-Bueno pequeña, hemos llegado-. Mi padre me mira desde el retrovisor del auto. Bueno, todos esos años de estudios deben servir para algo. Me despido de mi padre; una de las pocas personas en las que confío de verdad.
<<Pasa desapercibida>> Pienso. Agacho la cabeza y camino hasta la gran entrada. Llego al lugar donde debería ser la cafetería, pero esta tan llena que apenas se ve. Es un estofado de personas. Un timbre retumba en mis oídos y me obliga a hacer una mueca. De repente, todas las personas se dirigen al lugar donde estoy y se abalanzan a la salida. Choco con sus cuerpos, y estos me guían a los pasillos.
Vale, ahora ha buscar mi casillero. Saco el numero de uno de mis bolsillos de la mochila y lo encuentro, a pocos metros de donde me dejo la manada de estudiantes. Empiezo a acceder la contraseña: dos giros a la izquierda, uno a la derecha, uno a la izquierda y dos a la derecha. Algo por dentro suena, pero no habré. Reviso la clave, esta correcta.
¡Abre cosa!-. Digo golpeándola. Unas manos pasan alrededor de mi cintura, golpea el casillero en un punto fijo y este abre.
-Preciosa, no seas dura con él-. Me susurra.
-Gracias, ahora apartarte.- Seguidamente, me echo con dureza para atrás, haciendo que la persona que se ha colado atrás mío, se quite.
El se echa unas risas, entonces me vuelvo y lo veo; Cabello marrón, altura medía, brazos fuertes y una sonrisa grande.
-Parece que la niña nueva tiene agallas-. Le dice a la pandilla de retrasados que tiene atrás.
-La niña, se llama Maggie.- Echo un bufido, guardo mis cosas en el casillero y me voy pitando a la clase.
<<Vaya bienvenida>> Pienso, pero aún así, recuerdo que este día apenas esta comenzando.
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Amor Rebelde.
Teen Fiction-¿Sabes por qué no te puedo dejar?-. -¡¿Por qué?!-. Grito. -¡Porque te amo Maggie!-. Grita él. Suspira y en unos segundos, estoy en sus brazos, uniendo nuestros labios en un beso tan cargado de emociones.
