El final y el comienzo.

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—Gon kun despierta—Llamo el mayordomo al joven que lentamente se reincorporaba y dejaba caer la almohada al piso, dejando ver su rostro triste y solitario.

—Buenos Días Gotoh san...—Dijo casi inaudiblemente mientras se levantaba tocando el piso—¿Mis cosas?—pregunto indiferente al no ver ninguna de sus pertenencias.

—Las prepare mientras dormía, ya deben estar en el lugar donde vivirá ahora.

—Gracias...—Murmuro para después irse al baño.

Gon se bañó, se vistió y desayuno sin decir ninguna palabra, Gotoh solo observaba y se limitaba a seguir las órdenes que le había hecho su amo. El moreno estaba vestido con una chaqueta verde con una camiseta blanca por debajo, unos pantalones marrones y botas oscuras, ahora mismo caminaba hacia el patio en dirección a la salida donde lo esperaba un auto negro. El mayordomo se posiciono junto a la salida e hizo una reverencia.

—Que le vaya bien Gon kun—Dijo a lo que el menor asintió con la cabeza.

—Gracias por todo Gotoh san, adiós—Camino hasta el vehículo estacionado en la cera, iba a abrir la puerta trasera cuando un grito de una voz infantil lo alerto.

—¡GON KUN TONTO!

—¡¿Alluka chan?!—La nombrada corría hacia el con los ojos llorosos y el entrecejo fruncido. Llego hasta estar frente a él y acto seguido le empezó a dar golpes suaves pero cargados de tristeza en el pecho.

—¡Tonto, tonto, tonto, tonto! ¡Gon kun tonto!—Repitió varias veces mientras lagrimas rebeldes se resbalaban de sus ojos—¡No es justo! ¡No puedes llegar a la vida de mi Onii chan, alegrarla y después irte para siempre como si nada!—reprocho entre sollozos a lo que el mayor la abrazo, también amenazando con llorar.

—Lo siento, lo siento mucho...—Susurro acongojado—pero es lo mejor para ti y tu hermano, por favor créeme...

—No es justo... Onii chan no ha salido de su habitación y Alluka no ha podido agradecerte por haberla salvado...—Dijo en un susurro a lo que Gon le acaricio la cabeza.

—Killua es fuerte, ya verás cómo supera esto, y te salve porque quería, no para que me agradecieras pero... si en verdad quieres agradecérmelo entonces hazme un favor...—Se separó de la menor teniendo sus manos en sus hombros y la miro a los ojos con una débil sonrisa—no dejes solo a tu hermano ¿Si? Solo eso, con eso me basta...—la pequeña lo contemplo con los ojos tristes y asintió—gracias...

—Ya es hora Gon kun—Llamo el mayordomo para que se diera prisa y el moreno se separó de la niña.

—Adiós Alluka chan—Finalmente se subió al auto bajo la atenta y llorosa mirada de la menor. Gon desde el auto, con su desarrollado sentido de la vista, miro por última vez las ventanas del salón del piano, como despidiéndose de aquel apartado y simple salón que le trajo muchas pero breves alegrías, el auto echó a andar alejándolo cada vez más de esa mansión...

—Holis...—Una voz masculina y risueña lo saludo desde el asiento del conductor. Gon volteo a ver con una expresión neutra—¿Tu eres Gon chan?

—Y tu Hisoka—Dijo como respuesta a lo que el mayor le sonrió por el retrovisor.

—A partir de ahora seré yo quien te supervise—Anunció a lo que el menor suspiro.

—Es decir ¿Qué serás tú quien vigile si cumplo las órdenes que me den?

—Y seré quien te de dolorosos castigos si desobedeces—Agrego lamiéndose los labios con una expresión macabra, pero el menor ni se inmuto solo mantuvo una expresión neutra y calmada.

El monstruo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora