Diez

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— ¿Me trajiste mis dulces? — Lilia preguntó en cuanto el cuerpo de su hermano se hizo presente en el pasillo de su habitación.

— Lou te mandó esto ¿Qué tal si le haces un suéter en tus clases de costura?

A Lilia no le gustaban nada sus clases de costura, pero siempre que debía hacer algún detalle para alguien, por alguna razón lo hacía, y le encantaba. La niña sonrió y asintió.

— ¡Me encantaría! — El mayor sonrió y le acarició la mejilla izquierda — ¿Tienes sus medidas o algo así?

— Con las mías — Respondió con simpleza, como si el no fuera cinco tallas más grande que Louis.

Lilia soltó una risita juguetona, que al instante cubrió con su pequeña mano.

— Va a quedarle algo grande ¿no crees?

Harry lo sabía perfectamente bien, pero es que hace un rato, cuando lo vio con su suéter gris y lo bien que quedaba sobre su pequeño cuerpo, le dieron unas inmensas ganas de regalarle mil sueteres con su talla.

— Lo sé, pequeña.

Lilia volvió a reír, para después dejar un beso en la mejilla del alfa.

(...)

Su padre lo había citado frente a su gran trono de oro blanco, cosa que lo hizo bufar y refunfuñar como si fuera un perro.

Ahora estaba frente a el, con una cara de pocos amigos y con su zapato golpeando desesperadamente contra el piso de marmol. Sentía tanta rabia en ese momento, tenía unas inmensas ganas de tirarse encima de su padre y ahorcarlo hasta que a sus pulmones se les terminara el aire.

— ¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres? — Preguntó de forma brusca.

— Bueno, no hay porqué ponerse así, hijito.

El hombre rió, su risa era tan simple, fuerte y fingida, hacía a Harry tener unas horribles arcadas. Seguía sin entender como su madre se había dejado marcar por un hombre tan despreciable como era Des.

— Bueno, tengo cosas más importantes que hacer ¿sabes?

— ¿Cómo ir a visitar al tonto omega pastelero ese?

La respiración de Harry comenzó a volverse terriblemente pesada, por supuesto que no iba a permitir que hablaran de esa forma sobre su omega, claro que no ¿quién se creía este horrible hombre insignificante que se hacía llamar su padre?

— Bueno ¿y a ti qué te importa lo que haga con mi vida?

— No me importa lo que hagas con tu vida, me importa lo que los demás piensen de tu vida.

El menor rodó los ojos con molestia ¿porqué no lo dejaba vivir en paz? Ser feliz es lo único que el quería, vivir sin recibir ordenes de nadie y ser libre.

— ¿A los demás que les importa? Es mi vida, y yo decido como vivirla.

— Mira, no me retes, Harry, que no te conviene nada.

— ¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a matar a tu propio hijo? Digo, ya has matado a tu omega, no creo que matar a tu hijo sea muy diferente.

— ¡Callate! ¡Deja de decir estúpideces! —Vociferó — Y no, no voy a matarte, voy a hacer algo peor.

Sonrió, y Harry pensó que esa era la sonrisa más asquerosa que ha podido ver en toda su vida.

— ¿Y qué vas a hacer? ¿Quitarme mi poder como príncipe? Hazlo, adelante.

Por supuesto que Des no iba a hacer eso, sería darle a su hijo lo que más quería, y por supuesto que no.

— Vas a casarte.

—¿Casarme? ¿Qué mierda tienes en la cabeza?

Des sonrió.

— Sí casarte, con una bonita omega que he conseguido para ti. Te encantará.

Por supuesto que no iba a encantarle, claro que no, porque solo Louis le encantaba.

— ¿Acaso es un lindo omega y se llama Louis?

— Claro que no, estúpido.

Ahora fue el turno para Harry de mostrarle una sonrisa maliciosa.

— Pues entonces metete a tu omega perfecta por donde mejor te quepa, porque yo no pienso casarme con nadie

— Si no te estoy preguntando — Se burló — Es una orden.

— ¡Tu no eres nadie para mandarme! — Apretó sus puños con fuerza, estaba más que enojado, y dos alfas enojados en la misma habitación nunca es agradable.

Apestaba a enojo y molestia.

— Soy tu padre, y no es a libre elección, es lo que tocó, no hay de otra, vas a casarte quieras o no, ¿entiendes?.

Harry estaba a punto se echarse a llorar en el frío suelo de mármol, pero no, no se mostraría débil frente a su padre.

— ¡Te odio! — Le gritó antes de irse corriendo a su habitación.

Se tumbó sobre las suaves sabanas de seda blanca, empapandolas con sus lágrimas. Era un alfa, pero a ellos también se les tiene permitido llorar, porque tienen sentimientos ¿no?

Tomó su celular y marcó a la primera persona que se le cruzó por la mente.

— Harry, Hola.

Su dulce voz era lo único que necesitaba escuchar en ese momento, solo eso.

— Ángel — Murmuró — Te necesito.

Louis se asustó al instante ¿algo malo estaba pasando con su alfa?

¿Qué pasa? ¿Qué está mal, amor?

Harry suspiró, tratando de no parecer demasiado ridículo con sus sollozos y lágrimas abundantes.

— Mi padre — Susurró — Quiere que me case, Ángel, que me case con una omega y yo- yo no quiero.

Tranquilo, cielo, tranquilo. No va a pasar nada ¿bien? Tal vez puedas mantener una relación afectiva con ella ¿no crees?

Louis se sintió mal al decir esto, pero ¿que podía hacer? El solo era un omega pastelero insignificante, y Harry un príncipe

— No, Lou, no lo entiendes — Le dijo — Yo no quiero casarme con una omega, yo te quiero a ti.

Harry, esto está mal, tu eres un príncipe, debes estar con alguien que esté a tu nivel.

— Tu eres mucho más que alguna princesa mimada y tonta, Ángel, muchísimo más.

Louis soltó una pequeña risa suave al otro lado de la línea.

No sabes lo que dices.

— Sé lo que digo, y lo que quiero, y yo te quiero a ti.

Blue eyes (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora