¿A esto le llamas guerra?

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Esta demás recordar que mi mamá me dio un sermón antes de llegar al colegio.

Estaba avergonzada y arrepentida, el inspector hablaba acerca de la disciplina, mientras la madre de Calvin no encontraba la hora de irse, se notaba por su cara de poco interés.

Al igual que Calvin, quién estaba prácticamente "echado" sobre la silla, me miraba de una forma un tanto intimidante, y me estaban dando seriamente ganas de ir al baño.

Mi madre estaba avergonzada y muy atenta a lo que el inspector hablaba, miraba con atencion a Calvin, luego a su madre, y de ella a mi, luego volvía a mirar al inspector. Pobrecita.

Supongo que así seran el resto de mis días.

(....)

Lana no me había hablado en todo el día, nisiquiera me miraba.

Pero por alguna extraña razón se encontraba corriendo hacía mi con los puños a su lado.

—¿Lana? ¿Que ocurre?.. -Antes de que pudiera decir algo más su puño impacto mi cara.

Quedé viendo pajaritos unos minutos, y luego reaccione cuando todo el instituto gritaba "pelea".

Ahí fue donde el diablo se apodero de mi y la vergüenza se hizo cargo de olvidar todos los años de amistad.

La tome del pelo y estrelle su cara contra los casilleron, ella me lanzo otro combo hacia atras que logre esquivar, pero cuando le iba a pegar un super combo mortal, ella abrio el casillero haciendo que me cayera aturdida al suelo.

Vaya mi suerte, me amo. -Nótese el sarcasmo-

... Diez minutos después ...

—¿Porque me golpeaste?. -Pregunté mientras me colocaba un hielo sobre mi labio, resulta que Lana al abrir el casillero me pego en la cara.

—Calvin dijo que habías hablado mal de mi, y que intentabas coquetear con Jim, el chico que me gusta. -Abrí los ojos como plato, a ella le gusta un tal ¿Jim? Vaya que confianza.

—¿Y porque no me preguntaste? -Ella miro el piso triste-. —Confiaste en él, Lana.

—¿Estas enojada?. -Pregunto triste.

—No, de hecho estoy felíz por saber que no eres mi amiga.


Me levante con decepción de enfermería y camine por los pasillos que ya eran desiertos hasta detención, me habían añadido una semana más.

Solo a mi.

Al entrar ya estaba Calvin con su sonrisa arrogante, nisiquiera me atreví a seguir mirandolo, símplemente me senté en el primer puesto y fingi dormir.

—Nicole, ¿te duele mucho ser fea?.. Ah, digo.. ¿Te duele mucho tu labio?. -Me levante con decepción y tome la silla dispuesta hacerlo de una vez-. —NO, ¿ESTAS LOCA O QUE?. -Grito Calvin y yo solo coloque la silla al borde de la ventana.

—¿Que pensaste que haría?. -Dije sonriendo y el me lanzo su lapiz.

—Estas loca.

—Y tu estas.. Un burro.

—¿Enserio? ¿Un burro? Pensé que tenías más imaginación. -Lo fulmine con la mirada y camine hasta él.

—Si no eres más que el burro del instituto.

Yo y el éramos muy sociables, el tenía muchos amigos y amigas, al igual que yo. Pero por una mera casualidad mis amigos y los suyos no se toleraban.

—Y tu no más que la zor.. -No lo deje terminar y mi puño revento en su mandibula.

Cielos, si que dolía. Me ardia, tenia ganas de llorar.

Pero había sacado toda la rabia que tenía retenida.

—Me das pena Calvin, realmente no me conoces, no sabes nada de mi.

Me fuí de detención sin importarme que me dieran otra semana más, la verdad ya me importaba bien poco.

(...)

—¿QUÉ HICISTE QUÉ?. -Dije votando todo el jugo por mi boca-.

—Me puse de acuerdo con la madre de Calvin, y hoy irás a su casa. -La mire con cara de pocos amigos y me dieron ganas de pellizcarla muy fuerte.

—Mamá, Calvin me odia, y yo a él. Jamás podría sentarme a conversar civilizadamente con él, somos como el agua y ... el jugo de limón. Oh.. El aceite, como sea. -Ella me miro como si estuviera loca-.

—Por lo mismo, no quiero que sigan así, es tu compañero y punto.

Mamá el me odia. -Pensé-.

Después de meditarlo una y otra vez decidí ir a su famosa casa.

¿Qué podría salir mal?.

Me coloque unos jeans de tiro largo color negro y un corta vientos verde opaco. Mi pelo estaba suelto y el clima era agradable.

¿Que tiene que ver el clima con mi cabello?.

Bien, concentrate, si hago esto bien, mamá me dejara en paz.

Tome el autobus que me dejaría cerca de su casa y llegue a las seis y media. Mamá iría por mi a las ocho y media. Serían dos o una hora, no lo sé, no soy buena en matemáticas.

Tenía todas las ganas del mundo de correr a mi casa, pero no, seguí avanzando a su casa. Y cuando me encontraba a punto de tocar su timbre corrí lejos.

Cuando digo que amo los perros, digo que amo los perros -Tiernos-. Pero ahora me encontraba con un dinosaurio como perro ladrandome a más no poder.

Después de eso salió Calvin con una polera ploma y nos pantalones blanqueados con una cara de "me acabo de despertar"

—¿Que haces acá?. -Pregunto con disgusto.

—Tu madre y la mía se han colocado de acuer..

—Ah esa estupidez. -Me interrumpio-. —Pasa, y procura no ensuciar.

Como me gustas Calvin.

Seduciendo al Enemigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora