Capítulo 1. Byun Baekhyun.

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En mi trabajo existían los buenos momentos, así como también, los que más odiaba y lo único que deseaba era que una gran roca cayera del cielo y me hiciera el favor de quitarme la vida. Ser "prostituto" no era cosa fácil. Por ejemplo, cuando inicias con este trabajo desde abajo, tienes que fingir una sonrisa y sobre todo, actuar como toda una actriz porno. Gemir, moverse y no mostrar todo el dolor que sientes al ser penetrado con una preparación no adecuada. Ah, ni cómo olvidar esas veces en las que volvía a casa prácticamente sangrando del culo, llegaba a asustarme en ocasiones. Sin embargo, y aunque suene un poco mediocre, logré subir de puesto. Kris me había llamado a las nueve de la mañana, citándome en su oficina. No pude evitar sonreír en medio de su llamada. No estaba enamorado de él, pero ¡joder! Era mi mejor cliente, pagaba bien y siempre me llevaba una buena follada de su parte.

Yo sin pensarlo un segundo más acepté, corriendo a mi baño y eligiendo entre lociones para perfumar mi pálida piel. Yifan siempre me recordaba que debía presentarme formal cuando nos viéramos (eso incluía oler bien e ir bien peinado y vestido), porque siempre tenía visitas en su despacho.

Bastaron cuarenta minutos para estar listo; un pantalón de vestir negro algo ceñido, una camisa blanca de manga larga y un chaleco de lana color amarillo suave. La verdad, si me miraban en la calle no les pasaba por la mente que mi trabajo fuese ser un prostituto, en cambio, pensaban que era un hombre de bien que se ganaba el dinero con sudor y esfuerzo, no abriendo las piernas y gimiendo en la cama de algún chico millonario.

Y así era como me ganaba la vida; no tenía estudios, ni mucho menos algún trabajo honrado para dejar esta mierda, ¿pero a quién engaño? Después de todo, vivía bien. El edificio de Kris no me quedaba tan lejos, tan sólo a veinte minutos.

Las puertas se abren y ahí estaba de nuevo (como cada fin de semana que solicitaba mis servicios). La mayoría ya me conocía en ese lugar, incluso llegaban a saludarme algunas secretarias. Y cuando por fin estaba por entrar a la oficina de Kris, su estúpida secretaria me detuvo, poniéndose de pie frente a la puerta.

— El señor Wu está ocupado, no puedes entrar.

— Él me llamó, así que puedo entrar, ¿o no? —Me crucé de brazos sin desprender mi mirada de ella— además, ¿Cuántas veces te ha dicho que me dejes pasar aunque esté ocupado? —Y ahí estaba lo que quería; esa chica me miraba con furia y al parecer con deseos de partirme la cara. Sonreí de medio lado—. ¿Me dejas pasar?

Sus tacones negros se escucharon chocar contra el piso con fuerza, para posteriormente sentarse frente a su ordenador. Quería reírme en su cara, pero preferí solo girar el picaporte y entrar. Yifan se frotaba las sienes con ambas manos, parecía frustrado y enojado.

— No quiero que la mercancía se mueva a París hasta que me paguen más dinero, ¿tienes una idea de cuánto cuestan esos modelos?

Yo preferí guardar silencio y sentarme en el sofá café claro. Cuando Yifan se molestaba su humor parecía el de un demonio, por lo que siempre evitaba llevarle la contraria. Los minutos pasaban y aquellos hombres seguían discutiendo, hasta que el hombre de negocios cerró su maletín negro con cierto enojo y se fue. Me quedé solo con Kris.

— Ese cabrón, ¿acaso es sordo y no escucha lo que digo? —Me puse de pie y caminé hasta su escritorio, él por su parte se giró sobre su silla, me senté en sus piernas.

— Relájate, ya todo saldrá bien—. Sus negocios me importaban también, y no es que me preocupara por él, sino que, si él fallaba con algo que tuviera que ver con dinero, yo me quedaba sin trabajo literalmente—. Usa tu mejor arma, eres bueno con las palabras y lo sabes—. Y mis dedos comenzaron a acariciar su rostro, bajando por su mandíbula y tocando sutilmente sus labios.

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