Capítulo 6- III

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     -1 de enero de 2016, 02:31 h -

Una multitud de gente empezó a gritar y a correr desde los extremos de esa gran masa humana, a este grupo de individuos se les unió más personas que gritaban como locas. Estoy segura que si mirase Times Square desde el cielo, se presenciaría la escena con un símil, como un conjunto de hormigas que van dispersándose rápidamente hacia el exterior como si en medio de este gran círculo hubiesen colocado una piedra, haciendo que otras "hormigas" –en nuestro caso, personas- cayeran al suelo, mientras que eran pisoteadas por la multitud.

Sólo se escuchaban gritos, gente que pasaba delante de ti corriendo sin rumbo alguno, empujones y golpes a cada extensión de mi anatomía.

-¡Hannah, ven!- Escuché a alguien nombrarme. No pude adivinar quién de mis amigos era porque no podía diferenciar bien sus voces entre tanto jaleo y griterío, pero ahora saber a quién pertenecía esa voz no era la peor de mis preocupaciones.

Observando con miedo la situación, me uní a mi grupo y noté como Alex sujetaba mi cintura para atraerme más y no separarnos. Cogí mi móvil para pedir ayuda a James o alguno de ellos, de seguro se ofrecerían a venir a buscarnos.

-¿Qué haces ahora con el móvil?- Preguntó Momo, mientras se llevaba las manos a la cabeza e intentaba no salir del corro que habíamos formado los cinco.

-Llamar a James.- me llevé el teléfono a la oreja.

-¿Quién es James?- hice caso omiso a Alex y me concentré en taparme con un dedo el oído que tenía libre para así poder escuchar cada tono que daba la llamada.

"James:"

Estaba en la puerta del local con Harry intentando alejarnos un poco de tanta música y gente por todos lados (desde famosos que te veían como familia, hasta fanáticos histéricos que no supe cómo habían entrado en la fiesta), cuando noté que mi móvil estaba vibrando. Lo saqué del bolsillo y leí el nombre de Hannah en la pantalla.

-¿Quién es?- me preguntó Harry.

-Hannah.- alcé el tono de voz para que pudiese escucharme bien. Descolgué la llamada.- Hola Hannah, ¿qué pasa?

-¡James!- apenas escuché gritar mi nombre al otro lado de la línea. Había mucho ruido y no se oía muy bien.

-No te escucho, ¿dónde estás?

-¡Ayúdanos!- Salí al jardín seguido de Harry para alejarme más de la música.

-¿Qué pasa? ¿Dónde estás?- oí gritos al otro lado del teléfono y me preocupé.- ¡Hannah!

-En Times Square, ven... nos vemos...

-¡No te escucho bien!- me puse nervioso y Harry me quiso quitar el teléfono pero no lo dejé.

-Ven a recogernos, por favor.- Oí su voz bien y la noté desesperada. Gritos y más gritos de fondo, nombres que no sabía identificar bien y más gritos de vuelta.

-Vale, vale. Escucha, ve a la puerta del McDonald's que está al lado del restaurante Friday's.

-¿Hay un centro de información?- preguntó casi llorando.

-¡Sí, sí, ahí! Llego en un momento. Tranquila, no tardo nada.

-Vale.

-Cuidado.- corté la llamada no sin antes escuchar un grito en la otra línea. Estaba preocupado, y mucho.- Busca a los chicos, rápido.- ordené a Harry y yo me dirigí hacia el coche de este. En cuestión de segundos aparecieron los tres que faltaban, junto a mi amigo de cabello rizado. Nos montamos todos en el coche y Harry aceleró.

Por el camino Zane comentó que le había llegado un mensaje diciendo que en Times Square se habían dado casos de ataques caníbales por parte de esos infectados que llevaban conviviendo con nosotros varios meses.

"Hannah:"

-¿Dónde está ese maldito McDonald's?- gritaba Alex mientras me hacía correr a su lado cogiéndome la mano para que no me separase.

-¡Ahí está!- exclamé, y entre la multitud nos hicimos paso hasta llegar a la puerta del restaurante de comida rápida. Estábamos en línea prácticamente pegados a la entrada, la cual estaba cerrada, cuando una horrible escena pasó justo delante de nosotros; un infectado corría detrás de un grupo de adultos hasta que uno de ellos cayó en sus manos y el enfermo lo destripaba literalmente en el suelo.

-Tengo miedo.- pronuncié con tartamudez sin siquiera pensarlo antes de decirlo, cerrando los ojos fuerte, provocando que una lágrima cayese por mi rostro. Aún en brazos de Alex, el chico me abrazó más fuerte mientras acariciaba mi pelo.

Abrí los ojos después de que me pareciera escuchar mi nombre, y busqué con la mirada algún rastro de los chicos, nada. Me separé un poco de mis amigos y miré a mi alrededor.

Una mano posó en mi hombro, provocando que yo diera un grito ahogado.

-Hannah.- escuché, y giré sobre mis talones para encontrarme con Zane. Un breve sollozo salió de mis labios y el chico me atrajo a él para abrazarme.- Vamos.- me cogió de la mano para llevarme a no sabía dónde.

-Espera, mis amigos...

-Ya están en el coche.

Me arrastró junto a él hasta la 4x4 de Harry. Entramos todos dentro, apretados pues íbamos diez personas montadas. Yo iba en el asiento del copiloto sentada sobre las piernas de Zane, con los ojos cerrados mientras lloraba.

Harry condujo fuera de allí.

Gente corriendo, personas histéricas golpeando el cristal de nuestro coche, niños perdidos mirando a su alrededor, y luego estaban esas cosas... esos infectados que mordían y corrían como podían con su cuerpo inerte tras sus presas consumidas en puro pánico.

-¡¿Qué coño...?!- un cuerpo impactó sobre la luna del coche y Harry dio un volantazo al ver la cara de esa persona, que no parecía un ser humano común. Era una mujer, o lo había sido. Ahora era una más de esas cosas. Abría la boca y sentí que me miraba con ojos inyectados en sangre y pupilas prácticamente blancas. Al girar bruscamente el automóvil, la mujer salió despedida hacia otro lugar y cayó al suelo lejos de nosotros.

-Esto no puede estar pasando.- susurró Zane sobre mi pelo mientras con una mano lo acariciaba para calmar su propio miedo y con otra mano sujetaba el móvil en el cual no cesaba de marcar números y pulsar el botón verde para llamar.

MIEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora