Capitulo 7: Dudas.

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Camino lentamente a mi casa. Parece más lejos mi recorrido.

Al llegar, noto la mirada de Roset. No saludo, no la miro, ni siquiera me paro a ver como esta. Sigo mi recorrido hasta llegar a mi grande y ancha habitación. En la puerta, me detengo al escuchar un sonido.

Claro, mamá o papá habrán salido temprano hoy y estarán rebuscando en mi habitación cosas malas, como droga, afiches satánicos o yo que se.

Entro echa una furia, efectivamente, hay esta mi madre, pero no esta mirando nada, esta hablando con una chica.

Es más baja que yo, tiene piel blanca, ojos miel y cabello rubio un poco rizado. Dejan de hablar y me miran.

-Hola nena-. Dice mamá -He traído a la nueva vecina-.

-Hola, me llamo Maria.- Dice ella alegremente, me ofrece su mano y yo respondo:

-Maggie, un gusto-.

-Gracias-.

Mi madre abandona la escena y me deja con Maria.

-¿Y que haces aquí?-.

-Soy estudiante de intercambio-. Responde ella sentándose en mi cama.

-Genial...- Logro decir. -¿Y de donde vienes?-.

-Soy de otra ciudad, Nueva Jersey, para ser exacta-.

Oh, esa ciudad me encanta. Fui una vez de vacaciones de Navidad para allá.

-Grandioso.-

Las siguientes dos horas me la paso hablando y haciendo mis deberes con Maria, pero resulta hasta obvio que no estoy muy interesada. No es por Maria; es agradable y no molesta e insiste en algo. Es solo que mi cerebro esta reviviendo los momentos de esta mañana. Ella parece notarlo, me mira unos segundos y luego, dice:

-Bueno, tengo que irme ya. Un gusto Maggie-.

-Igualmente-.

La acompaño a la salida y atravesamos el hermoso césped de flores rosas, amarillas y blancas.

Ella se aleja y yo empiezo a irme, pero alguien me llama, esa voz que reconocería en cualquier lado... ¡¿Qué estas diciendo Maggie?!, eso solo el inepto de David... ¿Como me encontró?

-¿Qué quieres?-.

-¿Podemos hablar?-.

-No tengo nada que hablar-. Respondo agresiva.

-Pero yo si-.

Volteo a ver a mi casa. No hay nadie viendo.

-Ven-.

Lo guío hasta un pequeño parque que tenemos en la parte trasera de la mansión. Nos sentamos en las bancas y espero.

-Maggie yo...- Le corto la oración.

-Lo se, lo se. Estabas borracho y bla, bla, bla. Se que hice mal en atacar a Clemm. Pero me estaba defendiendo.-

-¿De que hablas?-.

Me sorprende que diga esas palabras, pero entonces se que, de seguro ya habrá olvidado.

-Oh, no. No ha pasado nada, ya lo olvidaste-.

-Maggie, nunca olvido nada.- Se acerca a mi rostro. -Y mucho menos tus carnosos labios...- y me planta un beso.

Mi primera reacción es alejarme, pero ¿Qué más da? Se siente bien. Además, mi cuerpo no responde.

Algo me hace pasar mis brazos por su cuello. El me toma por la cintura y así, siento por primera vez, un deseo de querer más, un deseo que me dice que esto es perfecto...

Tal vez, David no sea tan inepto.


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