lo que sufres si no lo percibe y nunca lo ve. Jamás podrás entender, lo pesada que es esta carga que llevo atada a mi vida desde el día en que me vieron nacer. Puedo ver y sentir seres que me rode...