El Rount estaría cerrado por una noche. Con llave, dentro se encontraban linternas, una almohada del tamaño de una mesa, en forma de corazón y de color rojizo. Una sabana con la decoración de un pequeño dibujo de la princesa Leia yacía doblada justo al lado de la inmensa almohada. Dando lugar al hecho de que Leah había tenido una grandiosa idea. Caracterización de personajes, aunque no fuera halloween. Una pijamada, aunque fuera con chicos y chicas. Muy fuera de lo normal.
Leah llevaba una túnica blanca y el cabello recogido a los lados, caracterizaba a una extremadamente joven princesa Leia.
Erin llevaba una camiseta de mucama. Y un pantalón para dormir. Iba caracterizando a Moira, la pelirroja de American Horror Story que sólo los hombres podían ver más joven de lo que realmente era. Se parecía tanto que era escalofriante.
Jenny sólo se había puesto un parche en el ojo. Decía que no le interesaban mucho esos temas, y mucho menos cuando ponerse algo de ropa extraña le impediría dormir.
La primera en llegar al lugar fue Liz. Quién llevaba un pijama completamente negro, el cabello recogido en una coleta. Decía ser Tris Prior. Dejo la comida que le había tocado llevar en la mesa donde normalmente colocaban la comida diaria. Sintió un remordimiento al escuchar pasos detrás de ella, cruzó los dedos y se mordió el labio antes de girarse sobre sus talones.
Timothy esboza una leve sonrisa con una bolsa en la mano derecha, de un restaurante de tacos estadounidenses. Liz le había dicho cuando se conocieron que eran sus tacos favoritos. La chica hace una mueca, comienza a avanzar.
Se detiene a unos milímetros de cualquier contacto con su amigo, lo observa para determinar sí todo está en orden. Considerando que hace unos segundos acaba de sonreírle, y él no le sonreía a mucha gente.
— Timmy—saluda ella. El suspiró con fuerza. Alzó la vista a los alrededores del Rount por dentro. Físicamente rocoso, con unas cuantas grietas y pinturas colgando sin cesar. Era teóricamente increíble e indispensablemente hermoso.
— Nunca había visto el Rount por dentro. Me negaba a levantarme de la banca para ver un interior que tal vez no fuera tan increíble cómo me lo había imaginado—Explicó Timothy. —Tal vez debería haber entrado. Parece una fuente autosuficiente de recursos.
Liz rodó los ojos.
— ¿Ahora serás tú el que hablara así?
— Podría serlo—rió divertido—Con la cara que traes algo me dice que necesitas sentirte alegre por ti misma antes de que lleguen las demás personas e intento ayudarte en eso. —hizo una pausa—Además, estoy intentando no ser un idiota que se disculpe por adelantado; por serlo.
Liz hizo una mueca, ambos se rieron.
— No puedes cambiar lo que eres. Además eso ha sido culpa mía y de mi inestabilidad emocional que me llevo a gritarte de esa manera. —Alzó las manos para soltar su cabello y volver a hacer la coleta, reordenando cada mechón—Y lo lamento.
Timothy asintió, se acercó detrás de su cabello. Qué aún se encontraba siendo perfeccionado por la dueña de esté mismo.
— Deberías despeinarte un poco más. Según sé tú personaje no va peinada al pie de la ley. —le recomendó Tim alargando la mano para soltarle un par de mechones que se encontraban a simple vista. —Así está mejor.
Liz sonrió en agradecimiento. En ese momento la puerta volvió a abrirse para dejar pasar a una segunda persona. Qué provoco una increíble sensación alrededor de toda al aura del lugar. Se mordía el labio superior, cargaba con una botella de champagne. Cuando vio a Liz se dedicó a sonreírle, ella se acercó a sí misma indicándole con un movimiento de mano a Tim para que se acercara. Al llegar a la altura de ellos, (no literalmente; ya que Timothy era de una estatura un poco superior a la de ambos) le dedicó una mueca sonriente al joven chico de ojos café claro que se encontraba frente a sus ojos. Pudo reconocerlo en cualquier instante, estaba creando una banda que comenzaba a hacer ruido en los estándares con gustos peculiares como los de Tim.
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Increíblemente Sarcástico
Fiksi RemajaSí Liz Parkinson pudiera describir su vida en una palabra definitivamente sería: complicada. No por el hecho de qué su vida era una constante decepción, llena de asuntos aburridos, sin recibir ningún tipo de ayuda recíproca, con un número indefinido...