•Set Fire To The Rain• [Leo Valdez]

La Verdad Libera

Narra ______

No podía creer lo que acababa de pasar. Le pedí a Leo algo imposible: prenderle fuego a la lluvia y lo hizo para que yo me quedara.
Cuando vi la lluvia arder me asuste un poco pero fue lo que yo había pedido.
Leo me preguntó si venía y yo le contesté con un abrazo. Nadie jamás había hecho algo así por mi prácticamente era imposible. No pude evitar llorar por todo: por haber intentado huir, por mi madre, por Jake, por todo lo que me ahogaba lo cual es irónico porque soy hija de Poseidón y no me puedo ahogar.
Leo me dijo que todo estaría bien y le creí. Es un buen chico después de todo.

La lluvia seguía intensa pero iba disminuyendo gradualmente. Ambos estábamos empapados de pies a cabeza. Con tanta prisa olvide que podía No mojarme.

-Creo que es tiempo de volver- le dije separándome del abrazo

-Si supongo- dijo rascándose la nuca- ¿Te gustaría ir al búnker 9 mientras termina la tormenta?

-¿Búnker qué?- le mire extrañada

- Sólo sígueme- el latino sonrió y me tomó del brazo justo como solía jugar con Jake

Nos adentramos al bosque hasta llegar a una puerta gigante metálica con piezas.

-Bienvenida al búnker 9- el chico sonrió orgulloso mientras abría la puerta del lugar. Por dentro era gigante, estaba lleno de inventos, planos y herramientas.

-Impresionante- susurré

El lugar era un poco más cálido en comparación al frío de la lluvia. Mi mandíbula temblaba.

Leo desapareció un momento y regresó con toallas, cobijas y dos tazas humeantes de chocolate caliente.

Me extendió una toalla y yo la tome. Me sequé el cabello y la ropa pero aún moría de frío. Leo me cubrió con las cobijas y me dio una taza de chocolate caliente.

-Gracias- le sonreí- Te quedo muy bueno el chocolate.

Leo se secó y se cubrió con mantas igual que yo. Nos sentamos en el sofá todos envueltos y bebiendo chocolate.

-Me dirás porqué te ibas sin despedirte- me dijo

-Es difícil de explicar...

-Puedo entenderlo

-Bien- suspiré- ¿Sabes por qué le tengo miedo al fuego?

El chico negó con la cabeza.

-Tenía siete años- trate de no llorar- mi madre rentó una cabaña cerca de la playa. Fue un lindo día- sonreí- Comimos, jugamos y nos metimos al mar. Ella me dio dos cosas ese día: mis brazaletes- se los enseñé- y una caracola que mi padre le dio antes de que naciera- señale mi mochila donde estaba aquel valioso objeto- mi madre me dijo que iría por su cartera para ir por helado. Yo me quede fuera- las lágrimas amenazaban con salir-  Escuche un ruido de la cocina. Una empuja. Batalle con ella pero antes de que mi espada la tocara estalló en llamas consumiéndolo todo- unas cuantas lágrimas se me escaparon- Mi madre se quedo encerrada. Yo logré salir por mis poderes con el agua. Cuando intenté regresar la casa explotó.

-Fuiste muy valiente- me puso la mano en el hombro.

-Después de ello viví en las calles de Nueva York- pensé en Jake, lo mejor era no decir nada de él ya que me costaba un poco más de trabajo. <<un producto de tu maldicion  es... Lo de tu amigo Jake>> había dicho Poseidón-  Unos hombres del gobierno me llevaron a varios internados y yo escapé de cada uno de ellos. No duraba no dos meses ya que todos me mal trataban, habían monstruos y cosas por el estilo- respire- Tengo una tía llamada Sara que no me deja pasar más de veinte minutos en su casa ya que me hecha en cara lo de mi madre.

Leo me abrazó mientras mis lágrimas corrían por mi cara. Odiaba sentirme así pero soy humana y supongo que es normal.

-No somos tan diferentes- susurró pero su voz se quebró- También querías huir del dolor.

-¿También?- le mire y sus ojos estaban cristalinos.

-Aja- dijo cabizbajo- Cuando tenía ocho años mi madre trabajaba en su taller mecánico en Houston. Decía que mi primer chupete fue una llave de Cruz - rió amargamente- Una noche estábamos a punto de salir. Ella volvió al taller por las llaves y yo me quedé en la sala de espera entonces - apretó el puño que tenía libre- Gea apareció e hizo que yo incendiara el taller- rompió en lágrimas- Fue mi culpa.

Lo tome del rostro con mis manos para que me mirase a los ojos. Sus ojos marrones habían perdido la chispa de siempre ahora estaban inundados de lágrimas.

-Escúchame Valdez tú no te tienes la culpa de nada.- estaba cabizbajo y le abrace- Vuelve a creer que es tu culpa y te doy un puñetazo en la cara.

-Que linda- rió mientras me respondía el abrazo- Eres una gran chica ¿sabes?

-Y tú un buen chico- le di palmaditas en la cabeza

-Woof - ladro

-Retiro lo dicho

-Eres la maldad en persona

Comenzamos a reír y le termine contando de mi maldición. Leo parecía demasiado asombrado y me dijo que a lo mejor y la maldición se podría romper.

-Ya pasó la tormenta- me dijo - ¿Quieres volver al campamento? Deben estar preocupados

Asentí.

Nos la pasamos caminando por el bosque hablando de cosas triviales.

-Gracias Leo- le sonreí

-¿Por?- me miró confundido

-Por quitarme el peso del mundo sobre mis hombros- Reí- Annabeth me contó que hace algunos años ella cargó el mundo, literalmente, suplió a Atlas y Percy la liberó de ello- respire y seguí- Tú has hecho lo mismo pero en un sentido metafórico.

-Entonces ¿me debes una?

-Supongo- hice una mueca

Cuando salimos del bosque todos los campistas estaban fuera y dispersados, todos gritaban mi nombre.

Percy me vio y corrió hacia dónde estaba.

-¡¡_____!! Hermanita- dijo con la voz quebrada - Yo...Lo siento tanto- unas lágrimas cayeron por su rostro- No era mi intención...Creí que te había perdido

Me dio un abrazo que casi me deja sin aire igual que la primera vez. Me levantó de piso y giro.

- Me alegra verte

- Y a mí sesos de Alga- le sonreí

-¡Sis sis sis! - llegó Jason y me dio otro abrazo que me dejo sin oxígeno- No vuelvas a hacer eso ¡Me preocupaste!

-Tranquilo Bro estoy aquí- le di un abrazo

Pipes y Annie se me acercaron.

-¡______! Lamento si te abrume con lo de Thomas- dijo la rubia dándome un abrazo.

-Y yo por preguntar- dijo la reina de belleza- No debí meterme

-No se preocupen amigas, está bien.

Las chicas me dieron un abrazo al que se sumó Jason, Percy y Leo e incluso Nico apareció de entre las sombras para unírsenos. Si, al fin había encontrado una familia.