Hoy me había arreglado menos que nunca para ser sincera, me había hecho un tomate[1] improvisado con algunas mechas sueltas y estaba muy rebelde, mi cara estaba mas pálida que nunca, y mis cejas estaban bien sacadas, traía un jeans ajustado de color negro, y una franela de color ploma, traía bototos negros y un collar de búho.
Y créanme, dio un buen resultado, cielos, amaba mi cabello blanco, sólo que me costaba aprobar la idea de que la mitad del instituto me estaba mirando.
—Oh por Dios, tu cabello —Mire a Lana quién parecía que se desmayaria en cualquier minuto
—¿Tan mal esta?
—¿Bromeas? Esta divino —Solté una pequeña risa y caminamos a la sala —Yo quiero tener el cabello rosado, pero mis padres no me dejan —Mire el piso
—A mi tampoco me dejaban —Me escogí de hombros y continúe avanzando
—Eres una rebelde —Al entrar a la sala todos me miraron ¿tan raro es que una compañera de toda la vida, aparezca con el pelo blanco?
—Tu cabello —Las chicas caminaron hacía mi marivilladas
—¿En que momento entro Madonna? —Ryan y sus bromas. El castaño camino hacía mi y beso mi mejilla —Te ves bastante bien —Susurro en mi oido —Parece que esta nevando.
Algunos rieron, otros se acercaron a preguntar como lo había hecho y porqué.
Y después de decir algunas cosas. Llegó Calvin, paso directo hasta nuestro puesto y se sento, Ryan fue enseguida a saludarlo. Hablaron algunos segundos y luego Calvin mira en mi dirección pasa la mirada a otro lado y me vuelve a mirar rápidamente, con sorpresa.
Caminó en su dirección mientras el sigue mirándome, Ryan parece notarlo ya que voltea a verme, una sonrisa se forma en su rostro y Calvin sigue impresionado. Llego hasta nuestros puestos y mi corazón se acelera.
Solo basta intentar llegar hasta mi asiento ignorando a Calvin, cuando me enredo en la silla de Calvin y caigo involuntariamente afirmando todo mi peso contra el respaldo de la silla y arrasando con ella y Calvin. Finalmente en rápidos segundos mi cuerpo cae al suelo, la silla cae en mis piernas y Calvin sobre mi estómago haciéndome perder el aire.
Oigo risas de todas partes, pero Calvin no se levanta, trato de enderezarme, y un ataque de risa me viene y veo a Calvin en la misma situación, riéndose.
Lo empujó de mi cuerpo, ya que me duele cada parte de mi y lo miró inocentemente.
—Hola Calvin.
[...]
Después del accidente, con Calvin no hablamos mucho, me había dicho que la fiesta sería mañana. Así que tenía que conseguir el permiso.
—Si voy, ¿bailaremos? —El me mira molesto.
—No —Sus respuestas, siempre tan bonitas. Pff.
—¿No te gusta? —Su rostro cambio a sereno, vaya que bipolar.
—No es eso. Osea, no se bailar muy bien que digamos —Sonríe de una manera hermosa y me coloca incómoda.
—Tienes una sonrisa muy bonita —Involuntariamente sonríe de nuevo y trata de no hacerlo, pero no lo logra.
—Te ves bien así —Dice en voz baja, que casi no logró oir. No digo nada. Simplemente sonrío para mis adentros.
Ese día pasó normal. Había llegado a casa temprano, tratando de convencer a mamá de que me dejase ir a la fiesta de Calvin. Dice que ahora me lo llevo de fiesta en fiesta, solo porque la vez pasasa salí. Pero finalmente logré el permiso.
Y hoy era el gran día. Hoy iría a esa fiesta y volvería a casa de novia con Calvin.
Me coloque unos jeans rajados en las rodillas -esto no le gustará a Calvin- y un polera ombligera negra -tampoco le gustara a Calvin- y en los pies traía unos bototos negros. Cielos, Calvin me echaría de su fiesta. Pero asombrosamente me veo bien.
Tenía mi pelo con algunas ondas y no llevaba maquillaje. Sólo labial.
Chat pasó por mi y nos fuimos a la gran fiesta. Al llegar era una enorme casa. La de Ryan. Estaba vacía por dentro, simplemente había una enorme barra de tragos y otra con cóctel y cosas para comer. Y cientos de chicos y chicas. No solo los del colegio estaban aquí.
La música parecía que iba a romper las paredes. Mire a Calvin en todas las direcciones y lo vi subiendo las escaleras con un vaso de bebida en las manos. No sé donde se fue Chat, o quizá nunca se fue. Pero caminé rápidamente hacía la escalera para alcanzar a Calvin. El odiaba estos lugares.
Me asombre al ver lo hermosa que era la casa desde aquí arriba. Habían cuadros familiares y de algunas obras. Había un silencio único, aunque la música de la primera planta se podía oir desde mi casa. Caminé confundida hasta la primera puerta que tenía un enorme letrero que decía: Ryan.
Sonrei y golpeo tres veces la puerta y luego de unos segundos, se abre.
—Calvin —Se veía tan hermoso, sus ojos brillaban y sus labios se veían tan rosas.
—Nicole —Me mira de pies a cabeza y su reacción me confunde, simplemente abre la boca y la vuelve a cerrar. —Pasa
—Gracias —Cierro la puerta detrás de mi y camino hasta donde esta Calvin. Sentado en la cama. Me siento en el otro borde y nos miramos en silencio. Mi cuerpo se sacude y no se si es por el frío o por los nervios
—¿Tienes frio? —Asiento —¿Entonces porqué andas así, para provocar a los hombres?
—No. —El toma un chaleco que no trae puesto y me lo tiende
—Eso es para que aprendas —Me reprende mientras me colocó el chaleco.
—Si me vas a insular toda la noche, mejor me voy —Mi voz suena gruesa y decepcionada
—Y andate, me da lo mismo —Bufo y me pongo de pie
—¿Ahora me estas echando? —El asiente —Que estúpido eres —Me quito rápidamente el chaleco y se lo lanzó a la cara —No debí haber venido. Y por cierto, eres un amargado, han creado una buena fiesta y estas aquí acostado
—Y tu eres una terca —Mis manos se cierran —Cabeza de nieve.
—Y tu eres un poco hombre —Me doy la vuelta para irme y Calvin corre hacia mi y me sostiene de un brazo.
—Y ahora ¿que? Don bipolar —Me giro para verlo y se apega a mi; haciendo chocar mi espalda con la puerta.
Me mira profundamente a los ojos, como nunca nadie antes lo ha hecho. Luego me mira los labios. Trago saliva incómoda. Su piel se roza con la mía y sus manos dejan de hacer presión en mi, para comenzar a deslizar la yema de sus dedos por mis brazos hasta llegar hasta el borde de mi cuello.
Me vuelve a mirar a los ojos, pero esta vez apega su cuerpo al mío haciéndome sentir cada parte de él. Me dejo llevar y lo veo dirigir una de sus manos a mi cabello y le da un pequeño tiron, colocando mi rostro hacía atrás. Acerca el suyo a mi cuello y me da un pequeño roce con la comisura de sus labios, me lanza escalofríos por todo el cuerpo y me suelta el cabello para mirarme a los ojos, desliza una mano por mi espalda y la mueve debajo de mi polera. Acariciando con sus yemas mi espalda hasta subir. Con una mano asujeto mi rostro y se acerco hasta mis labios. No cerré los ojos, quería verlo. El cerró los suyos y entre abrí mis labios. Era el momento, a centímetros de mi boca se detuvo, soltando un fuerte respiro.
—¿Un poco hombre te haría sentir todas esas sensaciones a la vez? —Se aleja de mi riendo perversamente.
—Un poco hombre empieza algo y no lo termina —Me mira sorprendido
—¿Quieres más acaso?
—Si —Se acerca un poco nuevamente.
—¿Más que? —Vaya. Muchas cosas.
—Un beso.
[1] Tomate: Peinado que consiste en tomar todo el cabello en un circulo. O algo así e.e
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Seduciendo al Enemigo.
De Todo¿Enemigos? "Nicole Stephen y Calvin Harrison" Si bien no a todo mundo se le puede caer bien, menos podrás gustarle a tu enemigo, pero sí lo intentas un poco más, quizá el patee tu cabeza, algo es algo ¿no? Nicol Stephen, una chica de dieciséis años...