No puedo creer lo que está pasando...
Bueno literalmente ésto ya pasó hace mucho tiempo; voy al punto, de que no puedo creer que Christian me queria como yo a el. A pesar de todas las señales, yo jamás me dí cuenta y... bueno el tampoco.
Suspiro.
Cierro la llave de la ducha y estrujo mi cabello húmedo. Abro la puerta y dispongo a secar mi cuerpo con la toalla.
Paso la mano por el espejo empañado y me miro... aún tengo los ojos rojos.
Salgo de el cuarto de baño a mi cuarto.
La verdad es que he estado con Daniel todo el día, almorzó conmigo y todo.
Lo que más me molestó; fué que María no salía de en sima de nosotros. Es sofocante.
Una vez vestida, solo algo casual... digamos una camisa grande roja escocésa... y unas calsas negras. Mis pantuflas de pata de oso.
¿Qué?, no pierdo mi estilo.
En eso tocan la puerta.
— ¿Se puede? —es Daniel.
— Claro, pasa —digo mientras seco a toques mi largo cabello.
Me doy medía vuelta y Daniel me mira de píes a cabeza. Está aguantando una carcajada.
Pongo los ojos en blanco y suspiro.
— Adelante, riete —digo mientras me doy medía vuelta y cojo mi peine.
Comienzo a cepillar mi cabello.
— Es que insisto, no cambias; Jehn —dice.
Yo le sonrío amablemente.
— ¿Qué queréis para cenar? —digo una vez ya con el cabello sin nudos.
— No sé... tú verás...
— ¿Comída China?...
Sacudo la toalla en mi cabello para sacar el exceso de agua.
Daniel me mira rápidamente con una sonrisa y ojos brillantes.
— Eso es un sí. —Daniel ama, pero digo, AMA la comída china.
— Pues baja y pídele a María que llame al restaurante, por favor... ella sabe cuál. —digo y Daniel corre a la puerta como un niño pequeño. Se detiene en el marco y se asoma.
— ¿Estás mejor? —dice mirando con rostro angustiado. No puedo evitar no colocar expreción de "ow que tierno eres".
— Sí —digo con una tierna sonrisa. ¿Estoy bien?.
Mi mejor amigo desaparece de mi vista.
Me tiro de espaldas sobre mi cama.
Si no fuera por sus ojos, sería idéntico a su hermano...
Suspiro.
Cierro fuertemente los ojos.
Mierda Jennifer, siete años estuviste sin saber ni puta madre de el... sin escuchar su voz, nada... ¿creés que se a acordado de tí?... —dice mi subconsciente.
— Pues claro que no... —me respondo en voz alta.
Sin embargo, siete putos años... y aún no lo olvidas... —dice.
— ¡Cállate! —grito.
— ¿Con quién hablas?, ¿tienes un amigo imaginario o algo? —dice Daniel parado en el marco de la puerta — ¿¡Tienes un mejor amigo imaginario!? —dice haciendo un puchero y con el ceño fruncido. Se ve adorable.
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Cuando Nos Volvamos A Encontrar... (#2)
Любовные романыLas circunstancias cambiaron, antes ambos estaban solteros... pero la edad no les favorecía. Ahora, ambos en una relación seria; ahora que la edad les favorese... ¿dejarán todo ésto atrás por su amor?, mejor dicho, ¿sera verdadero amor?... si quiere...