Maneje lo más rápido que pude a casa, me sentia decepcionada y triste por lo ocurrido. Lágrimas no dejaban de salir por mis ojos, mi visión se volvia borrosa por el llanto.
Ya no podía más, me hice a un lado de la carretera, apretaba con fuerza el volante. No queria seguir asi, me sentia tonta.
-Basta, por favor-me decía a mi misma, recoste mi frente al volante- para de llorar.
Respiraba hondo, para tratar de tranquilizarme, no sabia que hacer, jamás habia pasado por esto. Me dolia mucho el pecho, sentia como si alguien me oprimiera el corazón, exprímiendolo hasta dejarlo seco.
Cuando por fin me logré calmar retome mi camino a casa. Cuando al fin llegué, aparqué el auto en el garaje y vi a mi papá en la puerta principal, estaba con una taza de café en una mano y en la otra un puro.
Tome mis cosas y me coloque unos lentes de sol que llevaba con migo, no queria que supiera que habia estado llorando. Pase junto a él y solo me limité a sonreír, sabia que si hablaba notaria que estaba mal, podria jurar que mi voz en estos momentos la tendría muy honda.
Papá no me devolvió la sonrisa, solo me observó entrar a casa, deje mis llaves en la mesita del centro de la sala. Cuando iba subiendo las gradas para encerrarme en mi habitación, papá me detuvo.
-Ashley-dijo dandome la espalda- Asi que ¿Crees que tu mamá y yo somos unos estúpidos que no sabemos lo que tú y tu hermano estan planeando?
-No estamos planeando nada- dije con todas las fuerzas para no sonar con voz ahogada.
Papá se volvio hacia mi y me vio fijamente.
-Quiero que te quites esos lentes-dijo muy autoritario. - Quiero que me veas directo a los ojos y me digas la verdad.
-Te estoy diciendo la verdad-dije con un tono muy molesto- y además, siempre veo a las personas cuando les hablo.
Comencé a subir de nuevo cuando escuche unas pisadas resonando en la cerámica que venian detras de mi, papá me tomó del brazo y me jalo con una fuerza que hizo que me quejará del dolor.
-No vuelvas hacer eso- me dijo con un rostro irreconocible- odio que las personas me den la espalda cuando les hablo- con cada palabra que salia de su boca me presionaba más el brazo.
- Papá, me lástimas -le dije tratando de safarme de su fuerte agarre, lágrimas comenzaron a salir de nuevo, pero esta vez del dolor que me probocaba su agarre en mi brazo- sueltame.
-Quitate los malditos lentes- dijo quitandomelos de un fuerte tirón y tirandolos al suelo- Ashley, tu no te iras de esta casa, no te permitiré que te vallas con Samuel.
-¿Todo esto es porque no quieres que me valla a china?- le dije aún tratando de safarme- Papá, es en serio, sueltame me lastimas el brazo.
-Silencio, ¿acaso eres tonta? Tu hermano se casará dentro de poco tiempo, te dejará en la calle. No se hará cargo de ti cuando halla hecho su vida y su familia. Seras una carga para él.
-No, eso no es cierto.
-Escucha, Ashley, escúchame muy bien, no me obligues a hacer algo que no quiero.
- ¿y que harás?- dije de una forma muy retante.
-Lo voy a decederar. Puedo quitarle todo. Puedo hacer lo que quiera.
-¡Que! No, no puedes hacer eso. -comencé a gritar como una loca- Lo haces solo para que me quede aquí. Yo no, no quiero quedarme aquí con ustedes, ya no. No lo soporto más. No puedo quedarme un minuto más, odio este lugar, odio a la gente que vive aquí y también te odio a ti.