Día dos.

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El día anterior no me desaté, no quedamos sentadas, todo el día, ni siquiera nos esforzábamos en desatarnos, estábamos muy débiles, no comimos ayer. La comida aquí es asquerosa, pero si no la comemos estaremos peor. Este es el segundo día aquí, creo que llevaré la cuenta guardada por ahí. Mi cara olía muy mal, todo mi ser olía muy mal. Mi cara tenía sangre, toda yo tenía mucha sangre.

Abrieron la puerta, ya no tenía fuerzas para voltear a verla. Entró uno de los chicos que ayer nos trajeron aquí, creo que era el mismo chico que me trajo aquí.
Traía esa cochina charola, no había platos solo un vaso de agua, lo demás estaba en la charola, creo que teníamos que compartir todo. El se acercó y nos desató.

—Les... Les traje su comida. Se ve muy mal pero no creo que sepa tan tan horrible como se ve. Nos dijo.

—¿Por qué tú no nos gritas?
Le dijo Bere.

—Creo que... Ese no es mi trabajo, en realidad esto no es mi trabajo, pero...

—Pueden escucharte ¿Eso no te asusta?

Le dije.

—En realidad no me escuchan, esas cámaras sólo son visuales, no tienen micrófonos.

Dijo viéndonos.

—¿Por qué estás aquí?
Pregunté.

—Es largo de explicar, debemos recordar que pueden vernos, no debo estar mucho tiempo aquí.

Él sólo se alejó y cerró la puerta.
Ese chico era misterioso, sé que tenía su historia guardada por ahí. Algo escondía.

—¿Qué extraño no Bere?
Le pregunté.

—Sí, oye... Esto se ve horrible. Creo que huele peor que yo...

—Ja, ja, ja no inventes.

En verdad me agradaba Bere, era de las personas más graciosas del mundo, no importaba la situación. Aún así eso no quitaba el que me sintiera mal.

—Tenemos que comer. Si no moriremos. Le dije.

—Pero se ve horrible, tenemos las manos manchadas de sangre de alguien, y esos alguien estaban muertos. Y esos alguien podrían estar infectados.

—¿Si yo como tú también? Además,ya estamos infectadas ¿No?
Le dije.

—Esta bien. Es un trato, sólo si tu comes. Me dijo.

Tenía mucho miedo, la comida se veía de la patada, olía peor aún, tomé un poco con mi mano, era más pegajoso de lo que creí, tenia que hacerlo, sabía que si no lo hacía Bere tampoco, moriríamos en muy poco tiempo. Acerqué mi mano a mi boca, sentía el vomito provocado por el olor, pasar por mi garganta, la "comida" tenía la misma textura que los cuerpos que habíamos encontrado antes. Esperaba que no fuese lo mismo.

Lo metí a mi boca, sabía horrible, podía sentir cachos de pellejo de animales, al menos yo esperaba que fueran de ellos, no logré distinguir el sabor, pero era horrible, lo pasé antes de que pudiera vomitar, pero fue tarde, giré la cabeza y vomité.

—¿Tan mal está?
Me dijo Bere frotándome la espalda.

—Es peor de lo que imaginas, pero tenemos que hacerlo.

Me voltee al plato otra vez tomé un poco en mis manos y lo metí a mi boca, lo pasé al instante. Sin sentir esos trozos asquerosos. Bere tomó un poco y con sólo el olor no pudo. Ella también vomitó.
Pero no nos vencimos, si queríamos salir de ahí, había dos salidas, la forma viva o muerta, en verdad quería que fuera la primera opción.
El agua no era cristalina, parecía café, no sé de donde la sacaban pero era horrible. Tomé y le dejé un poco a Bere. Algo era algo.

Pasaban horas, no hacíamos más que estar acostadas.
No sabía qué hora era, pero era el día dos, eso era seguro.

—Extraño mis días en el orfanato...
Dijo Bere viendo hacia el techo manchado de sangre.
Estaba tumbada literalmente viendo hacia arriba.

—Jamás creí que hubiese un lugar más horrible que ese. La acompañé viendo hacia el mismo lugar.

—Ni yo.
Dijo Bere.

—Bere, estamos muriendo, lo sabes, ¿Verdad?
Le dije.

—Sí, somos como ratas, sólo instrumentos.
¿No saldremos, cierto? Dijo ella.

—No pienses así, claro que saldremos, y veremos esos días lluviosos que tanto me gustaban, y para ese entonces, ya no tendremos que estar en el orfanato.

—Creo que... Preferiría morir.

Dijo Bere, provocando un gran silencio entre nosotras. Sentí como si me hubiesen echado un balde de agua fría.

Adoptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora