Día uno.

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Desperté en otro lugar, era una celda mas pequeña y con cámaras, me dolía la cabeza a morir, miré a mi alrededor, ahí estaba Bere aún desmayada, mis manos y pies no estaban vendados, tampoco los de ella, supongo porque querían ver las reacciones que tendríamos gracias al virus. 

¿Donde rayos estábamos? Olía horrible, las paredes estaban manchada de sangre y de mensajes raros que no podía descifrar. Estaba sucia y me sentía muy mal.
Eso no me importaba ahora, ahí estaba Bere junto a mi.

—Bere, reacciona.
Moví su cuerpo frío. Mi corazón se estremecía de solo pensar que ella había muerto.

Intenté varias veces, agité su cuerpo y grité. Lágrimas se brotaron de mi rostro. No pide evitarlo. Seguí moviéndola.

Ella reaccionó.

—¡Abril, estas aquí! Un sujeto vino a sedarme no me dijo que era... Solo me...

—Si, hicieron lo mismo conmigo, esto fue una trampa desde un comienzo, no te sedaron, nos inyectaron un virus, hablé con Lucía..

—¿Qué es lo que quieren de nosotras?

Miré hacia arriba, habían cámaras que nos vigilaban era obvio que sabían que estábamos aquí.

—Baja la voz aquí hay cámaras, pueden escucharnos, debemos ser muy cuidadosas si queremos salir de aquí.

Le dije susurrando y acercándome a su oído.

—Entiendo, pero ¿Entonces, qué haremos? Dijo en voz baja.

—Aún no lo sé, no sé qué efectos tenga el virus, pero debemos salir de aquí.
¿Tu te sientes bien?

—Sí, me siento bien pero...¿Cómo vamos a salir de aquí?

—Aún no lo sé, lo más difícil es que nos trajeron a un lugar que no conocemos. Estamos en... "su casa"
Conocen cada parte de este lugar muy bien.

—Sí el virus nos vuelve locas jamás saldremos de aquí. Dijo ella.

—Lo sé pero debemos idear un plan, no dejarnos vencer.

La puerta se abrió. Era Juan.

—Miren nada más si son las hermanas huerfanitas.

—No nos faltes al respeto Juan. No te tememos.
Le respondí.

—¿Ah, no? Pues deberían, creo que tengo todo el poder para hacer lo que quiera con ustedes. De hecho... ¡Vaya que podría hacer cosas con ustedes! Pero sería como llenarme de basura no sé si me convenga. No quiero caer tan bajo.

Volteé a ver a Bere, tenía ganas de golpearlo y hacer que se comiera sus palabras, pero prefería salir de aquí deberíamos intentarlo al menos, no se a donde, ni como pero teníamos que salir de ahí. Juan no había cerrado la puerta.

—¡BERE, CORRE! Grité.

Ambas salimos corriendo y empujamos a Juan, él trató de oponerse pero con la fuerza de ambas logramos salir, Bere me seguía. No sabía a donde ir, todo era tan igual, muchos cuartos, igual que en el anterior lugar. Sólo que menos grande, nos dirigimos a unas escaleras. que iban hacia abajo, no encontraba otra salida.

—¡DIEGO! ¡SE ESTÁN ESCAPANDO!

Juan gritaba detrás de nosotros, podía escuchar sus pasos corriendo, cada vez más cerca de nosotras, nadie respondía a sus gritos. Después de bajar las escaleras nos encontramos con un pasillo largo. Habían varias habitaciones a los lados, se veían las puertas. Cada puerta decía ''EXPERIMENT" En realidad se veían aterradoras, se escuchaban gritos muy fuertes. Al final del pasillo había un letrero que brillaba.
"EXIT" Ese era la puerta importante a esa debíamos ir.

Logramos ver al fondo la puerta bajo ese letrero con luz.
Corrimos lo más rápido que pudimos, nuestro corazón latía 1000 veces por hora, hasta podía sentirlo.

Llegamos a la puerta de salida la abrí rápido, quería salir de ese espantoso lugar corrí sin pensar cuando...

Tropecé con algo y caí, el olor era horrible, Bere se cayó detrás de mi. Me levanté mis manos estaban llenas de sangre, esa no era una puerta de salida, era un simple cuarto más, pero estaba lleno de gente... Gente muerta, sangre, tripas, mucha gente. Antes de que pudiéramos escapar dos personas nos agarraron por la espalda. Me quedé impactada por todo lo que había ahí. Mi siquiera intenté huir.

Eran dos chicos, con menor cuerpo que los otros, nos vendaron y amarraron las manos y pies, ellos eran diferentes, al menos en mi caso, me tomaba y amarraba con tanta delicadeza. No sabía por qué él no era muy fuerte. Por suerte pude ver su cara, ellos tenían máximo 20 años, el que llevan cargando a Bere se veía más joven. No puse resistencia a eso, sabía que no tenía escapatoria.

Por suerte nos dejaron en el mismo cuarto, por lo que vi ellos no tenían experiencia en esto, no me amarró bien podía safarme en cualquier momento pero no sabía donde estaba la salida, cualquier movimiento sería inútil.
Debía seguir aquí.

Adoptada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora