Veinticuatro

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Harry despertó.

Su cuerpo dolía como si tres camiones le hubieran pasado por encima. Sentía que su cabeza iba a estallar y que su pene se iba a caer de tanto uso en un solo día. Observó al pequeño cuerpo que todavía permanecía a su lado, con el tacto delicado de sus caderas contra las sábanas blancas. Su mejilla izquierda estaba presionada contra la suave almohada y Harry juró nunca haber visto algo tan precioso como su omega.

Parpadeó suspirando. Gracias al cielo todos esos recuerdos borrosos que permanecían en su mente sobre el supuesto compromiso con la omega pelirroja no había sido más que un sueño. La reconocía como la princesa de Francia, hermosa pero con la cabeza totalmente hueca.

Admiró al cuerpo aún dormido de Louis, el cual le parecía precioso. Acarició su brillante piel sin pensarlo dos veces, y se preguntó en que estaba pensando cuando dejó ambas palmas de sus manos grabadas en su delicada piel que tan bonita era. En sus caderas habían dos hematomas, que Harry estaba seguro de que el había dejado mientras le follaba.

Al recordar eso, se sintió repentinamente feliz, por que su omega era suyo, si bien no completamente, pues aún no llevaba su marca en el cuello, fue suyo desde el momento en el que se entregó a el de esa manera. Si no sintiera que su miembro viril iba a caerse en cualquier momento (como después de cada celo) su pene hubiera estado ya erecto listo para hacerle el amor de nuevo a su Lou.

— Harry — Louis murmuró aún medio dormido, volteando hacia a un lado, donde el alfa permanecía acariciando su espalda baja y de repente descendiendo a su trasero sutilmente.

— Buenos días, amor — Le dijo. Besó su frente y le sonrió.

— Hola — Su vocecita de bebé al despertar era sumamente adorable, y más con su cara de recién levantado y su pelo revuelto.

— ¿Como estás? ¿Cómo te sientes? — Le acarició el labio inferior sonriente a la vez que aún lo sostenía por la cintura.

— Bien, creo — Recargó su cabeza en el pecho del alfa, éste recargó su barbilla en la cabeza del menor — ¿Y tu?

— Excelente — Besó su cabeza dulcemente para después abrazarlo por los hombros y apretarlo contra su pecho — Aunque creo que mi pene se va a caer.

El omega soltó una risa suave que acarició el pecho de Harry, cosa que le hizo sonreír como un tonto.

— Seguro que sí. Ayer parecías insaciable, Hazz.

— Y tu ni se diga, omega, que pedías cada vez más.

Louis frunció su entrecejo sintiéndose repentinamente avergonzado. Llevó su mano derecha hasta el pecho del mayor para dejarla ahí deacansando y luego guiar una de sus cortas piernas a la cintura del ojiverde para dejarla ahí, como si no estuvieran desnudos y como si en ningún momento sus miebros fueran a hacer fricción.

— Calla — Susurró — Te gustó ¿no?

¿Qué si le había gustado? ¡Le había encantado! Sus gemidos eran tan lindos y agudos, además esos preciosos ruiditos acompañados de su apretado interior tan deslizable eran como el mismo cielo.

— Por supuesto que me gustó, bebé.

— ¿Seguro? — Preguntó montandose en su regazo, presionando sus manos en el pecho del menor y agachandose para quedar cerca de la cara del mayor.

— Muy seguro — Murmuró tomando a Louis por la cintura mientras sentía como éste comenzaba a frotarse sobre su pene de forma lenta y tortuosa, por lo menos para el — Mmm ¿está caliente mi bebé?

Louis soltó un pequeña risa aún frotandose sobre el miembro del mayor, consiguiendo mojarse y soltar un pequeño gemido. Se acaban se despertar y ya están pensando en sexo de nuevo, sin duda les esperaba un futuro lleno de sexo, mucho mucho sexo.

Blue eyes (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora