Capítulo final.

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Baekhyun sonríe desde la cama al ver a Chanyeol arreglándose como todas las mañanas para salir al trabajo. No sabe cuántos meses lleva viéndolo así ¿o ya son años? Pero da igual, porque no se cansa de verlo, ni tampoco de la manera en que peina sus cabellos desde las seis am para salir al trabajo.

Chanyeol nota su mirada y le sonríe a través del espejo, Baekhyun le lanza un pequeño beso coqueto y Chanyeol no sabe qué hacer más que reír. Se acerca a la cama con su traje negro, gateando hasta donde está su pareja y Baekhyun jala de su corbata para atraerlo más. Se funden en un suave y tierno beso mañero, en medio de risas infantiles y de sonrisas enamoradas.

— Baekhyun, aún deberías de estar durmiendo, es muy temprano—. Susurra el alto, repartiendo pequeños besos en sus mejillas.

— Mh... es que te vas a la oficina y te extraño aquí, es aburrido estar solo parte del día.

— Entonces ve por la tarde a la oficina ¿sí?

El castaño asiente y le roba un último beso a su prometido antes de que se vaya. Explicar lo que ha pasado en casi tres años es fácil. Porque ya no hay más hombres que lo toquen, solo las manos de Chanyeol, y la forma en que es feliz ahora le llenan de paz.

Ya no vive con Kyungsoo, aunque no hay día en que se manden un mensaje, o que cada uno vaya al departamento del otro. Aún le causa gracia recordar los primeros meses de Jongin en acostumbrarse a su nueva vida, en aquel viejo departamento y con un trabajo (que no era tan alta la paga). Aún tiene presente en su memoria el enojo que hizo su padre el día de la boda, para luego quitarle cualquier posición económica por homosexual. Aunque, siendo sinceros, a Jongin se le miraba más feliz y energético.

Se retira de su hogar apenas cuando el reloj marca las tres de la tarde, con la comida en mano para Chanyeol y para él, y con un humor tan bueno que es difícil que lo pongan de malas. Gira hacia la izquierda y casi choca con una señora, retrocediendo unos cuantos pasos hacia atrás.

— Lo siento—. Se disculpa Baekhyun, haciendo una pequeña reverencia y queriendo volver a retomar su camino. La mano de la mujer se posa sobre la de él, deteniéndolo. Baekhyun la mira y sus ojos se agrandan por unos escasos segundos—. Ah... hola.

— Hace tanto que no te veo... ¿has estado bien? —Pregunta su madre, con el rostro lleno de preocupación.

— Sí, todo bien.

— Tú... ¿te vas a casar? —La mujer mira el anillo de compromiso que adorna el dedo de su hijo—. ¿Es una buena mujer?

— Es hombre.

El ambiente se torna pesado, y es que, a pesar de que sea su madre, siente que es una completa extraña frente a él. Quiere marcharse y decirle que tiene prisa, pero la nota nerviosa y queriendo decir algo. Baekhyun se distrae mirando los coches, su madre aún no le suelta la mano.

— Lo siento por todo, Baekhyun... lo siento por no haberte creído a tiempo, por haber sido una mala madre. Lo siento por...

— Solo ya no digas nada—. Le dice, apartando su mano con gentileza—. Son cosas del pasado ¿sí? Ya no importa.

— ¿Me perdonas por todo...?

— Te perdono—. Sus ojos aprecian una amplia sonrisa en los labios de su madre, quien trata de abrazarlo, pero se aparta—. Pero... tú no eres mi madre, te perdono, pero no... no es bueno para mí fingir que te quiero, cuando no es así, lo siento.

— Baekhyun, deja esos rencores atrás...

— A ti no te violó un maldito pedófilo que era el esposo de tu madre—. Una última sonrisa y Baekhyun se retira del lugar.

No sabe por qué, pero siente que su corazón tiene una carga menos en su pecho. Tal vez no tuvo la mejor suerte cuando tuvo quince años, tal vez tampoco tuvo la mejor decisión a los dieciocho al prostituirse. Pero la vida le había sonreído a sus veintiún años al conocer a Chanyeol, y fue en ese instante, cuando decidió comenzar a olvidar todo y ser solo Byun Baekhyun, prometido de Chanyeol y con una vida por delante.


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