Armas Benditas (Final Parte 2)

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Nota al final...

Narra Leo:

Lo último que recuerdo es el suave rozar de sus labios contra los míos y sus ojos azules centellando miedo y cansancio. Todo se volvió oscuro en cuanto el vagón frenó de golpe y me fui para atrás.

La vista la tenía nublada pero esos ojos mar cambiantes podía reconocerlos no importa donde estuviera, ______ estaba tomando mis mejillas.

-Despierta Leo- decía preocupada- dioses, te necesito.

La lluvia se había vuelto más intensa, un monstruo de unos cuarenta metros amenazaba con matarnos y el Argo II estaba flotando inestable sobre el lugar.

-¿Qué me pasó?- le pregunté levantándome

-Tifón te dejo inconsciente- inquirió- sube al Argo de nuevo.

-¿Qué pasa contigo?- cuestioné levantándome un poco tambaleante.

-Tengo otras cosas que hacer- tiró de sus comisuras y chocó sus brazaletes- te veo luego, Valdez.

-Oye- le llamé y volteó- te quiero.

-Y yo a ti- tiró del cuello de mi camisa para estamparme un beso en los labios antes de irse.

Estaba mareado y confundido pero subí al Argo que tenía un excelente suministro de armas y también de fuego griego que me sería de gran ayuda así que comencé a disparar contra al monstruo que parecía hacerse cada vez más fuerte.

-¡Cuidado!- dije bajando por las escaleras abrazándola para recibir el golpe final.

Me levanté en un segundo y la cabeza me dolía ya que me había golpeado contra una escalera. Entonces comprendí que la respuesta era el Argo, allí tenía un suministro en caso de una nueva profecía, Dioses ¿Por qué no lo había pensado antes? El amor, Leo, el amor te vuelve loco.

Saqué un pequeño control remoto de mi cinturón porta herramientas. Después de la batalla contra Gaia implemente un sistema en el Argo algo así como un piloto automático en caso de emergencias así que el barco podía rastrearme no importa a donde vaya, otra vez por si había otra profecía, definitivamente el TDAH y el amor no se llevan muy bien.

Presioné el botón rojo y solo era cuestión de una hora para que llegase así que tomé asiento. Necesitaba hacer algo, mis manos no paraban de moverse y no podía dormir y estaba en un vagón de carga con muchas cosa que podría construir...

Narra _____.

El viento atacaba con ferocidad el vagón y la lluvia se colaba que por las grietas del techo formando pequeños charcos en el suelo.

Me deslicé por la pared hasta caer sentada en el suelo y pegar un gran suspiro. Saqué el collar que Leo me había hecho una noche antes de la misión para poder contemplar aquellas lindas imágenes y escuchar esa canción.

<<Te llevo grabado en mi corazón, Valdez>> pensé.

Un ruido  interrumpió mis pensamientos y me hizo dar cuenta de que había una puerta que llevaba a otro vagón el cual parecía un vagón cafetería, un hombre de corte militar, con aspecto de motociclista y lentes oscuros estaba sentado en una de las mesas con cartas de póquer.

Una extraña idea rondó por mi cabeza pero enseguida negué.

-¿Ares?- cuestioné y el hombre levantó la cabeza asintiendo con una sonrisa que no pude descifrar.

-Eres muy parecida a tu madre- sonrió- el mismo cabello, la misma tez pero tienes los ojos como tu padre- la última parte lo dijo con algo de odio- sé que te diriges a Washington ¿Cuál es la estrategia?

•Set Fire To The Rain• [Leo Valdez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora