Capitulo 16

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Estoy hecha un manojo de nervios, no puedo olvidar el beso que Joe me dio en ese rio de los Hampston. Vamos de camino a mi departamento, toda la tarde la pasamos recorriendo el impresionante lugar. Lo cierto es que fue maravilloso, comimos y bebimos en una cafetería de la carretera. Es de más decirles que en la oficina nadie puede saber de nuestra relación.

-Está muy callada.- Joe rompió el silencio.

-Es que este lugar es impresionante, todo en él. El paisaje es sorprendente. – dije.

Sonrió y encendió la estéreo, dudo en que emisora dejar cuando por arte de magia U2 con Ordinary love le ponía ese toque que hace falta. Los dos empezamos a cantar.


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El fin de semana había pasado muy rápido, Joe vino a cenar ayer o más bien a cocinar ya que soy un completo fracaso en el ramo. Se ha portado muy bien pero estoy preocupada, me confeso que me había seguido desde el mismo día que empecé a trabajar. No me gusta para nada que me vigilen, esto puede ser algo toxico.

Hoy es lunes, la oficina a estado de lo más tranquila, parece que nadie quiere trabajar o no hay nada relevante, no hablo con Joe ni él ha enviado un texto, me preocupo. Creo estar desesperada cuando suena mi teléfono, es un número desconocido.

-¿Señorita Stole? Hablamos del New York times.

-Si soy yo. – mi voz suena muy aguda, pero es lo de menos. ¡Me llaman del New York times!

-Soy Harry, la llamo para concertar una entrevista, ¿le parece para el jueves?

-Claro Harry, ahí estaré.

Dios mío, será que mi sueño se haga realidad, me gusta lo de las reseñas pero siempre quise ser una reportera, estar en la calle cubriendo la noticia, por Dios ya imagino todo lo que haría. Diablos no le he dicho nada a los de la oficina menos Joe, nadie sabe solo Carol.

Carol, por favor llámame, tengo muchas cosas que decirte, es urgente xoxo. Le envié el correo a Carol, necesito alguien que me escuche, contarle de Joe, de la entrevista de lo feliz que soy.

La jornada ha terminado. Joe me envía un mensaje al móvil, quiere que espere por él a una cuadra de la empresa.

-Geo entra.- Lo dije con una voz extremadamente ronca y me erizo de pies a cabezas.

-¿Qué hay de nuevo?- trato de parecer relajada cuando en realidad lo que quiero hacer es comerme las uñas.

-En la oficina todo es aburrida, pero tengo una columnista que además es mi secretaria que hace poner todo mi esfuerzo por terminar los pendientes y así concederla las mejores citas.- Instintivamente muerdo mi labio inferior.

-No debiste hacer eso.- Susurra, pero es demasiado tarde puedo sentir su aliento muy cerca de mi cara.

El semáforo está en rojo, con un gesto sutil las palmas de sus manos acunan mi rostro y me besa, me besa como si fuera la ultimas que lo hiciera. La adrenalina en mi sistema aumenta, desabrocho el cinturón de seguridad y me subo a ahorcadas en Joe, lo beso apasionadamente, nos apartamos para tomar oxígeno y el claxon de los autos rompen el momento. Mierda susurra, vuelvo a mi lugar y rompo en carcajadas.

-Estás loca Geovanna, harás que se encienda toda la puta cuidad.

-Solo estoy disfrutando cada instante contigo.- Es muy tarde para arrepentirme de ese comentario.

Me bajo del auto, pero él me sigue.

-¿Qué haces?- Se encoje de hombros.

-Llevarte a casa.

Mi pulso se dispara de una manera ensordecedora. Cogimos las escaleras porque no queríamos esperar por el ascensor. Ya en mi piso apenas si da tiempo de cerrar la puerta. Joe hace un camino de besos desde mi cien hasta terminar en mi cuello. Para después besarme, su lengua recorre mi boca. Nos separamos porque nos falta el aliento. Joe tira de mi labio inferior.

-Vuelves a morderte el labio de esa manera y no respondo.

No sabe lo que hace con mi cuerpo, la temperatura del departamento aumenta pero aun así me aparto.

-Soy virgen- Le suelto como si nada.


Cercana ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora