Capítulo 8- I

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No abrimos a desconocidos

"Hannah:"

Una semana y tres días. Cada mañana tachaba un día en el calendario. Los gobiernos no hacían nada, y si lo hacían, no era suficiente. Nosotros no recibíamos ninguna ayuda. No veíamos al ejército por allí. Sólo un día oímos varios helicópteros pero nada más surgió.

Era la primera vez que nos encontrábamos todos en el salón con la chimenea encendida. Distribuidos cada uno como podía, algunos en el sofá y otros en el suelo. Yo estaba sentada entre Momo y Luque en la alfombra. Los demás hablaban de cualquier cosa dispersados por el salón.

De un momento a otro, escuchamos que alguien golpeaba la puerta de entrada bruscamente. Momo se abrazó a mí con miedo. Zane se levantó del suelo, seguido por Harry y Alex. Corrieron lo más sigilosos que pudieron hacia la puerta y se acercaron para ver a través de la mirilla cuando los golpes cesaron, pero de pronto un grito de auxilio y más golpes, esta vez más fuertes, hicieron que los tres chicos se alejaran rápidamente de la puerta.

-¡Es una niña, abridle!- ordené yo cuando pude diferenciar la palabra"ayuda" entre los gritos femeninos de quien se encontraba fuera.

-¡No podemos abrir a cualquiera, Hannah!- gritó Alex.

-¡No me grites y abre!- volví a ordenar soltándome del agarre de Momo. Una chica necesitaba de nuestra ayuda ahí fuera, y no hacían nada por socorrerla.

-¡Ahora me estás gritando tú!

-¡Que abras te he dicho!- Aquello se había vuelo una conversación sin sentido. Me levanté del sofá en dirección a la puerta dispuesta a abrir pero Harry me detuvo rodeándome con los brazos para que yo no hiciera "ninguna tontería" según ellos.- Suéltame.- él negó con la cabeza.

-James, por favor.- se escuchó fuera. Me libré del agarre de Harry y abrí.

Una chica morena estaba llorando y me miró con sus ojos verdes, mostrándome el miedo que traía consigo. Tras ella, un grupo de caminantes se diferenciaba en masa. James salió a su encuentro y la abrazó fuertemente invitándola a entrar mientras la niña sollozaba con su respiración irregular. ¿Quién era ella?

Alex apareció delante de mí y cerró la puerta, luego se giró dedicándome una mirada que podía matar a cualquiera, pero a mí no. Lo conocía y no me imponía respeto su figura.

-Qué.- dije seca, él frunció el ceño.- Gracias a mí hemos salvado a una niña.- señalé la chica que miraba a todas partes, inquieta, mientras lágrimas caían por su rostro y todos mis amigos estaban a su alrededor consolándola.

-Podría haber sido uno de esos caminantes.- se cruzó de brazos.- y podríamos haber muerto todos.

-Ellos no hablan.- repetí su acción.- No piden ayuda, no aporrean puertas, sólo gruñen.

-Lo que digas.

-Exacto, lo que digo.

-Pues vale.

-Pues bien.

-Pues mejor.

-No voy a empezar una tonta discusión porque tú quieras.- me giré y caminé hacia la mesa del comedor, donde se encontraba aquella muchacha que no dejaba de llorar.

◊♦◊♦◊♦

-Se llama Sasha.- dijo James cansado ante las preguntas de los chicos. Nos contó que el día que fue a coger algo de comida con Harry, se la encontró pero ella no quiso ir con ellos. La chica había venido la tarde anterior en busca de refugio, se encontraba sola porque su familia había sufrido un ataque. No paraba de llorar, le ofrecí que durmiera en la habitación de las chicas, y aun durmiendo seguía llorando.

MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora