Su celo había terminado hacía aproximadamente tres horas y se encontraba más que cansado.
Su brazo dolía un poco e incluso podía sentir que estaba algo entumesido gracias al movimiento anterior tan persistente.
— Lou — Su madre irrumpió en su ambiente de tranquilidad, haciendole suspirar con cansancio y soltar un pequeño gruñido de gatito — Un alfa ha venido a buscarte durante tu celo — La mujer se recargó sobre el marco de color blanco de la puerta, con una sonrisa pintada en los labios — Le dije que no estabas, pero era algo necio. Me ha dejado su número para que le llames y le confirmes que estás bien, al parecer no confiaba en mí.
— Bien — Susurró — Bien — Dijo de nuevo, tallando sus ojos con pereza, para después enderezarse sobre la cama y abrazar aquél gato obeso y blanco que llegó maullando y ronroneando hacia su pecho.
— Era muy guapo ¿está cortejandote?
Louis negó con el entrecejo fruncido mientras Johanna simplemente le pasaba un papel.
— Lo sé, y no, no me está cortejando.
— Parece ¿De dónde le conoces?
Louis se encogió de hombros, sintiendo como su lengua estaba fija en su lugar, incapaz de formular palabras, y su garganta seca de letras, sin poder producir sonido alguno.
Al final solo se encogió de hombros.
— Bien, me voy para que puedan hablar.
Louis estaba casi seguro de que no podría soltar palabra alguna sin sudar como cerdo o morirse de vergüenza, pero de todas manera asintió, solo para que su madre le dejara en paz y se fuera.
Y lo hizo. El omega suspiró.
Se aclaró la garganta mientras guardaba en su celular aquél numero telefónico impreso en aquel pedazo de hoja de papel arrugado y con una caligrafía descuidada y simplona.
Marcó en seguida, sin saber lo que estaba haciendo y mucho menos lo que iba a decir, simplemente esperando por su fin.
— ¿Hola?
Louis se quedó callado, intentando procesar sus acciones, pero sobre todo, intentado procesar lo ronca y linda que sonaba su voz por medio del teléfono. Incluso si su telefono del tamaño de un ladrillo no tenía muy buen sonido.
— ¿Quien habla?
Louis se aclaró la garganta, para después soltar una pequeña risilla nerviosa.
— Uh, hola, soy Louis.
Louis se sintió cohibido y Harry sintió como su corazón latía rápidamente, como la primera vez que lo vio en aquella pastelería. Sentía una conexión especial con el. Sí, ese tipo de conexión alfa-omega, donde no puedes vivir sin tu alfa u omega aún así no haya una marca de por medio aún.
Creía en los hilos rojos, en las almas gemelas y en el amor a primera vista, sin duda alguna, creía más en el último, pues Louis había logrado hechizarle con apenas una mirada de aquellos ojos azules tan brillantes y tristes habían logrado enamorarlo. Robandole suspiros y miles de sonrisas bobas.
— ¿Harry Estás ahí?
Harry sacudió su cabeza, alejando todos los pensamientos tontos que traía encima. Para el no eran nada tontos, al contrario, soñaba con algún día encontrar al amor de su vida como en las lindas películas de Disney que a Lilia le gustaba tanto ver, donde una bonita princesa omega se enamoraba sin siquiera cruzar palabra de algún principe alfa, algunos casos beta y vivían felices para siempre.
— Uh, claro que sí, Lou.
Louis rió y Harry se sintió morir con lo bonita que era. Todo en el era extremadamente lindo.
— Mi madre dijo que viniste a buscarme.
Harry sonrió, porque su voz sonaba tan inocente, aguda y linda, que hacía a su corazón saltar de alegría.
— Sí, me dijo que no estabas. Es muy amable
— Siento no haberte recibido, Harry.
Sintió como su corazón se comprimía al escuchar la manera en que su dulce voz pronunciaba su nombre con ese acento inglés que el y solamente el lo hacía lucir lindo. Muy lindo.
— No hay problema, tu hermana y tu madre son muy simpaticas.
Louis volvió a reír, porque así eran su hermana y su madre al tratarse de algún alfa wue parecía estarlo cortejando.
— Piensan que estás cortejandome.
Volvió a reír, y Harry tenía serios problemas con su risita suave, inocente y linda. El sonido más lindo del mundo, sin duda alguna, tan delicado y angelical, como todo el mismo.
Harry rió con el, sin siquiera saber el porque, y sintiendo un cosquilleo extraño en la boca del estomago.
— ¿Y te gustaría que lo hiciera?
El tono coqueto impreso en au voz hizo a Louis congelarse en su lugar, y hacer a su omega chillar de emoción en su interior. Solo sonrió con las mejillas sonrojadas.
— Tal vez sí, tal vez no.
Se sorprendió a sí mismo con su propia respuesta, y rió complacido de sí mismo.
— Creo que tomaré eso como un sí, belleza.
Su omega chilló, gritó, cantó y gimió de emoción dentro de sí.
— ¿Belleza?
Harry soltó un pequeño sonido de desilusión.
— ¿No te gusta?
Louis sonrió, jugando con el dobladillo de su suéter como toda una omega adolescente hablando con su alfa por teléfono.
— Sí, es solo que nunca nadie me había dicho así antes.
Harry estaba sorprendido y feliz. Sorprendido porque Louis era lo más hermoso del mundo, y feliz porque era el primer alfa en decirle algo lindo.
— ¿Nunca te habían cortejado antes?
Estaba realmente sorprendido de que ningún alfa hubiera cortejado a ese omega tan lindo antes. Muy sorprendido, porque, vamos ¿quién no querría ver la marca plateada se sus dientes sobre ese cuello dorado y brillante?
— En realidad no, y dudo que tu quieras hacerlo, en realidad.
Harry soltó una risa, estruendosa, ronca y preciosa.
— ¿Porqué no querría hacerlo? eres precioso
— No sabía que prefieieras los omegas chico.
— Sí, bueno, en realidad no le voy mucho a los omegas hombre, pero tu eres la excepción. Además, cariño, las omegas mujeres son interesadas, chillonas y caprichosas.
El estómago de Louis revoloteó, literal, sentía tantas mariposas que sentía que su estomago volaba por sí mismo.
— Yo también soy así, solo que aún no me conoces lo suficiente.
— No lo entiendes, lindo, tu eres diferente, muy diferente a los y las demás omegas.
— Soy solo uno más del montón, Harry.
Su voz sonaba inexpresiva, y el alfa realmente no sabía que pensar.
— No, no lo eres, lindo.
Para el era mucho más que eso, aunque tuvieran apenas semanas de conocerse, aunque no supieran nada el uno del otro y sus vidas fueran completamente distintas, Harry podía sentirlo, podía sentir que eran almas gemelas, el uno para el otro, que había un hilo rojo uniendolos. Y tal vez Louis también lo sentía, pero no quería ilusionarse

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Blue eyes (omegaverse)
De Todo"No puedo poner el mundo entero a tus pies, Louis, pero puedo poner a tu merced España entera cuando desees" Portada por xstylesgirl93x :)