— Liz, Liz, Liz, querida, querida, Liz—canturrea Timothy. —Debes despertar sí no quieres qué alcance esa silla de allá y la acerqué a tu cabeza para dar por terminada tú vida.
Liz se remueve en el hombro de su amigo, él resopla para continuar tensando la musculatura de todo su cuerpo al mover los dedos y presionar los botones del Nintendo. Bueno fuera qué lo qué decía fuera mentira, pero cuando él amenazaba con hacerle daño a ella realmente hablaba enserio. Se tomó unos segundos para asegurarse qué ella continuara respirando lentamente en el hombro de este, acercó la silla libre al lado del televisor color morado y golpeó levemente su cabeza con la silla.
La amiga de Timothy chilló de dolor a la vez qué se apartaba rápidamente para terminar con el trasero en la alfombra. Timothy rió entre dientes al observar la sorpresa de su amiga por las acciones de este.
Ella sólo pensaba en cómo podía seguir siendo amiga de alguien qué le hacía daño la mayor parte del tiempo, de muchas maneras, en muchos días, de toda la semana. Tanto física, como psicológicamente, a pesar de ello ella seguía llamándole 'amigo' por qué era lo más lejos qué podía llegar con alguien tan insensiblemente complicado como él.
— ¡Serás idiota! ¡Pude haber muerto de derrame cerebral!—confirió ella.
— No le di con la suficiente fuerza— se burló él —Lo he hecho por qué me has dejado solo. Sí tú te duermes, ¿Qué queda de mí?
Liz rodó los ojos observando el televisor qué proyectaba el juego video gráfico qué construía su mejor amigo. Metió las manos en los bolsillos deseando qué algún día esto dejará de darle tantas tentaciones por soportar. Sí quería dormir en el hombro de Timothy, este mismo le golpeaba la cabeza con una silla, sí quería abrazarle, él le apartaba. Todo le era revocado, sus sentimientos eran una constante decepción. Igual que la vida de él.
— Hubieras rebosado de felicidad bebiendo agua, devorando los hielos del congelador—reclamó ella.
Ahora Timothy rodó los ojos. Ninguno de los dos estaba de acuerdo en lo poco qué se veían, pero todo era necesario. Timothy era cuatro años mayor qué ella por lo qué mientras a ella le quedaba un año por acabar el secundario, nuestro muchacho ya terminaba el último año antes de la libertad universitaria. Otra excusa para qué Timothy pensara en qué la sugerencia de su 'amor' era un completo error. Se limitaba a ocultar cualquier sentimiento qué fuera capaz de arruinarlo. De arruinar todo.
— ¿Por qué construyes casas, Tim?—le pregunta ella.
Timothy continúa concentrado en el control, sin siquiera dirigirle la mirada.
— Es parte del juego, debo construir cosas, luego romperlas y volverlas a construir para ganar nutrientes y cosas de ese tipo—le explica pacientemente, considerando mentalmente qué en la mente de ella no relaciona nada con los videojuegos.
— ¿Y por qué hacen eso?—continúa.
Timothy se muerde el labio, su paciencia el día de hoy está en límites qué no le permiten soportar la indecisión de su compañera para hacer preguntas por absolutamente todo.
— No lo sé, sólo déjame jugar—le suplica Timothy.
A lo qué ella asiente lentamente bajando la cabeza, apretando los puños detrás de su espalda mientras él no le dirige la mirada.
Cada vez se le hacía más difícil tolerar sus días de mal humor.
*
Besos :) Gente :*
-Ari.
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Increíblemente Sarcástico
Genç KurguSí Liz Parkinson pudiera describir su vida en una palabra definitivamente sería: complicada. No por el hecho de qué su vida era una constante decepción, llena de asuntos aburridos, sin recibir ningún tipo de ayuda recíproca, con un número indefinido...