"Hannah:"
Me encontraba descansando mirando mis tacones cuando algo se interpuso en el camino que recorría mi vista hasta el suelo. Miré los ojos brillantes de Zane sorprendida y me incorporé en mi asiento.
-¡Zane! ¿Qué haces aquí?- pregunté.
-He venido para preguntarte una cosa, pero me da vergüenza.- sus ojos brillaban y asentí con la cabeza para que prosiguiera hablando.- ¿me puedes enseñar a bailar, Hannah?
Riendo y a la vez nerviosa, me levanté de mi silla y le dije al cantaor que cantase otra sevillana, sería la última, le aseguré. Claramente el grupo estaba cansado y se tenían que marchar, pero accedieron a tocar la última.
Me levanté cogiendo a Zane de la mano y empezamos a bailar, cuando había que dar una vuelta se lo decía y rápidamente empezaba a dar vueltas como un loco.
La gente reía al ver que el chico en realidad no sabía bailar. Pero fue un momento divertido. Después terminamos y me llevó a que me sentase con él y los chicos en su mesa.
-Tengo el gusto de presentaros a mi profesora de baile.- bromeó y todos rieron mientras me daban la bienvenida. Los saludé con dos besos.
Me presentaron a Nick y Ed. Cuando llegó el turno de saludar a Harry, me quedé totalmente cortada, pues me acerqué y él se levantó de su silla con aire furioso y se marchó del salón.
-¿A qué ha venido eso?- pregunté con los ojos abiertos y las cejas enarcadas.- ¿Qué le ha dado?- moví el brazo señalando la puerta por dónde había salido Harry.
Subí a la habitación minutos después del embarazoso suceso. Los chicos me pidieron disculpas en nombre de Harry, pero eso no me bastaba. Ni ellos ni yo nos explicábamos por qué había hecho eso.
Pero eso no fue lo que me enfadó, la gota que colmó el vaso fue cuando estaba subiendo las escaleras para llegar a mi habitación. No cogí el ascensor porque no me gusta cogerlo sola, sobre todo de noche por si se estropea o algo parecido, entonces opté por subir las escaleras con cuidado de no caerme con los tacones, cuando de buenas a primeras me topé con un chico sentado en los escalones y vi que era Harry. Le pregunté qué le pasaba a la vez que me sentaba a su lado, pero se giró y me dio la espalda, mirando hacia otro lado.
-Muy bien.- dije, me levanté y volví a subir por las largas escaleras hasta que llegué a mi habitación. Estaba enfadada, yo no le había hecho nada a Harry para que dejase de hablarme. Ahora era yo la que si me lo encontraba le iba a negar la palabra.
Después de casi una hora pensando diversas razones por las que Harry podría estar enfadado conmigo, me adentré en un profundo sueño tras quedar rendida sin encontrar excusa alguna por haberse ido corriendo de la fiesta.
◊♦◊♦◊♦
Las nueve y media de la mañana, y me despertó el teléfono de la suite. Era el servicio de habitaciones y preguntaba si "la señorita Steve García iba a querer algo del menú de desayuno". Accedí, ya no podía volver a dormir así que estuve arreglando un poco la suite, sobre todo el vestidor y el baño, que parecían un zoo de ropa, maquillaje y toallas por todos lados. Llamaron a la puerta y eso interrumpió mi trabajo. Me coloqué la bata del hotel y salí a recibir el desayuno.
Abrí la puerta esperando a que un carrito de comida seguido por un camarero o camarera entrara a la habitación, pero para mi sorpresa no fue así. Levanté la vista despacio desde el suelo y vi a un hombre en el pasillo, cuando mis ojos llegaron a la cabeza del individuo me di cuenta de que ese hombre extraño no era del servicio de habitaciones. Era Harry.
Enarqué una ceja y mi mano, que estaba posada en la puerta, empujo a esta para que diera un portazo en las narices de ese individuo que tanto me enfadaba.
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MIEDO
Teen FictionCuando un ser humano se encuentra solo en un Universo adverso, en un Mundo no reconocible, hace locuras para mantenerse en sí. La magia del amor, el odio, la ciencia y el gran poder de nuestra mente se mezclan en esta historia. "Miedo. Eso es lo q...