Capítulo 37

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Escucho voces a lo lejos, susurros y pequeños suspiros; lentamente me voy explorando cada parte de mi cuerpo sin abrir los ojos. Dolor en la pierna izquierda, puedo sentí como en mi mano esta insertada una aguja y algo en el interior de mi boca. Parpadeo y mis ojos quedan expuestas a la luz, en un cuarto blanco demasiado banco... Es un hospital, los recuerdos caen como balde de agua fría... Orlando siendo impactado, sirenas de la ambulancia a lo lejos y paramédicos tratando de sacar el cuerpo inerte de...

Mi ritmo cardiaco aumenta a sobremanera, trato de zafarme de la aguja pero la enfermera viene y trata de darme algo, antes pregunto por mi amigo.

-Si prometes calmarte pronto lo veras, su situación no es la mejor.


Hago un leve movimiento de cabeza, pero la mujer inyecta el líquido.


-Despierta, por favor. Susurra mi nombre.

Una voz en mi cabeza, no deja de suplicar que diga su nombre... Es Joe. –

-Lamento decepcionarte pero el único nombre que quiero susurrar es el de Orlando.

Mi voz suena ronca pero es perfecto para hacer que Joe se aleje.

-Yo solo quiero que estés bien. Solo eso.

Su voz es aterciopelada, manchas oscuras debajo de sus ojos le adornan el rostro. Los ojos rojos y aspecto cansado, posiblemente él se halla quedado toda la noche aquí. ¿Pero cuantas noches han pasado?

-No te preocupes por Orlando, su situación ha mejorado bastante, los médicos dicen que no puede recibir visitas. En las últimas semanas él y tú han despertado de un terrible accidente.

- ¿Cuántas?

-No digas nada, puedes recaer. Han sido tres semanas de sufrimiento.

-¿Todo este tiempo has estado aquí?- fije la vista en él pero descubrí que ya me observaba. –No te basta con todo el daño que has hecho, no entiendo...

-¿Geovanna que no entiendes? Es imposible que dejes el pasado atrás y veas directamente el presente. Estoy aquí, regrese por ti. Extrañaba tu voz por las mañanas, tú cálida presencia, la manera en que muerdes tu labio en momentos de tensión, tus ojos cuando despiertas y son de color caramelo, tus labios presionando los míos con cierta timidez... Eres todo para mí, yo te quiero en mi vida para siempre cada día, cada mes, año... quiero todo contigo.

Bajo la mirada, los ojos me escocen y las lágrimas amenazan con caer. Ya va siendo hora que superes el desenlace de tus padres me digo mentalmente. Pero ¿cómo he pasado de ser la persona más insignificante del planeta y ahora tengo a dos hombres que me quieren?

Se acerca y toma mi mano, traza pequeños círculos con su pulgar.

-Mírame Geovanna.

Con la mirada directa en sus ojos y con el corazón dando volteretas digo:

-Después de todo este tiempo te extrañe lo suficiente para darme cuenta de que no lo eras todo y que tampoco te recordaría para siempre.

Cercana ObsesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora