¿Lucía y... Juan?

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—¿Otra vez viendo por la ventana, Abril?
Escuché la voz de Bere detrás de mi.
Voltee al instante.
—Sí, realmente me gusta este lugar.

—¿Hablas de la ventana?
Me hizo burla.

—Bueno... No es como que podamos salir a todas partes. Y es divertido ver quién adopta a quién.
¡Mira, se acaban de llevar a Sally!

Señalé.

Ella corrió hacia la ventana parándose de puntitas para poder ver.

—Se ve que es una familia increíble ¿no?

—Si... Creo que será muy feliz. Ya se lo merecía.

Sally era una pequeña de 3 años, es ahí donde se comprueba la teoría que descubrí hace mucho.
Los pequeños se llevan el crédito. Bueno creo que después de tantas comprobaciones ya es una ley que así pasará durante toda mi vida.

—Iré al comedor, todos están abajo ¿Me acompañas?

Me despegue de la ventana. Ella se acercó.

—¡Llegaron unos señores mas! Dijo Bere.

—¿Y eso qué? Nadie nos adoptará. Volteé a verla.

Ya es hora de que seas realista Bere. Respondí un tanto grosera.

—No te pongas mal, tarde o temprano saldremos de aquí.

—Al menos eso si es realista. Le dije

Escuchamos como tocaban la puerta, supongo que venían a buscarnos para hacer alguna tarea. Como casi siempre pasaba aquí.

—¿Se puede?
Dijeron mientras giraban lentamente la manija de la puerta.

Ambas nos quedamos impactadas, nadie aquí tenía buenos modales, al menos las personas que dirigían este orfanato, no los tenían.

—Am... Adelante.
Dijo Bere.

Eran ellos los señores que vimos por la ventana, pero ¿Qué hacían aquí?

—Hola, venimos de visita ¿verdad?
Dijo ella dirigiéndose al que, supongo yo que es su marido.

—Si, sólo de paso.

—Veíamos a todos los niños, y aún no nos decidimos. Es increíble éste lugar, todos... todos parecen realmente felices. 
(Suspira)
Y... Perdón, pero qué mal educados, no nos presentamos.
Mi nombre es Lucía.
Y él es mi esposo Juan.

Dijo ella estirando la mano.

—Mucho gusto, me llamo Berenice, y ella es mi amiga, casi hermana Abril.

Ella aceptó su saludo y tomó su mano, supongo que ya era mi turno, saludé.

—Este lugar es increíble. Dijo Lucía.

—Pues... Porque no vive aquí señora.
Le dije.

Bere me miró intentando que guardara silencio.

—¿Los tratan mal? Dijo Juan.

—No, creo que es cuestión de costumbre. Este lugar es algo triste.
Pero... dejando este tema de lado, Deberían ver en los pisos de abajo, ahí están todos los niños. Y estoy segura de que ahí encontrarán a "sus" niños.
Hice énfasis en "sus" porque básicamente serían de ellos.

Ellos sólo asintieron con la cabeza, y se dispusieron a bajar.

—Bueno... Creo que entonces, bajaremos, ¿no Juan?

—Si, fue un gusto chicas.

—Igual. Dijo Bere.
Salieron.

—¿Qué extraño, no Bere?
Le dije.

—Si, tal vez sólo veían a ver el lugar. No creo que sea nada más importante. ¿Bajaras amiga mía?

—Nah, creo que no quiero ser un espectador de lo que sucederá.

Todos los días eran iguales, adoptando a niños pequeños, algunos otros llegando aquí y nosotros sólo esperando.

Así fue al menos  Hasta la siguiente semana...

8:00 pm.

—¡¡LEVANTENSE FLOJAS HOY SE LARGAN!!

Alguien sacudía mi cama de forma violenta, yo compartía cama con Bere así que ambas despertamos.

—¿Qué es lo que sucede?
Dijo Bere toda dormida.
Yo sólo trataba de que esos movimientos no arruinaran mi sueño.

—¡Hoy se van!
Dijo la dirigente.

Bere me vio confusa.

—¿A donde?
Me levanté de una.

—Las adoptaron, a ambas.

—¿Qué?

—¿Se los tengo que repetir mil veces?
La semana pasada vinieron a ver niños y ya hicieron el papeleo, ahora sólo junten todas sus porquerías que hoy se van. Sólo trajeron problemas consigo cuando llegaron. Bah, dos bocas menos que alimentar. Mejor para mí.

En realidad no podía creer que nos hayan adoptado. Además, habiendo muchos niños ¿Por qué a nosotras dos?

Adoptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora