[Continuación]
..
—Nicole, pasa, ven aquí. -Repitió mas amable como si recién se hubiese dado cuenta de que era yo.
¿Este chico es bipolar?.
Creo que no me di el tiempo para describir lo hermosa que era su casa por fuera, tenian un enorme jardín lleno de palmeras y otras cosas que solo aquí he visto, su casa era enorme.. Con unos ventanales que le daban un toque sobrio y elegante.
—Permiso.
Hablé antes de entrar a su majestuosa "mansión".
Su casa era completamente lo opuesto a la mia, y en cierta parte me ponía triste.
Algo que anotar, jamás invitarlo a mi casa, sería ridículo.
(Una hora más tarde).
—Apagalo, ¡RÁPIDO!. -Me gritaba Calvin, mientras yo trataba de apagar el fuego que habíamos provocado.
—Vamos, no me grites, me colocas nerviosa. -El me mira mal y toma mi poleron-. —¿Que haces?. -Dije con los ojos muy abiertos.
Y en un segundo vi como lanzaba varias veces mi poleron al fuego para que se apagará, lo consiguió pero mi poleron no había corrido con esa suerte.
Símplemente me lo lanzo a mis manos y paso por mi lado diciendo;
—A la otra yo cocino.
—Te dije que no sabía cocinar. -Chille caminando detrás de él-. —Calvin, quiero mi poleron, ahora.
Mi madre me iba a matar.
Pero lo mas gracioso es como llegamos a esto.
(Media hora antes)
—Tengo hambre. -Gruño.
—¿Y? -El sonrio abiertamente y se levantó del sofa.
—¿Cocinas?. -Negue con la cabeza-. —¿Para que sirves?, bueno.. Da igual.. Hoy sera tu primera vez entonces. Yo te digo que debes hacer, y tu lo haces.
—Porque no lo haces tu. -Dije cerrando los ojos, pero al instante sentí sus manos presionar fuertemente mis hombros, moviendome bruscamente.
—No seas floja y cocina.
—No sé cocinar. -Admití-. —¿Porque no cocinas tú?.
—Porqué siempre se me queman estas cosas, o me paso en aceite, ya sabes. Soy hombre. -Se encogió de hombros y me reí-.
—Machista nivel ¡Díos!. Bien, dime que hago.
—¿Te gusta la pizza?. -Asentí-.
—¿No sería más facil comprar una?. -El rodo los ojos.
—¿Donde?, ¿Aquí, en medio de la nada?. -En parte era cierto, su casa estaba aislada de toda la ciudad. Al igual que la mía, solo que estabamos muy lejos uno del otro.
—Bien. ¿Que hago?.
—La masa primero.
Después de intentar hacer la masa de la pizza y como predije le heche aceite de más. Calvin me soplo el harina en mis ojos, y me venge en un intento fallido. Jamás guarden la harina en sus bocas para luego soplarla, se pega con la saliva.
Le colocamos los ingredientes y ahí fue donde ocurrió el accidente.
—No sé como se prende el horno. -Dijo Calvin con una ceja llena de harina, mientras se rascaba la nuca.
Eso me provoco.
—Yo tampoco. -Admití.
Sabía prender la cocina y esas cosas, pero el horno. No. ¿Qué?, mi mamá cocina ¿Okay?.
—Enciende esa llamita. -Dijo señalando un tubo.
—Es un tubo, hay que encender ese circulito. -Señale un circulo que estaba en hilera-.
—Tubo.
—Círculo.
—Tubo.
—Circulo beibi (baby). -Cada vez que mencionabamos algo nos acerbamos más, y solo me di cuenta cuando quedé a centímetros de su boca.
—Tubo, enferma. -Dijo lanzando el fósforo ya encendido al tubo.
Y encendió. Todo marchaba bien.
—¿Que te dije?. Soy un genio. -Bufe y lo vi pasar por mi lado susurrando
—Dormire, que no se te queme.
Los primeros minutos estaba muy atenta, pero luego, simplemente.. Me distraje obserbandolo mientras el dormía, y solo volví a realidad cuando el humo comenzaba a salir.
.....(hora real).....
Y ahora me encuentro sin poleron y mamá va a matarme.
—Calvin. Mi poleron. Tengo frio. -El me hacia caso unísono, y me estaba comenzando a cansar-. —CALVIN.
—Ve a mi habitación y elije uno de los míos y ya. -Lo mire confundida-.
—¿Y cual es tu habitación?. -El señalado un pasillo.
—Sube la escalera y la puerta del fondo, esa blanca y hermosa puerta, me pertenece. -Sonreí y negué caminando hacia la escalera.
Calvin, Calvin, Calvin.
Después de subir las hermosas escaleras llegue a la famosa puerta blanca que no tenía nisiquiera un póster adherido a ella, abrí lentamente la puerta.
A que importa. La abrí de golpe y abrí mis ojos con sorpresa.
Había una cama gigantesca, un ropero y un televisor. Nada más.
Camine hacía el ropero y saqué el poleron que siempre me ha gustado de el. Es uno burdeo ancho y que de seguro me queda largo. Tiene un gorro y eso me encanta, unas pequeñas letras blancas de la marca.
Me lo coloqué y si, me quedaba enorme, camine hacia una puerta que pienso que sera el baño.
Si lo era, me observo en el espejo, y me veo adorable.
Cuando voy a dar la vuelta para salir. Grito.
—Madre mía. -Los ojos de Calvin chocaron con los míos y su tibia respiración choco en mi rostro, mi pecho quedo bajo el suyo y sus manos quedaron en mi cintura.
—Ese es mi poleron favorito. -Dijo sonriendo-. —Deberías elegir otro.
—También me gusta a mi, así que lo siento, ahora es mio. -El me miro feliz y susurro contra mi oído.
—No sabes cuantas chicas han estado debajo de ese poleron.. Y nada te asegura que con ropa.
Otra persona se lo abría sacado y hubiese elegido otro, pero símplemente moví los hombros y pase por su lado.
—Sigue siendo mi favorito. -Admití-
—Bien, quedate con él. -Grito-.
Después de unos largos minutos sentados en el sofa mirándonos, llego mamá.
Me despedí de el con solo palabras, subí a el auto de mamá y mire por ultima vez la imagen de Calvin figurada en la puerta.
—¿Como te fue?. -Pregunto mamá animada.
—Bien, después de todo Calvin es algo especial, ¿sabes?, lo ayudare a salir de toda esa vida infernal.
ESTÁS LEYENDO
Seduciendo al Enemigo.
Altele¿Enemigos? "Nicole Stephen y Calvin Harrison" Si bien no a todo mundo se le puede caer bien, menos podrás gustarle a tu enemigo, pero sí lo intentas un poco más, quizá el patee tu cabeza, algo es algo ¿no? Nicol Stephen, una chica de dieciséis años...